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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Fin del secreto de confesión: cuando la justicia se impone a la tradición católica

Luego de que la Cámara de Diputados aprobara una ley que elimina el secreto de confesión de sacerdotes en caso de delitos a menores, el debate quedó abierto. Al respecto, expertos consultados aseguraron que la Iglesia Católica debería establecer criterios propios cuando se trate de situaciones delictivas.

Eduardo Andrade

  Jueves 25 de abril 2019 18:12 hrs. 
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Romperlo es capaz de situar al afectado en el que es, quizás, el castigo con mayor peso en la iglesia: la excomunión. Y es que, para los católicos, el ritual de la confesión es una de las siete vértebras que componen su sacramento. La pesadumbre del pecado es expuesta entre las sombras y ante un encargado, y la conciencia se torna más liviana, aunque con la certeza de que todo quedará allí.

¿Es necesario mantener el secretismo de la confesión en los sacerdotes? Esta semana, el tema en Chile se encuentra en el centro de un debate legislativo, discusión que se viene dando desde mayo del 2018.

En ese entonces, en medio del viaje de la Conferencia Episcopal de Chile a Roma -justamente para tratar temas referentes a una crisis que azotaba a la iglesia chilena por los conocidos casos de delitos sexuales-, el diputado DC, Raúl Soto, presentó un proyecto de ley que buscaba modificar el Código Procesal Penal. La inclusión propuesta allí consiste en la obligación de los líderes religiosos de denunciar abusos contra menores de edad.

Un año después, esta iniciativa fue aprobada por la Cámara de Diputados. Es importante recalcar que hasta el final se pretendía excluir al tema del secreto de confesión de la ley, sin embargo, esta excepción fue rechazada y la ley partió en su totalidad al Senado.

¿Qué dice el derecho canónico al respecto? Para el académico de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile, Álvaro Ramis, el objetivo de la confesión expuesto allí es mantener, justamente, la confidencialidad, así como entregar alivio a la conciencia.

En ese sentido -aclaró el académico-, tiene bastante similitud con la labor de un psicólogo, pero recordemos que en ese ámbito sí existen mecanismos de acción ausentes en la Iglesia.

Álvaro Ramis

Álvaro Ramis

“Un psicólogo que recibe una denuncia de carácter criminal también tiene límites en su confidencialidad y establece criterios biomédicos que le permitan decidir si puede mantener la confidencialidad. Eso no ocurre en el caso de la confesión, donde en, todo evento, se debe mantener el secreto”, explicó Ramis.

El académico, además, comentó a Diario y Radio Universidad de Chile que la Iglesia Católica no debería verse vulnerada por esta situación de ninguna manera y, más bien, debería adoptar estos criterios como propios.

En esto coincide el historiador y experto en la institución milenaria, Marcial Sánchez, quien, en conversación con nuestro medio, explicó que estos lineamientos sí están presentes en iglesias de otras sociedades a nivel mundial.

“En los sectores del mundo oriental, la propia Iglesia tiene códigos de acercamiento a estos temas a través de protocolos. Eso yo creo es lo que va a empezar a suceder. Estos protocolos han ayudado a que los sacerdotes puedan dar cuenta de hechos de este tipo. El problema es que siempre se cae en la misma situación del derecho canónico”, resaltó Sánchez.

Para el historiador, la posibilidad ideal, pero muy remota, es justamente cambiar el derecho canónico.

MARCIAL-SANCHEZ

Marcial Sánchez

Jaime Galgani, profesor universitario y exsacerdote católico, comentó que, justamente, por un tema de repercusiones en la sociedad es que se cambió la forma de confesión pública instaurada en los inicios del catolicismo. Para Galgani, leyes como la propuesta por Soto deberían hacer pensar a la iglesia católica sobre el verdadero sentido de la confesión.

¿Tiene que ver el arrepentimiento con un pago de culpas frente a la justicia, cuando esta lo requiere así, o solamente se trata de un tranquilizante mental? Galgani lo explico así:

“Una buena administración del secreto de confesión requiere que el penitente cumpla con ciertas condiciones. El sacerdote perfectamente puede decir, por ahora no te absuelvo hasta que no cumplas las condiciones. Y la primera es cumplir con lo que la sociedad exige”.

Hay que resaltar, además, que la intención de este proyecto incluye también a otras religiones que conciben entre sus principios la confesión y el secretismo de la misma.

Por esta razón, según Álvaro Ramis, no sería extraño que en el futuro la legislación se amplíe, incluso, más allá de los delitos sexuales.

Para el académico de la Universidad de Chile, la Iglesia Católica debería adelantarse a estas iniciativas y establecer criterios propios en situaciones que vulneran la convivencia pública, tal cual sucede, por ejemplo, con las instituciones educativas.

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