Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 19 de abril de 2024


Escritorio

Cuenta pública: las contradicciones de un discurso que no se sostiene

Columna de opinión por Comunicaciones MAT
Jueves 6 de junio 2019 9:06 hrs.


Compartir en

 

Leer/oír, el discurso del Presidente Piñera, en función de lo que como Movimiento Socioambiental deseamos, se vuelve un ejercicio extenuante. Esto, no por su extensión,  ni por su recurrente retórica conservadora, en función de la idea única de familia, con un acento marcado fuertemente en la estigmatización y el control social; sino, por su omisión deliberada respecto a la crisis socioambiental que sorteamos como pueblo. Crisis que tiene un principio y un final en un modelo que no es garantía de vida, ni de bienestar horizontal para todos quienes habitamos este largo país.

Es más, se continúa instalando en los distintos territorios, el término de zonas de sacrificio, señalando que son territorios completos expuestos al albedrío de las inescrupulosas empresas, las cuales en función de sus ganancias, privan a sus habitantes de todo acto de justicia o equidad.

Asimismo, enfatiza en los diversos foros y cumbres que se aproximan, a saber, la APEC y la COP25, ambas instancias a realizarse entre los meses de noviembre y diciembre. Donde la primera apuesta a una mirada respecto al intercambio comercial y la “cooperación” entre Asia y el Pacífico, donde se agrupan países con economías muy fuertes, y donde Chile ocupa meramente un lugar de primario exportador, en esta cadena comercial. Instando así, a que las fronteras de la mega-minería continúen expandiéndose dentro de los límites a nivel país.

Mientras, la COP25, debiese hacernos cuestionar precisamente esa forma de producción, altamente contaminante y destructiva, para lograr llegar justamente a – en palabras del Presidente Piñera- “compromisos más ambiciosos y exigibles que los logrados en la COP de París, para luchar con mayor eficiencia contra el calentamiento global”.

No obstante, a reglón seguido de esta frase, defiende el TPP11, donde a Chile se le exige seguir ocupando el rol que ya tiene en esta cadena productiva global, que poco vela por el cuidado de la tierra, que no defiende la biodiversidad de ecosistemas, y por ende, de los diversos territorios, protegiendo en cambio el estatus de una economía cada vez más abierta, diseñada para fortalecer los centros y precarizar, aún más, las periferias.

Por tanto, siendo un año donde se realizarán dos actividades que centrarán la mirada de una parte del mundo en nuestro país, nos parece que es inaceptable que no se incorporen medidas reales que apuesten al beneficio del bien común, como es la desprivatización del agua o el cierre urgente de termoeléctricas altamente contaminantes. En cambio, celebra la idea de Chile Potencia Alimentaria, donde las y los habitantes de los distintos territorios han sido testigos de arrasamiento indiscriminado de flora y bosque nativo en los distintos cerros y laderas, en función de la ganancia de pequeños grupos. Asimismo, anuncia el destrabamiento de proyectos mineros, resistidos por quienes en torno a ellos habitamos.

En miras de los desafíos que como movimiento nos hemos trazado, sabemos que hay una gran distancia entre lo que se anuncia, y lo que como pueblos deseamos, soñamos y proyectamos. Y es en función de esas proyecciones que seguiremos trabajando en la búsqueda del buen vivir, la autodeterminación de los territorios y sus pueblos ancestrales, y a ponerle fin a este ambicioso modelo extractivista.

 

El MAT articula espacios desde Arica hasta Magallanes. Es una instancia de intercambio y organización de comunidades que quieren recuperar el agua y los territorios en Chile. 

 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.