Presionar judicialmente a sus ex parejas es una de las formas en que los agresores continúan violentando a las mujeres una vez que se termina la relación. Pelear por el cuidado de los hijos, quitar los bienes o cobrar deudas pendientes que se dieron en el contexto de vida común, son parte de las acciones que los hombres ejercen para amedrentar.
Así fue en el caso de Claudia Lorca, que luego de terminar la relación con quien la maltrataba psicológicamente, debió seguir enfrentada a nuevos métodos que su ex pareja encontró para hostigarla judicialmente.
Miedo y amenazas
Claudia Lorca conoció al abogado Luis Gutiérrez el año 2013. Él fue su primer su primer pololo y al recordar asegura que al inicio se sentía muy enamorada. Sin embargo, la relación no era vista con buenos ojos por su entorno cercano.
Con el avance del tiempo él comenzó a ser muy celoso y a prohibirle cosas, como por ejemplo salir a hacer ejercicio o participar en actividades recreativas del municipio. Para Claudia esas actitudes parecían normales y las atribuía al amor que él decía tenerle y la inseguridad que tenía por ser trece años mayor que ella.
En 2015, cuando quedó embarazada, se fueron a vivir juntos y aunque él era agresivo, la maltrataba psicológicamente y era infiel, ella asegura que creyó que por la hija que esperaban cambiaría, pero, por el contrario, las situaciones de violencia no se detuvieron y una vez intentó golpearla. Entonces fue cuando se decidió a dejarlo y abandonó la casa, cuando su hija tenía un mes.
Luis Gutiérrez siempre amenazaba con quitarle a la niña, y que si ella se separaba de él no la volvería a ver, un hecho que mantenía a Claudia asustada e insegura de alejarse de su agresor.
“Decía que como él tenía dinero y una profesión, y supuestamente muchos contactos buenos, le iba a ser súper fácil quitármela. Y yo tenía miedo. Él me contaba casos que llevaba y supuestamente sus amigos jueces prácticamente le quitaban para siempre sus hijos a las mamás”, recordó.
Un año de búsqueda y acoso judicial
En febrero de 2016 Luis estaba al cuidado de su hija que en ese entonces tenía tres meses, tal como lo había acordado judicialmente con Claudia, pero el día en que debía llevarla de regreso con su mamá no lo hizo y desapareció. Ella intentó contactarlo, pero no lo consiguió.
Paralelamente comenzó a acosarla judicialmente, iniciando decenas de querellas en su contra por delitos que ella no cometió y que han sido desestimadas por la justicia por falta de mérito. Entre esas ingresó una denuncia por abuso sexual en Santiago, mientras retenía a la niña, desobedeciendo la orden de entrega inmediata emanada del tribunal de Pudahuel mientras intentaba obtener el cuidado personal en el Juzgado de Familia de Puerto Montt, donde simuló estar viviendo. Este tribunal no negó su solicitud de inmediato, por falta de legislación al respecto, tardando meses en declararse incompetente debido a la lentitud de la Corte de Apelaciones en tramitar dicha declaración, lo que le permitió seguir con su hija amparado contradictoriamente en la ley.
En el intertanto ningún tribunal informaba este nuevo domicilio a la madre, ni ningún actor judicial que vio a la niña en esos meses cumplió la orden de entrega inmediata del juzgado de Pudahuel.
Sobre aquella situación, la abogada de Claudia Lorca, Alicia Herrera, criticó la forma en que se procedió. “El tribunal nunca se cuestionó, por ejemplo, que con una niña supuestamente abusada, que nace con una enfermedad crónica, los médicos no habían derivado antecedentes al Ministerio Público, pero solo dicen ah es grave y le dan el cuidado a él sin ni siquiera cuestionarse, sin citarla a ella y preguntarle su versión”.
Gracias a una campaña mediática que se inició, sumada al apoyo de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres que respaldó sus labores de búsqueda, luego de un año y tres meses Claudia Lorca dio con el paradero de Luis Gutiérrez, volvió a ver a su hija y recuperó el cuidado legal.
En todo ese período Claudia se sintió asustada por las causas judiciales que había en su contra y también de algunos familiares, las que suman 70 en total. Deudas impagas, amenazas, maltrato, e incluso abuso sexual contra su hija fueron las acusaciones que su ex pareja le hizo, demandas que ingresaba en diversos tribunales del país, utilizando direcciones falsas, mismas que la mujer visitó una por una para ver si lo encontraba y podía recuperar a la niña.
“Yo en un momento sentí que no había justicia de parte de los tribunales ni de ningún organismo del Poder Judicial. Porque se le permitieron tantas cosas, tantos ingresos que siempre eran lo mismo, y que no se haya hecho nada a mí me daba mucha impotencia, mucha rabia”, indicó Claudia.
Si bien judicialmente las causas no avanzaron, la situación tuvo repercusiones directas en ella y su familia. No solo se han sentido todo este tiempo inseguros, asustados y amedrentados por lo que Luis hace, y por el miedo a que como abogado pueda tener favor en el Sistema Judicial, además, producto de las demandas de abuso sexual la hija de ambos, hoy al cuidado de Claudia, ha tenido que someterse a diversos peritajes en organismos públicos para que se compruebe que no ha sido víctima de aquello.
Además, durante todo ese período debió pagar diversos abogados, gastando altas sumas de dinero, pero sin que lograran llegar a nada, incluso ofreciéndole trámites legales que nunca pusieron en marcha. Para ello debió endeudarse ella y su familia en créditos que le permitieran pagar pasajes para buscar a su hija y luego defenderse de las acusaciones.
“Los agresores se van aprovechando del colapso del sistema para poder alargar un proceso de familia y así provocar este acoso judicial constante, porque con Claudia yo cierro una causa hoy día y mañana él me interpone otra nueva”, comentó su abogada Alicia Herrera.
El sistema judicial como forma de hostigamiento
La situación vivida por Claudia no parece ser tan aislada, pues presionar de esta forma a las ex parejas es común de parte de los hombres para provocar miedo de, por ejemplo, perder el cuidado de los hijos o hijas, y de esta forma mantener el control sobre las mujeres.
Al respecto, la abogada de la Red Chilena contra la Violencia hacia las mujeres, Silvana del Valle, explicó que “hay agresores que atacan a las mujeres iniciando una serie de demandas y de querellas de distintos tipos para atosigarlas, para abrumarlas con esta cantidad de cosas que les llegan”.
Agregó que “además, son normalmente agresores que tienen los medios económicos o culturales para acceder a estos actores de justicia. Es decir, ellos son abogados, o tienen amigos abogados o tienen dinero suficiente para contratar abogados, para contratar peritajes. Tienen una facilidad para acercarse a los actores del sistema, lo que tiene que ver con una clase y también con sus redes sociales”.
La abogada de Claudia Lorca, Alicia Herrera explicó que en estos casos “el sistema es casi abusivo, permite violentarte más de lo que tú ya sufres, porque me obliga a ir a defenderme, a probar que no estafé, que no abusé de un niño, de que no lo maltraté, me obliga a defenderme en un tribunal de que yo jamás hice eso y, además, después de todo, ellos no se dan cuenta que todo este acoso también te afecta mentalmente y entonces tus peritajes no van a salir del todo bien”.
“El sistema no se ha dado cuenta que está fallando”, agregó.
En la actualidad Claudia tiene tres causas abiertas por demandas interpuestas por su ex pareja. Alicia, su abogada, es consciente de que el proceso no terminará pronto, por lo que aseguró que es de suma importancia que en este tipo de disputas judiciales se pueda analizar psicológicamente a los agresores, y así entender con qué tipo de personalidad se está obligando a una mujer a convivir y enfrentarse en los procesos legales, lo que podría ayudar a prevenir y predecir cuándo alguien ejerce este tipo de violencia amparada en la institucionalidad judicial.