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Año XVI, 19 de marzo de 2024


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Kevin Skerrett, experto en pensiones: Los países que tomaron la opción chilena, hoy están volviendo atrás

En conversación con Diario y Radio Unviersidad de Chile, el asesor previsional canadiense comparó el sistema mixto presente en su país de origen y el sistema chileno, basado en cuentas obligatorias de ahorro individual.

Claudia Carvajal G.

  Domingo 14 de julio 2019 9:50 hrs. 
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Invitado por Fundación SOL para dictar una charla sobre sistemas de pensiones en el marco del Seminario “Derribando mitos sobre los Sistemas de Reparto”, el canadiense Kevin Skerret, asesor previsional del  Sindicato Canadiense de Empleados Públicos ( Canadian Union of Public Employees, CUPE) conversó con Diario y Radio Universidad de Chile y comparó el sistema mixto presente en su país de origen y el sistema chileno, basado en cuentas obligatorias de ahorro individual.

Iniciemos con un breve resumen de cómo se ve el sistema chileno, desde fuera, por un experto en el tema.

Creo que el sistema chileno siempre es un punto de referencia, incluso en Canadá y sus debates sobre las políticas de pensiones. Esto es porque es uno de los sistemas privatizadores más extremos,  el sistema se convirtió en uno de capitalización individual y esto es importante para nosotros en Canadá porque tenemos procesos similares que hemos tratado de empujar: que haya mayor aporte individual y apartarnos del sistema público.

Para nosotros el sistema público es de importancia vital. Desde mi perspectiva, el sistema público debería expandirse, hay una pugna por saber si queremos un sistema que sea público y privado y cuál es el equilibrio correcto entre ellos. En Chile, en cambio, no hay ningún equilibrio, es completamente privatizador.

En Canadá, tenemos una parte del sistema que se basa en los aportes particulares que se invierten y el riesgo lo asume el inversor y esa es una conexión entre Chile y Canadá. La diferencia es que en Chile se ha venido desarrollando un movimiento muy interesante: No+AFP que está luchando por mejorar y cambiar el sistema de pensiones.

En Canadá no tenemos un movimiento social, los sindicatos, incluido en el que yo trabajo es la principal fuerza en la lucha por las pensiones y eso llega a ser un problema porque algunos sindicatos pueden ser más conservadores y solo enfocarse en lo que afecta a sus miembros y no a todos los trabajadores. Por eso,  debemos trabajar mucho para impulsar la fuerza sindical de modo que defienda los intereses de todos.

Efectivamente en Chile tenemos un movimiento social, pero este surgió ante la falta de fuerza sindical. Un movimiento social puede hacer presión, pero ¿puede realmente lograr cambios?

Esa es una muy buena pregunta. Nosotros lo debatimos porque nos preguntamos si un movimiento social puede crecer tanto que se vuelva suficientemente poderoso como para forzar el debate. Incluso es posible que si se vuelve muy influyente, favorezca la aparición de fuerzas más conservadoras, o volverse incómodos para los líderes porque no pueden responder a estos requerimientos del movimiento y eso puede costarles pérdidas en materia de elecciones. Si un movimiento se vuelve lo suficientemente fuerte y atraviesa todo el espectro político, la gente comenzará a responder y se comprometerá, incluso podría intentar representar los intereses y preocupaciones que se han expresado.

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Es un tema complejo y hay similitudes entre ambos países, como que  los medios de comunicación tradicionales no responden seriamente a las preocupaciones de las personas con bajos ingresos o trabajadores con sueldos modestos. Entonces hay que atravesar esa barrera y probar que se tiene el apoyo de la ciudadanía.

Uno de los pilares de su investigación dice relación con agrandar el Estado e invertir en infraestructura pública. En Chile, nuestros fondos son manejados por privados y no tenemos mayor conocimiento en qué se invierten. ¿Cómo lograr que se avance en la inversión en el sector público?

Hablamos de esto en seminario organizado por SOL. Una de las primeras preguntas que nos hacemos cuando analizamos un sistema de pensiones estable y fuerte es si la fortaleza significa que debe basarse en el mercado financiero y que descanse en activos financieros. En Canadá nuestro sistema público funcionó hasta 1998 sobre la base de dos fuentes:

Una  financiada por los impuestos y la otra financiada por las contribuciones de los empleadores y trabajadores. En ninguno de los dos estaba involucradas acciones, o bonos o instrumentos financieros, era solamente la transferencia de una comunidad, la de los trabajadores activos, a otra, los jubilados. Creo que ese es el mejor modelo. Porque se puede controlar lo que se contribuye, se pueden calibrar los beneficios e incluso se pueden diseñar de manera progresiva las redistribuciones. La fuente que se basa en los impuestos, es igualitario para hombres y mujeres. Todos reciben igual, no depende de cuanto ganes, cuántos años ahorraste etcétera. Es universal. Así, puedes decidir políticamente cuál es una pensión digna y estas no dependen de las inversiones. ¿Cómo queremos diseñar esto? ¿Cuál es el rol del sector financiero en las pensiones? Soy un crítico del sector financiero que sigue creciendo en el mundo y tiene demasiados efectos negativos en todas partes. Por eso soy partidario de reducirlo y buscar manearas de evitar los sistemas de pensiones basados en ello.

Tu pregunta tiene una segunda parte que dice relación con que en Chile ya tienen este sistema, y en Canadá tenemos también una parte significativa de nuestras pensiones que se basan en el sistema financiero y no tenemos control respecto de cómo se invierte. Esto es muy complejo, he tratado no solo en mi propio sindicato, sino a través del movimiento sindical general de entregar fundamentos en contra de este sistema, pero a la vez, tenemos un rol como fideicomisarios que son parte de  las juntas, de integrar ciertos principios, de aportar cierta conciencia respecto de las políticas de inversión. Esta es una contradicción directa con el modelo que dicta que las inversiones se hacen en orden a obtener ganancias y retornos del mercado financiero y ¿cómo hacemos eso? Pues pedimos asesorías de los corredores que trabajan en las bolsas de Nueva York y Londres, y en los últimos 20 años las respuestas han sido cada vez más que los gobiernos están privatizando la infraestructura, por lo tanto hay que invertir en ello. Es muy terrible que las pensiones canadienses se estén convirtiendo en predadores que sacan ventaja de este proceso de privatización neoliberal para adquirir estos bienes y, así, inyectar ganancias desde otros países para solventar los compromisos de pensiones. Esta es una forma terrible de diseño de un sistema de pensiones.

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Hemos hablado de que en Chile el sistema neoliberal permite que las AFPs sean es la columna vertebral de nuestra economía. El cambiarlo implica una gran decisión que es puramente política…

Lo entiendo y no sé lo suficiente sobre política chilena, lo que sí sé es que ustedes tienen una historia difícil y diría que una de las fuentes habituales  de comparación es la OCDE y ellos constantemente publican tablas comparativas entre los sistemas de distintos países y, cuando se estudian, uno llega a la conclusión que los sistemas más fuertes, incluso después de 20 o 30 años de reformas neoliberales, son aquellos que se financian con los impuestos. El rol de que tienen los gobiernos de redistribuir los ingresos públicos es fundamental.

Especialmente en un país que se vuelve cada vez más viejo…

¡Totalmente! Realmente no tenemos la opción de crear un sistema de pensiones seguro y fuerte si está tan inserto en el mercado financiero. En Chile, y también en Canadá, es necesario expandir nuestra base de ingresos por impuestos, tener mayores ingresos por Gobierno y encontrar una forma más democrática de diseñar un sistema justo y adecuado, porque este es un derecho, un derecho social y  no debe mirarse como si fuera una cosa técnica, de si eres o no un buen inversor, si eres disciplinado en tus ahorros a lo largo de tu vida. Debería ser automático: si trabajaste y contribuiste a tu sociedad, llegas a un punto en que eres mayor, estás en la época de retirarte y no deberías estar preocupado de cómo se invirtió tu dinero o qué está pasando en el mercado de las finanzas. Debería ser una obligación social el que se asegure que esa parte de nuestra ciudadanía esté protegida y segura,  que tenga una vida decente, quizás no una vida de ricos, pero sí una vida digna.

Andras Uthoff ha caracterizado nuestro sistema no como uno de pensiones sino de ahorro forzado. ¿Qué opina de esa definición?

Eso suena bastante acertado. Ahorro forzado, inversión forzada, una de las cosas que leí mientras estudiaba el sistema chileno, es que cuando estás en un sistema obligatorio de ahorro sobre una base que no tiene seguridad es que  no sabes los beneficios que tendrás.

Esto es peor que el sistema canadiense de fondos mutuos, porque allá al menos se puede elegir entre contribuir o no y mucha gente simplemente no puede solventar estas contribuciones, así que no lo hacen. Tenemos entonces una gran cantidad de jubilados que dependen del sistema público que tampoco es adecuado, así que son pobres o están justo sobre la línea de pobreza.

El ahorro forzado sobre inversiones variables es ideal para las compañías que manejan los fondos, que además tienen una especie de control monopólico. Eso es al menos “interesante” porque se da un conflicto entre uno de los principios básicos del la ideología de mercado: la competencia. En Chile hay una especie de monopolio u oligopolio que tienes estas contribuciones garantizadas, es decir, tienen certeza de sus comisiones y podrán retirar sus ganancias, independientemente de cuán exitosa fue la inversión.

Una de sus propuestas para mejorar el sistema de pensiones dice relación con la renovación de la lucha por pensiones adecuadas basadas en un sistema de economía general en vez de solo sobre la base de las ganancias financieras. Esto es una gran idea, pero parece imposible…

Lo entiendo. Esto es principalmente por lo que ha pasado en los últimos treinta años y mucho de eso comenzó en Chile. La idea de un sistema basado en el mercado, lo opuesto de un sistema público, se ha expandido en el mundo y hay más países que se han movido en esa dirección. Sin embargo, siendo un poco optimistas, también los problemas de estos sistemas se han ido haciendo obvios. Y algunos países que tomaron esa opción, ahora están volviendo atrás y reformando sus sistemas de pensiones y reconocen que  fue un error y que deben volver a establecer al menos un nivel básico de seguridad y eso me da esperanzas.

La gente en Chile debe estar atenta porque hay lecciones que aprender de este tipo de reformas. Como dije antes, esta es una lucha política y hay que seguir en ella para demostrar que hay mejores y más seguras formas de ordenar el sistema de pensiones.

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