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Honor a los héroes de Neltume

Columna de opinión por Manuel Cabieses
Lunes 22 de julio 2019 11:41 hrs.


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 “Aquellos que vienen de la derrota/ Guardan en el fondo cierta ufanía/ Tal vez porque sinceramente escogen/ Ser derrotados antes que corruptos”.

 (MARIO BENEDETTI)

 El avechucho de la UDI, pozo negro de la miseria moral, tiene la osadía de insultar la memoria de los hombres y mujeres que empuñaron las armas para liberar a Chile del terrorismo de estado.

 La UDI -creación política de la dictadura que goza hoy de todos los fueros de una mal entendida democracia-, se atreve a cuestionar el valor histórico de la zona montañosa donde un puñado de valientes intentó en los años 80 enfrentar a la tiranía.

 Los miserables exigen que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio deje sin efecto el decreto que declaró Monumento Nacional, en la categoría de Monumento Histórico, el conjunto de bienes del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli en la Región de Los Lagos. Fue ésa una resolución que el Consejo de Monumentos Nacionales adoptó el 2017 y que el Ministerio de las Culturas, a cargo de la arqueóloga Consuelo Valdés Chadwick –ex funcionaria de la dictadura- se vio obligado a materializar mediante el Decreto N° 32 del 6 de julio.

 El Complejo Panguipulli, en la cordillera de Valdivia, fue escenario en los años 70 de una experiencia de poder popular sobre la cual historiadores y cientistas sociales han publicado numerosas investigaciones que ponen de relieve su valor histórico. El Complejo fue expropiado en 1971. Sus trabajadores habían iniciado un proceso que permitió crear nuevas formas de relaciones sociales y de autoafirmación de una identidad obrera de horizonte socialista. El elevado nivel de conciencia proletaria de los trabajadores de los bosques y aserraderos de la cordillera de Valdivia, tuvo su origen en el trabajo ideológico y político del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y del Movimiento Campesino Revolucionario (MCR). Esa labor la cumplieron jóvenes universitarios como José Gregorio Liendo Vera, destinados al trabajo político y sindical en las faenas forestales. De ese modo adquirieron la autoridad moral de iguales entre sus pares, para dirigir las luchas de los obreros de Panguipulli.

 José Gregorio Liendo, ex alumno de la Universidad Austral de Valdivia, tenía 28 años cuando fue fusilado en 1973 por la Caravana de la Muerte junto a otros once dirigentes del Complejo forestal. Muchos otros obreros fueron detenidos, torturados y obligados a buscar refugio en el exilio.

 La semilla de rebeldía proletaria sembrada en Panguipulli en los 70, permitió al MIR iniciar en 1980 el proyecto de instalar en la cordillera de Neltume una avanzada guerrillera. El Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro debía cumplir un largo periodo de reconocimiento y preparativos en terreno antes de iniciar operaciones armadas. Pero sus movimientos fueron detectados por el ejército en junio de 1981. Fueron “interceptados, detenidos, torturados y ejecutados al margen de todo proceso judicial”, como señala el decreto ministerial que hoy impugnan los vástagos de la dictadura.

 La mayoría de los trece revolucionarios que cayeron en Neltume eran obreros y campesinos de la zona. Estuvieron exiliados en Europa y Canadá donde varios dejaron esposas e hijos para asumir la misión a que los convocaba su compromiso revolucionario. Escribieron un episodio histórico de coraje y amor a la libertad que los pinochetistas son incapaces de respetar porque lo de ellos es la hipocresía, la traición y el crimen.

 El jefe del grupo guerrillero cayó combatiendo en Choshuenco. Miguel Cabrera Fernández (“Paine”), 30 años, obrero, hijo de un dirigente campesino socialista, era miembro del comité central del MIR. Los otros héroes de la Resistencia Popular caídos en Neltume -dos de ellos más tarde en Concepción y Maipú- fueron: Patricio Calfuquir Henríquez (28 años, segundo jefe del grupo, obrero electricista), Raúl Obregón Torres, Pedro Yáñez Palacios, Próspero del Carmen Guzmán Soto, José Monsalve Sandoval, René Bravo Aguilera, Julio Riffo Figueroa, Juan Ojeda Aguayo, Luis Quinchavil Suárez, José Campos Cifuentes, Mario Lagos Rodríguez y Alan Rodríguez Pacheco.

 Ellos, como muchos otros hombres y mujeres que lucharon contra la dictadura en las filas del MIR, PC, PS, Mapu, Izquierda Cristiana y Frente Patriótico Manuel Rodríguez, no necesitan decretos ni diplomas que acrediten su valor y el rol histórico de su conducta. Las diversas formas de lucha de la Resistencia Popular constituyeron un factor importante en el repliegue de la dictadura. Sin embargo, todavía hay tareas pendientes para alcanzar plena democracia y justicia social –que fueron los objetivos de la Resistencia Popular-. La Constitución y sus leyes, las instituciones y el modelo de economía de mercado siguen en pie, aunque desprestigiadas y minadas por los abusos y la corrupción. El heroísmo de hoy consiste en resistir y crear instrumentos para derrotar la cultura del egoísmo. Los brotes de nuevos métodos de organización y de lucha están naciendo en el movimiento social. La simiente de la rebeldía nunca muere.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.