La Conferencia de las Partes (COP) es el órgano supremo de decisión de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, un convenio internacional adoptado en 1992 cuyo objetivo es lograr la estabilización y mitigación de las consecuencias de los gases invernadero en un plazo suficiente para permitir a los ecosistemas adaptarse al cambio climático.
La sede de las COP va rotando por los distintos continentes, siendo Europa la última y América la actual. Así, el Gobierno de Chile tomó el relevo y se ha erigido como líder del evento en que se revisarán y se tomarán las decisiones necesarias para la implementación efectiva de los acuerdos adoptados por las Naciones Unidas, pero este liderazgo hacia afuera también ha generado el rechazo de sectores que critican un doble estándar por parte del Gobierno, considerando los grandes desafíos que enfrenta el país en materia de medio ambiente.
Uno de los factores que ha causado más resquemor fue la decisión de Sebastián Piñera respecto del Acuerdo de Escazú. Luego de haber liderado las negociaciones junto a Costa Rica, nuestro país decidió restarse de su firma, lo que inmediatamente generó el rechazo de cientos de organizaciones ligadas a la defensa del medio ambiente y los Derechos Humanos, que no veían lógica alguna entre ser anfitriones de la mayor cumbre por el cambio climático y desentenderse de la firma del acuerdo.
Es el caso de la directora de la Fundación Terram, Flavia Liberona, quien sostuvo que no se puede liderar Latinoamérica sin ratificar este tratado: “Estas reuniones se hacen una vez al año y esta vez le toca a Latinoamérica. Como Brasil no quiso hacerla, Chile se hizo cargo, tiene que liderar Latinoamérica y es impresentable que el Presidente pretenda liderar la agenda latinoamericana sin haber suscrito el acuerdo más importante y más pionero en materia ambiental y de DD.HH. que tiene esta región”.
También existen otros temas que han generado dudas y cuestionamientos por parte de la ciudadanía y las organizaciones medioambientales. Así sucede con Greenpeace Chile, que han sido constantes críticos y generado diversas campañas en contra de uno de los mayores anuncios del Gobierno en la materia: el plan de descarbonización de la matriz energética.
Mauricio Ceballos, vocero del área de campañas de Greenpeace Chile, aseguró que los anuncios del Ejecutivo demuestran que no existe interés para enfrentar la emergencia climática: “Nos parece muy poco ambicioso. Si uno mira con detención, es una fecha que se condice con la fecha de vencimiento de contrato de muchas de las generadoras a carbón que hoy están operando en el país, por lo cual no tiene nada que ver con el potencial de energías renovables que hay en el país ni con una verdadera ambición climática, sino con mantener las cosas tal como han estado hasta ahora, sin ningún interés por enfrentar decididamente el cambio climático“.
Para esta versión de la COP se ha definido que los océanos y la criosfera tomen un rol protagónico en las negociaciones, llegando a catalogarse como la COP Azul. Frente a esto, algunas organizaciones han criticado la inexistencia de un pabellón de océanos en el Parque Bicentenario de Cerrillos durante la realización del evento.
No obstante, para la académica de la Universidad de Concepción y directora de la mesa de Océanos de la COP-25, Laura Farías, este es uno de los temas en que se ha visto un real compromiso del Gobierno.
En esa línea, señaló que se está trabajando en la protección de bordes costeros, entre otros proyectos, por lo que se mostró optimista frente a diciembre: “Chile sí se está preparando para tener mejor protagonismo en el océano. En cierta manera porque es un tema que ya viene y porque, al ser país anfitrión, yo creo que ha sido muy bueno que se alinee con los temas del océano. Aparte que Chile tiene vocación oceánica, su cultura mira al océano, depende económicamente del océano, entonces es un despropósito no enfrentarlo. Yo creo que sí se va a avanzar”, sostuvo la académica de la Universidad de Concepción.
Los cálculos de la ONU indican que a la COP-25 asistirán representantes de 197 países y unas 30 mil personas, entre equipos de negociación, ONG y sociedad civil. Esta importante reunión transformará a nuestro país en el centro mundial de interés mediático y es por eso que, para las organizaciones, es importante que el país esté a la altura.