Lo de Chalanes del Amor son los viajes y la música en vivo. Formado en México en 2007, el dúo conformado por Mariel Henry y el chileno Diego Corvalán cuenta con tres títulos en su discografía, pero una cifra inmensamente superior de conciertos y kilómetros recorridos.
“No estamos preocupados de sacar discos todo el tiempo. Tenemos varios para hacer en el futuro, tenemos algunos conceptos y hasta los nombres de los discos que queremos hacer, pero no tenemos prisa. Lo que nos viene pillando es la necesidad de volver a los lugares a los que ya fuimos y de seguir abriendo puertas en otros”, explicó Corvalán en el programa Semáforo de Radio Universidad de Chile. “Es parte de nuestro quehacer y nuestra forma de vivir”.
En esa misión, Chalanes del Amor ha recorrido Latinoamérica y Europa. A Chile han llegado en numerosas ocasiones, tocando en Santiago y otras regiones y estableciendo lazos con proyectos como Chico Trujillo y Bloque Depresivo.
De vuelta en el país, se encuentran en medio de una gira (detalles acá) que desde inicios de septiembre los ha tenido en Santiago, Valdivia y el Cajón del Maipo y que el pasado domingo los llevó a La Maestra Vida, el clásico espacio del barrio Bellavista. El recorrido continúa este martes 17 en La Fonda de Chico Trujillo, en Villa Alemana, y continúa el miércoles 18 en La Carpa de los Oficios, en el Parque Las Palmeras de Renca.
“Es un viaje por Latinoamérica bastante peculiar. Con instrumentos caribeños tocamos música de acá del sur y del norte. Es bastante libre, pero con mucho gusto y respeto por la música”, dijo Mariel Henry sobre esas presentaciones, en las que son acompañados por el percusionista y acordeonista argentino Juan Pablo de Mendonca. “Somos unos Chalanes corregidos y aumentados. Es re bailador”.
En esas ocasiones, Chalanes del Amor abordará el repertorio de pulsos mexicanos, chilenos y tropicales que han grabado en Éxitos desconocidos (2010), Ritmos de acercamiento (2014) y Aires de la costa (2017).
Luego viajarán a Madrid, Zurich, Arnhem (Holanda) y Esslingen (Alemania), para retornar hacia Sao Paulo y Barao Geraldo, en Brasil. Todo aquello en poco más de un mes: “Por primera vez estamos intentando hacer los dos continentes en una sola salida de casa. Nunca lo habíamos hecho, pero quizás sea la manera de visitar ambos lugares en un año”, explicó Mariel Henry.
Según Diego Corvalán, “más que un trabajo, un esfuerzo o una idea preconcebida, Chalanes del Amor es una necesidad nuestra y una forma natural en que vemos la música”.
“Es un intento constante de regresar al origen de la música, en el sentido que es algo cotidiano, para compartir. Toda la parte de la academia, de la industria, del espectáculo o del entretenimiento se ha valido de separarnos. Para mí, el ejercicio es regresar al origen de lo que es la música para el ser humano, algo esencial, que nos une. Nosotros nos identificamos con lo que tocamos y cantamos y nos gusta compartirlo”, añadió.
“Es como una forma de vida”, agregó Mariel Henry. “Como uno lo hace desde su ser más profundo, también lo comparte con una convicción natural. Aunque quizás uno ya ha cantado una canción muchas veces, se conecta ese sentimiento de nuevo y eso es lo que la gente recibe y agradece. Uno es como un canal de conexión con sentires de alegría, gratitud, tristeza, anhelo y la gente lo siente profundamente. Es el regalo más lindo de hacer este trabajo”.