“Son 35 kilómetros en los que va a aumentar en un 50 por ciento la capacidad de automóviles y camiones que pueden trasladarse. Vamos a hacer los trabajos intentando hacer el mínimo de molestias a la carretera, se van a mantener las dos pistas que tiene, vamos a trabajar sobre la berma”.
Así se refería el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, a la extensión de la Ruta 78, cuando el pasado 14 de agosto comenzaron los trabajos de construcción de la tercera pista para la denominada Autopista del Sol
La ruta tendrá tres pistas por lado con una extensión de 34,5 kilómetros, con un tramo que comenzará en el inicio de la carretera en Lo Errazuriz, Cerrillos, hasta Talagante, lo que aumentaría la capacidad a 6.600 vehículos por hora, un 50 por ciento más de su actual capacidad.
Si bien los trabajos solo interfieren en la berma para evitar así atochamientos, en la práctica y tal como ocurre con cualquier intervención vial de este tipo, los usuarios sí se han expuesto a diferentes molestias producto de los trabajos en la vía, en especial porque la berma es ya comúnmente utilizada por los automovilistas como una tercera pista, por lo que su intervención impide transitar por ella como se hacía hasta antes de la construcción.
Ese mismo uso de la berma como tercera pista hace prever que tal vez la nueva construcción no disminuya la alta congestión que tiene en hora punta la ruta 78, pues los usuarios han hecho de la berma una pista más, y su uso, aun así, no permite que la carretera de abasto para tanto vehículo que la transita.
Además, si bien contar con una ampliación, sumado a un sistema de peaje free flow para hacer más expeditos los viajes, es una necesidad latente para quienes viajan desde la zona poniente hasta Santiago, esta solución es solo una de las requeridas, pues para quienes viajan en transporte público, esta construcción no garantiza reales mejoras, ni se vincula con el problema de fondo que tienen la gran mayoría de los habitantes de la zona: contar con un sistema de transporte regulado y licitado.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, el geógrafo de la Universidad de Chile y consultor internacional en infraestructura, Felipe Ulloa, comentó que “la tercera pista, si bien es necesaria, no resuelve un problema de capacidad, toda vez que la ciudad se expandió y tenemos mayor carga de flujos de personas ocupando esa arteria, esa carretera en la actualidad”.
Agregó que “la infraestructura tiene que ir construyéndose en función de la multimodalidad, necesitamos construir infraestructura carretera para los automóviles y buses, pero también construir infraestructura para los pasajeros que no van a andar en automóvil, en este caso pueden ser trenes de cercanía, tranvías o metros, no podemos solamente expandir la infraestructura en función de un solo tipo de modo, necesitamos avanzar hacia la multimodalidad”.
En esa línea, el experto valoró la futura construcción del metrotren Santiago Melipilla, el que trasladaría a cerca de 31 millones de personas al año, siendo así el tren de mayor demanda en el país. Sin embargo, el proyecto ya aprobado iniciará sus obras el próximo año, por lo que, por ahora, sigue siendo una solución a largo plazo.
¿Y el transporte?
Es precisamente el enfoque exclusivo en los automovilistas que se tiene con este tipo de proyectos el que preocupa a los usuarios del sistema de buses interurbanos, pues si bien una posible descongestión de la vía disminuirá los tiempos de viaje en bus, no garantizará una mejor frecuencia, tarifas reguladas y más bajas, o un sistema licitado y subsidiado de transporte rural.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, Fernando González, vocero de la organización Talagante se alza contra el alza comentó que, si bien este proyecto era necesario, apunta más “a la seguridad de validar la que hoy es una berma tercera pista que a aumentar la capacidad de vehículos”.
Y agregó que con esto, de todas formas, “no hay respuesta al problema de fondo, que es tener el metrotren y un transporte público decente, y se piensa en la extensión, el aumento de la capacidad de las carreteras, pero las calles de los pueblos no tienen esa capacidad”.
Así, Fernando González indicó que ahora lo que a los usuarios les preocupa es que se inicien lo antes posibles las obras del metrotren y que este llegue hasta Melipilla y, junto con ello, “el sistema de regulación del transporte, que sigue sin ningún tipo de avance, no hay una normativa que diga cómo se fijan los precios, la cantidad de buses, los recorridos, eso implica que no hay protección de los usuarios a la hora de reclamar sus derechos”.
En tanto, el geógrafo de la Universidad de Chile, Felipe Ulloa, explicó que esta desregulación del transporte es una “disparidad socioespacial o injusticia territorial porque la asignación de los recursos públicos es diferencial, entonces tenemos que relevar eso, ponerlo sobre la mesa y tratar de solucionarlo. Cuando el Estado pone recursos le mejora la vida a las personas y deberíamos poner el foco en eso, en los recursos, en el desarrollo de infraestructura y en mejorarle la vida a las personas por la vía del transporte”.
Respecto de las formas de mejorar la visión de los proyectos en estas materias, Ulloa agregó que la duración de cuatro años de los gobiernos no ha permitido que las autoridades políticas piensen proyectos de largo plazo en la materia, lo que ha hecho decaer las políticas públicas de infraestructura y transporte. Así – según dijo- para mejorar es necesario contar con una comisión política ampliada “que de cuenta de cuál va ser la política de desarrollo de infraestructura del país y transporte y eso hoy no lo tenemos”.