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Amelia Hadfield, profesora U. de Surrey: “En el futuro veremos el acuerdo de May como una oportunidad perdida”

La académica británica analizó el fallo del Tribunal Supremo de ese país y comentó los posibles escenarios que deberá enfrentar el Primer Ministro Boris Johnson si busca una nueva prórroga del Parlamento.

Claudia Carvajal G.

  Jueves 26 de septiembre 2019 9:08 hrs. 
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Luego del fallo del Tribunal Supremo de Justicia del Reino Unido que declaró ilegal y nula la suspensión de las sesiones ordenada por la Reina Isabel a solicitud de Boris Johnson, el Parlamento reanudó su trabajo este miércoles 25. La sesión estuvo cargada de tensión y contó con la presencia de un recientemente aterrizado Primer Ministro, quien se mostró más desafiante que nunca y urgió a los laboristas a presentar una mción de censura o “dejar a este Gobierno seguir adelante con el Brexit”. A la vez acusó al Parlamento de no querer la salida de la Unión Europea y de negarse “a honrar el resultado del referéndum de 2016”.

La profesora Amelia Hadfield, Jefa del Departamento de Política de la Universidad de Surrey y Directora del Centro de Estudios Británicos y Europeos, en entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile analizó los posibles escenarios para el futuro del Reino Unido que enfrenta una de  las peores crisis políticas de la historia moderna.

El fallo del Tribunal Supremo dado a conocer el lunes fue apabullante contra Boris Johnson y sus pretensiones de salir de la Unión Europea a como dé lugar. ¿Qué puede hacer ahora el Primer Ministro?

Esto es muy interesante. El Primer Ministro ha sido forzado a volver al Parlamento. La Justicia fue muy clara en su fallo: la prórroga del ejercicio parlamentario fue ilegal y deben volver a sesionar lo más pronto posible. Para Johnson esto significa una aceleración del calendario, ya que él esperaba usar este periodo adicional de cinco semanas para organizar numerosas cosas en relación al Brexit, ya sea preparando un paquete de medidas sin la participación del Parlamento o, posiblemente, preparando una moción completamente distinta para presentar a los parlamentarios.

Ahora eso ya no podrá suceder, de hecho, lo más probable es que al reanudar sus funciones el Parlamento inicie un proceso de aprobación de distintas mociones y procedimientos de emergencia. Ya vimos hace un par de semanas atrás, en las últimas horas de funcionamiento del Parlamento antes de iniciar la prórroga, cuán rápido se pueden mover las Cámaras (de los Comunes y de los Lores) cuando lo quieren. Por ejemplo, la ley Benn logró ser revisada por los Comunes, pasó a la Cámara de los Lores y luego volvió a la de los comunes en 3 días, lo que es un récord.

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Hilary Benn, diputado laborista.

Ahora Johnson enfrenta el prospecto de un Parlamento que pueda funcionar así: motivado para hacer avanzar las cosas. Obviamente, ellos pueden sentir que la moción propuesta por Hilary Benn que busca que una salida de la Unión Europea sin acuerdo o aprobación del parlamento sea declarada ilegal, no abarca todo. Así las cosas, no me sorprendería ver mociones adicionales o nuevas peticiones a la Reina para asegurarse que eso no suceda.

Hemos visto que los laboristas están decididos a que el Primer Ministro no se salga con la suya. Decididos a ver que esta moción que evita una salida estrepitosa del Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre sea una ley. Ellos van a mantener esa línea así es que no los veremos coqueteando con la idea de elecciones generales, no importa cuanto lo trate Boris Johnson.  Todo sigue tan en suspenso como antes.

Con el fallo del Tribunal Supremo, ¿qué pasa entonces con el Discurso de la Reina?

Es bastante natural llevar un ejercicio parlamentario a finalizar y prorrogarla por un corto periodo para luego comenzar con las nuevas sesiones. Lo que hay entre esas dos sesiones es el Discurso de la Reina por el que la soberana hace pública la política del Gobierno. En este caso particular podría contener más intentos del gobierno de bajar la relevancia en los asuntos internos y más ideas sobre el Brexit. por ejemplo, cómo responder a una salida sin acuerdo.

No me sorprendería si Boris Johnson trata de, literalmente y en el correcto sentido constitucional de la palabra, prorrogar el Parlamento de nuevo por el tiempo necesario para tener el discurso de la reina y comenzar un nuevo periodo de sesiones. Esto aún puede pasar pues no solo porque la Justicia falló que la suspensión del Parlamento no debió tener lugar por ser ilegal, no significa que no pueda pasar de nuevo.

Eso fue lo que Boris Johnson señaló en Nueva York el lunes: no está de acuerdo con el fallo pero que podría intentar una nueva suspensión.

El Primer Ministro está increíblemente enojado porque ha perdido numerosos votos en la Cámara, perdió en el fallo de la Corte escocesa y ahora perdió en la resolución del Tribunal Supremo así que está dividido entre decir que debe respetar las decisiones judiciales y buscar una salida a la moción Benn. Johnson está en una encrucijada: debe obedecer al tribunal Supremo y a la vez el Parlamento volvió a sesionar mientras él aún estaba fuera del país. El probablemente volverá a usar la herramienta de prorrogar el Parlamento, de suspenderlo, pero deberá ser extremadamente cuidadoso porque todos los ojos están sobre él. Deberá ser absolutamente transparente en sus razones de actuar, en por qué quiere cerrar este periodo de sesiones y abrir otro. Si pretende suspender, aunque sea por una fracción del tiempo que la vez anterior, habrá un gran alboroto porque existirá la sospecha de que lo está haciendo para ampliar sus posibilidades de evitar la discusión y el debate.

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Foto @Matt Link

Lady Hale en su fallo lo dejó muy claro: no fue solo la prórroga en sí misma la que fue ilegal, sino que el cierre del Parlamento tuvo el efecto, y estas son palabras fuertes en una resolución judicial, de frustrar y evitar que el Parlamento llevara a cabo su función constitucional sin justificación razonable. Es por el uso de esas dos palabras, justificación razonable, que Johnson debe ser absolutamente explícito en sus motivaciones para solicitar una nueva prórroga del ejercicio parlamentario, así que los ojos de la nación están puestos sobre él.

Al intentar una nueva suspensión, debe recurrir nuevamente a la Reina. Siendo el primer Ministro su consejero, ¿cómo puede ella negarse a una nueva suspensión?

Exactamente, eso es lo que debe hacer. La Reina es aconsejada por el Primer Ministro, pero la suspensión no puede llevarse a cabo sin ella.

Tienes razón al decir que ella actúa según el consejo del Primer Ministro, así que está en una situación muy difícil y no es algo que a ella le acomode porque está al medio entre la moral, la política y la Constitución. La Reina, como monarca constitucional, está obligada a ser guiada por los ministros, en esta área ella no tiene ningún poder, ninguna prerrogativa y solo puede seguir la guía que se le entrega y ahora se sabe que tal guía fue ilegal así que creo que ella no tiene ninguna culpa que cargar. Es muy claro que lo que el Primer Ministro le informó iba en sentido de cerrar el parlamento para frustrar las discusiones sobre el Brexit.

La Reina debe estar justificadamente enojada porque fue guiada con mala fe hacia una posición en la que ella permitió un resultado que demostró ser ilegal y nulo. Ella no debe estar muy contenta con eso, pero pese a ello no puede decir que no a una segunda petición, a menos que considere que esta segunda petición de suspensión es de mala fe y esto no tiene ningún precedente, así es que es solo una hipótesis remota, porque jamás en la historia ha pasado. Creo que, si la Reina no tiene certezas sobre suspender una segunda vez sobre la base que la primera prórroga fue probada como ilegal y con mala fe, entonces podría pedir consejo adicional para ganar un poco de tiempo. Para eso puede acudir al Privy Council,a los lores del Derecho de la Cámara de los Lores, al Lord Canciller o incluso al mismo Tribunal Supremo del Reino Unido para asegurarse que no ha sido cómplice de una segunda suspensión ilegal, dado que es el Tribunal el defensor del Parlamento y  resguarda el imperio del derecho.

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Reina Isabel II. Foto @Foreign Office

Si la monarquía está descontenta con la petición del ministro, ello no puede sino significar un cambio en el poder, a menos que ella efectivamente pueda respaldar al ministro en este punto. La Reina es la única que puede disolver el Parlamento, así que si ella decide rehusarse a la suspensión, tendría que disolver el Parlamento. Pero reitero, eso nunca ha pasado, así que los abogados y académicos deben estar rascándose la cabeza y pensando que podría pasar.

Lo mejor sería que si Johnson cree que realmente necesita el Discurso de la Reina para su gobierno, debe solicitar la prórroga sobre la base que el contenido de ese discurso incluya política interna y que lo relativo al Brexit sea sobre la base de legislación tendiente a una salida ordenada sea con o sin acuerdo. Si la Reina ve eso y cree que el contexto es suficiente, entonces puede acceder a una nueva prórroga por 45 días.

Una última opción podría ser que el Parlamento sea prorrogado según el periodo legal y vuelva a sus funciones un par de días antes de la importantísima Cumbre de Bruselas, pero ahí hay una agenda muy delicada y frágil que cumplir.

 Mirado desde la perspectiva constitucional, los frenos y contrapesos funcionaron perfectamente en el Estado de Derecho imperante en el Reino Unido, lo que es realmente muy interesante…

Sí lo es. Y no es solo una pregunta existencial o intelectual, aunque efectivamente genera una gran atención desde la perspectiva académica. Estamos viendo cómo se reafirmó el sistema de frenos y contrapesos en la separación de poderes en un Estado y cómo ésta está ratificada en el corazón de la resolución del Tribunal Supremo.

Es el ejercicio del poder y las limitaciones que tal ejercicio conlleva. Hay dos componentes en esa resolución y tienes mucha razón al relevarlos: ¿quién tiene la autoridad para decidir este tipo de asuntos? Originalmente los Tribunales Superiores de Justicia han sentenciado que los asuntos que afecten al funcionamiento del Parlamento exceden la labor de la justicia, que el parlamento de cierta forma se ordena a sí mismo y si el Ejecutivo pretende orientar al Legislativo de una forma, es un asunto que el Parlamento debe dirimir y no tiene nada que ver con el Poder Judicial.

En materia de donde se ubica la Justicia cuando entrega un fallo que afecta la separación de poderes, hay dos líneas de la sentencia del Tribunal Supremo que me parecen sobresalientes.  “Los tribunales han ejercido una jurisdicción supervisora sobre la legalidad de los actos del Gobierno durante siglos. Ya en 1611, el tribunal sostuvo que “el Rey [que era entonces el gobierno] no tiene prerrogativa, ningún poder sino lo que la ley del país le permite”. La jueza Hale y los otros jueces estaban absolutamente claros en que el gobierno debe ser mantenido para “sanar” por así decirlo, y si las Cortes deben intervenir en cuanto a cómo esos poderes son usados en el Parlamento y cuáles son los límites de su ejercicio, creo que podemos ver claramente que algunas prerrogativas deben ser supervisadas, no todas, porque eso es ir demasiado lejos,  y sin duda son los Tribunales  los que tienen jurisdicción para decidir sobre la existencia y límites de esos poderes, sea que recaiga en el Parlamento o en los Ministros e incluso el mismo monarca.

Creo que este es un como un chequeo de salud para la separación de poderes y una clarificación de que, de ser necesario, los Tribunales ejercerán la función de supervisar a los otros dos poderes del Estado. Es impresionante que esto pase en un país que no tiene una Constitución escrita y cuyo Estado de Derecho se basa en las tradiciones y costumbres. Es crucial, realmente.

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Profesora Hadfield. Foto @Kent live news

Boris Johnson señaló, cuando fue a pedir a la reina la suspensión del Parlamento, que el país necesitaba avanzar y enfocarse en la política y necesidades internas. También una importante parte de la sociedad británica parece estar cansada de que todo gire en torno al Brexit. ¿Cómo cree usted que la ciudadanía tome el fallo del Tribunal Supremo?

Esa es una observación muy interesante, existe una enorme frustración en el país por lo que ha pasado con el proceso de salida de la UE. Ahora, si la gente mantiene su posición cuando votaron por quedarse o salir, creo que hay suficiente evidencia para creer que eso ahora es solo una postura de trinchera. Como académica y persona pública he visto que ha habido un cambio y que muchos de quienes votaron dejar la UE ahora prefieren mantenerse en ella. Sin embargo, ambos bandos muestran una enorme frustración y una genuina fatiga por los giros, pasos en falso y las demoras que han llevado al país a una posición en la que al menos pueda tener una idea de lo que significa salir de Europa. Creo que el Parlamento ha hecho un trabajo mediocre y el Poder Ejecutivo lo ha hecho peor en cuanto a explicar lo que significa salir de la UE y en los años venideros vamos a mirar atrás y veremos que la mayor parte del trabajo que sí se hizo fue de parte de Theresa May con su propuesta de acuerdo de 528 páginas para ordenar la salida de la UE y que intentó hacer pasar por el parlamento. Quizás si hubiese sido aprobado se habrían evitado muchas de las consecuencias que ahora tenemos, porque me parece que fue rechazado más bien por razones político partidistas en vez de que se considerara como un posible prospecto de solución.

Creo que en el futuro miraremos ese acuerdo como una oportunidad perdida, porque lo que viene ahora puede ser mucho peor, a menos que ahora en un increíblemente breve tiempo se apruebe un acuerdo. Veo difícil que este Primer ministro intente algo nuevo, así que si la moción Benn no se aprueba y el salir sin acuerdo no es declarado ilegal o incluso si se aprueba la moción, es posible que Johnson no la obedezca y se rehúse a mandar cartas a Bruselas o incluso, la Unión Europea legítimamente pierda la paciencia y deje de conceder extensiones. Todo lo anterior tiene el mismo efecto: un desorden masivo y un Brexit sin acuerdo.

La gente está agotada y quiere salir, pero yo les rogaría que piensen en términos de la gran importancia que tiene el hacer esto bien y que, si deben pasar unos cuantos meses más, hay que tener paciencia y revisar el acuerdo otra vez o intentar uno nuevo. Creo que por el futuro del país vale la pena tener esa paciencia.

Escuche aquí la entrevista en inglés con la profesora Hadfield.

Foto referencial @BBC Academy
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