La primera ingeniera de Sudamérica: un logro con justicia

El 15 de diciembre de 1919, la joven Justicia Espada se transformó en la primera ingeniera de Sudamérica. En una Universidad en la que ni siquiera existían baños para mujeres y en donde tendrían que pasar 30 años para que las mujeres pudieran votar en una elección presidencial, su destacada carrera dejó una marca recordada hasta hoy.

El 15 de diciembre de 1919, la joven Justicia Espada se transformó en la primera ingeniera de Sudamérica. En una Universidad en la que ni siquiera existían baños para mujeres y en donde tendrían que pasar 30 años para que las mujeres pudieran votar en una elección presidencial, su destacada carrera dejó una marca recordada hasta hoy.

Justicia Espada Acuña Mena (1893- 1980) creció en una familia de ocho hijos: 4 hermanos y 4 hermanas —la mayoría con nombres tan peculiares como el de ella-. Su padre, José Acuña, un constructor civil, tenía la revolucionaria idea -para aquella época- de que sus hijas debían valerse por sí solas y luchar por sus ideales a pesar de ir contra la corriente de la sociedad de esos años, por lo que los ocho crecieron sin noción de que las mujeres tuvieran restricciones.

Estudió en el Liceo de Aplicación para luego entrar a estudiar Pedagogía en Matemáticas al Instituto Pedagógico, aunque al corto tiempo se dio cuenta que esa área no era lo suyo, por lo que dio un paso más allá y, sin prejuicios ni reservas, tomó la decisión de cambiarse de carrera: en 1913 ingresó a Ingeniería Civil de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile. Bastó esa decisión para convertirse en todo un suceso.

Llegar a una facultad donde ni siquiera existían baños para mujeres no fue fácil, pero el hito de su llegada fue bien recibido por sus compañeros, entre ellos, Jorge Alessandri, quien llegó a ser Presidente de la República, y Alfredo Gajardo, con quien se casó años después.

El hito que marcó es reivindicado por instituciones como el Colegio y el Instituto de Ingenieros de Chile.

El hito que marcó es reivindicado por instituciones como el Colegio y el Instituto de Ingenieros de Chile.

Sin reprobar ningún ramo durante toda su carrera, el 15 de diciembre de 1919 Justicia Espada Acuña se tituló, convirtiéndose en la primera ingeniera no sólo en Chile, sino en toda Sudamérica. Su nombre se transformó en el emblema de un gran logro e incentivo para las mujeres, 15 años antes de que pudieran votar por primera vez en unas elecciones municipales y 30 antes de ejercer ese derecho en las elecciones presidenciales.

Justicia comenzó a trabajar al año siguiente en la Empresa de Ferrocarriles del Estado como calculista en el Departamento de Vías y Obras, y aunque se retiró por un tiempo para dedicarse a sus hijos —tuvo siete—, se reintegró a la misma empresa donde trabajó hasta que jubiló en 1954.

Durante su vida, Justicia fue parte activa del Instituto y el Colegio de Ingenieros de Chile, por lo que posterior a su muerte ambas instituciones la reconocieron de distinta manera: el Colegio de Ingenieros la incorporó en la Galería de los Ingenieros Ilustres, un año después de su creación en 1981, mientras que el Instituto la distinguió creando el premio Justicia Acuña Mena, el cual se otorga desde 1991 a las ingenieras destacadas en su campo profesional.

A 100 años de su egreso y como una forma de plasmar los logros del movimiento feminista de 2018 en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), el consejo de la unidad académica -por iniciativa de la comunidad estudiantil- aprobó el cambio de nombre de la Torre Central del campus Beauchef por el de Justicia Espada Acuña Mena, un reconocimiento de su alma máter a la osadía de una mujer que abrió el camino con justicia.

Texto: Andrea Dávalos O. – Comunicaciones FCFM.




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