Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

Pedro Pablo Prudencio: “Beethoven tiene que haber sido lo que hoy sentimos como música de vanguardia”

El director residente de la Orquesta Filarmónica de Santiago anticipa los conciertos donde abordará la Novena Sinfonía, que abren además las celebraciones por los 250 años del nacimiento del compositor alemán. “La esencia de lo que quiso transmitir sigue viva”, dice. 

Rodrigo Alarcón L.

  Domingo 22 de diciembre 2019 14:09 hrs. 
79345076_4314784431895178_6098124146024120320_o

Compartir en

El Año Beethoven. El próximo 16 de diciembre se cumplirán dos siglos y medio desde el nacimiento del compositor alemán y ese concepto se ha instalado en diferentes países para celebrarlo, con múltiples actividades, publicaciones y conciertos. 

No hace falta explicarlo: 2020 es el Año Beethoven y Pedro Pablo Prudencio, director residente de la Orquesta Filarmónica de Santiago, usa la frase durante una conversación sin necesidad de un preámbulo: “Venía el Año Beethoven y teníamos que abrir con la Novena Sinfonía, era lo mínimo que podíamos hacer”. 

Se refiere a tres conciertos que se realizarán entre el 15 y el 17 de enero en el Teatro Municipal de Santiago, las primeras presentaciones del año para la agrupación, acompañada esta vez por el Coro del Municipal de Santiago, el Coro Crecer Cantando y cuatro solistas: la soprano Carolina García Valentín, la mezzosoprano María Luisa Merino, el tenor Pedro Espinoza y el barítono Sergio Gallardo. 

“La Novena es casi obligatoria, más para un teatro que tiene coro y orquesta y que trabaja con solistas. Es una obra ideal para abrir el año y conmemorar a Beethoven. Además, no la hacíamos hace bastante tiempo, así que con mayor razón”, agrega Prudencio. 

Casi no hace falta decir que la Novena es una de las obras con mayor peso en la historia de la música. Algunas de sus rupturas han quedado oscurecidas, paradojalmente, por su popularidad. Por primera vez, por ejemplo, una sinfonía incorporó un coro para cantar versos de Friedrich Schiller y el alcance de ese pasaje es comparable al de un éxito de la música pop. Pocas personas no lo reconocen. 

Y la obra completa tuvo un carácter especial desde el primer día. Fue estrenada en Viena en mayo de 1824, con un Beethoven que “dirigió” prácticamente sordo y que reaparecía en público luego de doce años. Hasta dio pie a la “Maldición de la novena sinfonía”, según la cual los compositores morían luego de alcanzar ese número de piezas en su repertorio. Schubert, Dvořák y Mahler habrían sido víctimas del maleficio, aunque hay decenas de ejemplos que también lo desmienten.

En las últimas semanas, Pedro Pablo Prudencio ha dirigido las funciones de Cascanueces y un concierto dedicado a John Williams.

En las últimas semanas, Pedro Pablo Prudencio ha dirigido las funciones de Cascanueces y un concierto dedicado a John Williams. Foto: Teatro Municipal de Santiago.

Más allá de las anécdotas, hay un peso singular, aquilatado por las numerosas versiones que han interpretado y grabado los más grandes directores y orquestas del mundo. ¿Cómo se enfrenta un desafío con esa carga? No hay que tratar de volver a inventar la rueda, dice Pedro Pablo Prudencio: “Lo que siempre busco es entender la esencia del compositor y el escritor, lo que quisieron transmitir con la obra”.

¿Cómo se busca eso?

Beethoven es un compositor bastante descriptivo, en mi opinión. No sé si alcance a ser programático, pero sí es muy descriptivo de situaciones. La Quinta Sinfonía, por ejemplo, pasa de una batalla a la luz. Así también ocurre en la Novena. En el famoso recitativo,antes que entren los cantantes, los instrumentos tratan de hablar sin tener palabras como los cantantes y eso es algo que uno trata de reflejar. No soy el primero, obviamente, pero trato realmente de hacer cantar a los instrumentistas, como si fueran cantantes, para después poner palabras con los cantantes.

Lo especial de la Novena es que Beethoven no encontró más maneras de transmitir su mensaje que poniendo palabras.Trato de buscar que esa explosión de los cantantes sea como una liberación que además es súper simbólica, rompe todo tipo de esquemas para la época. La gente que escuchó por primera vez la Novena debe haber visto al coro ahí sentado y no debe haber entendido mucho. Al final, después de 40 minutos de música, empieza el coro y tiene que haber sido una situación muy impresionante.

A veces es difícil dimensionar eso: damos por sentadas cosas que en su tiempo fueron rupturistas. 

Para la época, Beethoven tiene que haber sido lo que hoy sentimos como música de vanguardia, como la gente que está tocando un instrumento con un serrucho. Imagino que esa fue la sensación. Hoy estamos acostumbrados a cosas peores, por así decirlo, pero tiene que haber sido impresionante. Aunque ojo, no necesariamente Beethoven es el primero: a Bach lo vemos más conservador y se reclamaba lo mismo. Los curas de la iglesia en la que trabajaba decían que sus preludios en el órgano eran endemoniados, esa era la forma en que lo percibían. 

Siempre ha habido músicos que han buscado los límites, pero -quizás también por su sordera- Beethoven se encerró en su propio mundo y buscó lo que quería expresar desde lo más profundo de su corazón, sin importar lo que dijeran los demás. 

¿Se vincula el contexto chileno actual con la interpretación de una obra creada en un entorno tan distinto?

No sé si el contexto sea tan distinto. Claro, son casi 200 años atrás, pero la esencia de lo que quiso transmitir Beethoven sigue viva, sigue latente.

¿En qué sentido? 

Que los seres humanos sean hermanos, que ese camino lo encontraremos a través de la alegría y de trabajar juntos. Que los seres humanos se unan y no se dividan. Que nos escuchemos los unos a los otros. Son mensajes actuales en esa época y hasta el día de hoy. Yo voy todos los días al centro, paso por la Plaza Italia y veo todas las manifestaciones. Es muy intenso para nosotros, en este contexto, entregar nuestro arte.

¿Va a ser distinto entonces interpretar la Novena ahora? ¿Se siente eso en el escenario?

Sí, el solo hecho de hacer la música ya nos pone en un lugar súper especial. Cuando estalló este conflicto tuvimos que cancelar un concierto que justo me tocaba a mí y fue un poco doloroso, pero uno entiende que hay problemas más importantes. Por otra parte, también estamos convencidos como teatro de que a través del arte podemos mejorar nuestro país. Cuando se canceló ese concierto, me hizo reflexionar sobre lo agradecidos que debemos estar de poder entregar nuestro arte.

Cuándo y dónde

La Novena Sinfonía de Beethoven se presentará a las 19:30 horas del miércoles 15, jueves 16 y viernes 17 de enero de 2020 en el Teatro Municipal de Santiago. Las entradas tienen valores entre dos y 35 mil pesos.

Más información en este enlace.

Foto: Teatro Municipal de Santiago.
Síguenos en