Este 31 de diciembre, en su mensaje televisivo de fin de año, el presidente de Francia Emmanuel Macron se mostró plenamente satisfecho con los resultados de sus más de dos años en el poder. “Hemos empezado a percibir en lo concreto de nuestras vidas los primeros resultados del esfuerzo de transformación empezado hace dos años y medio”, se congratuló, aun cuando dichas transformaciones provocaron numerosas huelgas desde que asumió el cargo, en sectores como la educación, la salud o los transportes.
“No cederé en nada”
Sobre el proyecto de reforma de las pensiones, causa de una de las mayores huelgas en el país en décadas que cumplía este 31 de diciembre 27 días, afirmó sin rodeos que no dará marcha atrás y que espera “encontrar un compromiso rápido” con los líderes sindicales “dispuestos” a dialogar.
“Me doy cuenta de cuánto pueden ofender y causar miedo y oposición las decisiones adoptadas. ¿Pero habría que renunciar a cambiar nuestro país, nuestra vida cotidiana? No. Pues eso significaría abandonar a aquellos que el sistema ya ha abandonado. Significaría traicionar a nuestros hijos, y a sus hijos, que tendrían que pagar el precio de nuestro abandono. Es por esto que la reforma de jubilaciones a la que me comprometí ante ustedes y que es defendida por el gobierno será llevada a cabo. Porque se trata de un proyecto de justicia y de progreso social”, enfatizó Macron, asegurando que la reforma tomará “en cuenta los trabajos difíciles”.
Lluvia de críticas en la oposición
El líder de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) Jean-Luc Mélenchon consideró en Twitter que no se trataba de “deseos sino de una declaración de guerra a los millones de franceses que rechazan su reforma”. Para Eric Coquerel, diputado de LFI entrevistado en la radio FranceInfo, después de este discurso, “la gente se movilizará aún más para poner a este presidente en su lugar, quien decididamente carece de humildad”.
Éric Ciotti, diputado del derechista partido Los Republicanos (LR), tuiteó que “mientras el país sale de un año de violencia y de fuertes tensiones sociales, Emmanuel Macron ofrece un mensaje convencional, tanto largo como hueco, sin alma ni perspectiva”.
La reacción de la presidenta de Agrupación Nacional (RN, extrema derecha), Marine Le Pen, fue lapidaria: “Una vez más… nada”. Por su parte, el portavoz del RN, Sébastien Chenu, dijo en FranceInfo que “si hay alguien que está muy contento de sí mismo esta noche en Francia, es el presidente de la República”.
En las filas oficialistas, en cambio, la diputada Aurore Bergé sostuvo que el jefe de Estado le pareció “extremadamente determinado, extremadamente sereno con respecto a los desafíos que nos esperan”. El ministro del Interior Christophe Castaner alabó en Twitter su “determinación de actuar” y su “voluntad de reunir a los franceses”.
Las reuniones sobre la reforma entre sindicatos y el primer ministro Édouard Philippe se reanudan el 7 de enero, mientras el 9 de enero ya está prevista una nueva jornada de movilización nacional contra el proyecto. El secretario general del sindicato CGT, Philippe Martinez, llamó a “todos los franceses a ponerse en huelga”.