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Jorge Arriagada y Raúl Ruiz: “Fue una comunicación maravillosa entre dos personajes chalados”

El compositor establecido en Francia fue entrevistado en el programa Con Cierto Oído y habló sobre su relación con el fallecido director y su trabajo para cine en general.  

Diario Uchile

  Miércoles 1 de enero 2020 12:46 hrs. 

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Escucha acá la entrevista completa a Jorge Arriagada.

A los 76 años, Jorge Arriagada es el principal compositor chileno en el ámbito de la música para cine.

Formado en el Conservatorio Nacional con Gustavo Becerra, León Schidlowsky y Carlos Botto, en 1966 viajó a Francia para proseguir sus estudios con Max Deutsch, entrando luego en contacto con figuras como Pierre Boulez y Olivier Messiaen. 

A partir de 1977  se especializó en la creación de música para cine, un oficio sobre el que se explayó durante el último capítulo del programa Con Cierto Oído, que conduce el concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, Alberto Dourthé. 

Estos son algunos pasajes de esa entrevista. 

El acercamiento a la música

Mi mamá creó las escuelas Montessori en Chile, entonces a partir de ahí me formé. Aprendí música y a leer. Ya a los ocho años tenía cinco de conservatorio, gracias a mi madre. 

La originalidad del método Montessori de la época, porque hoy debe ser más business, era que uno aprendía jugando, entonces para un niño era fantástico. Recuerdo que las notas subían en altura, auditivamente, mientras se escribieran más hacia arriba. Tenía una lógica, pero de juego. Cuando mi madre me enseñó el alfabeto, puso las letras en unos hoyitos y se trataba de aprender al memorizar el hoyito. Aprendí el alfabeto a través del juego, eso es fantástico. Esa idea debiera ser sobre todas las materias. Si uno no se interesa y entretiene en algo, no debiera participar en esa historia. 

La imagen y la música

Los cineastas dicen que lo más difícil que hay es encontrar un compositor que los entienda. Yo diría que para un compositor lo más difícil es encontrar un cineasta que tenga conciencia de la importancia de la música si la quiere usar. Ahí hay un gran problema, se van a tener que juntar más a menudo para discutirlo.

En principio, la imagen dice algo. Si nosotros le ponemos música, va a ser otra imagen. En general, lo importante es que la música sirve para aportar otra cosa, no veo el interés de decir lo mismo. Los grandes directores utilizan la música de esa forma, cambiando el sentido a la imagen. 

Raúl Ruiz

(Hicimos) 46 películas con Raúl en 35 años de trabajo. Fue una especie de comunicación intelectual maravillosa entre dos personajes completamente chalados, en un país maravilloso (Francia) donde la cultura es importante y a los artistas los tratan bien. 

Cuando nos dieron el trabajo de hacer El tiempo recobrado (1998), el gran problema era que ni siquiera (Luchino) Visconti se había atrevido a filmarlo. Raúl Ruiz se atrevió y cuando me dijo, yo le dije que estaba loco. “¿Un chileno va a hacer Proust?” “¿Y además quieres que otro chileno haga la sonata de Vinteuil?” Porque me pidió que hiciera la sonata de Vinteuil, que es un compositor inventado por Proust. Había que inventar todo eso. De alguna manera, lo difícil fue atreverse y darle un sentido diferente a lo que la gente se espera.

En Cannes

Este año estuve de jurado en Cannes, en un premio que se inventó en la sección “Una cierta mirada” para la banda sonora. Hoy se habla de banda sonora, es decir, la música que está incorporada a lo que se llama sound design y que es un trabajo paralelo que hace un ingeniero en sonido, en colaboración con el músico. Ser jurado en Cannes ahora es muy difícil, porque hay que interpretar todo lo que es audible. Es muy interesante, porque uno está acostumbrado a ver una película y las imágenes te dicen cosas, pero si apagas la imagen y escuchas te vas a dar cuenta que hay una cantidad de información que te está dando el director. Lo audible es tan significativo como lo visual y ese es el valor que se le está dando hoy.

Imagen e imaginación

Yo considero que una novela es el arte más completo, porque te tienes que imaginar todo. Recuerdo cuando leí 24 horas en la vida de una mujer, de Stefan Zweig: cuando describe la mano del jugador te la imaginas, pero cuando ves la película -y ese es el gran drama del cine- te está mostrando todo y no te la puedes imaginar. En ese sentido, la música puede aportar algo diferente. La imagen está, pero la música puede decir otra cosa: hacerla más sórdida, interesante, distante. Ahí viene el carácter que se le puede dar a la imagen.

Foto: Universidad del Desarrollo. 
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