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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Ser mujer y vivir en la calle: Otro escenario de violencia de género

El pasado 28 de diciembre Glenda Delgado fue encontrada muerta en cercanías del gimnasio fiscal de Punta Arenas, por su femicidio su ex pareja fue formalizado y quedó en prisión preventiva. La mujer ya había sido víctima de violencia hace unos años en Iquique, y su caso dejó en evidencia una vez más las dificultades de salir del círculo de la violencia, más aún cuando se vive en situación de calle.

Andrea Bustos C.

  Sábado 4 de enero 2020 15:27 hrs. 
red

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Asfixia mecánica y lesiones del tipo homicida. Esas fueron parte de las conclusiones del informe preliminar de la autopsia de Glenda Delgado, mujer que vivía en condición de calle y que el sábado 28 de diciembre fue encontrada muerta en las inmediaciones del gimnasio fiscal de Punta Arenas.

El caso de Glenda fue el femicidio número 62 registrado por la Red Chilena contra la violencia hacia las mujeres, el último de 2019, año en que también hubo un suicidio femicida.

Por este caso, fue formalizado y quedó en prisión preventiva Leonardo Antonio Isla Abarca, ex pareja de la mujer, y que contaba con una orden de alejamiento desde octubre precisamente por haberla maltratado. Según los antecedentes preliminares, la pareja habría tenido una discusión, tras lo cual él la golpeó y la asfixió, ella huyó del inmueble en el que estaban en cercanías del gimnasio, y cayó a unos 130 metros, donde falleció y luego fue encontrada.

Sin embargo, el historial de violencia que Glenda Delgado había sufrido se remonta a varios años atrás, pues en 2002 recibió un disparo de su entonces pareja, resultando herida en la cabeza y teniendo que enfrentar un difícil proceso de recuperación, que parecía casi imposible de superar. Aquella agresión la dejó con secuelas: una hemiplejia del lado izquierdo.

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Glenda Delgado. Foto Facebook.

Solo un par de días antes de ser asesinada la mujer escribió en su cuenta de Facebook una reflexión respecto del abandono de las instituciones hacia las mujeres violentadas.

“¿Por qué deben pasar estas cosas para que todos hablen estos temas? Y si no te matan no es tema para nadie; pero los culpables no son solamente los asesinos de estas mujeres, y lo digo por experiencia propia. A mí me dieron un disparo en la cabeza hace 17 años y quedé viva pero discapacitada y el autor de este ataque estuvo 5 meses preso solamente; y salió en libertad libre de polvo y paja, como se dice en buen chileno”, posteó.

“Yo terminé coja, con una hemiplejia izquierda, abandonada por mi propia familia y el sistema; el Sernam nunca me ayudó, y hasta los días de hoy sobrevivo en la guardia del Hospital Clínico de Magallanes en Punta Arenas. He pedido ayuda en la Intendencia, Gobernación, Alcaldía y nadie me ha ayudado, voy a cumplir 18 años desde que quede viva a un ataque tan bestial de una pareja y todos se acuerdan de las que han muerto; pero para mí hubiese sido mejor morir esa noche en Iquique que seguir viviendo como una indigente, durmiendo en la calle, con 18° bajo 0 en plena intemperie en Punta Arenas”, agregó.

De esta forma, el último femicidio del año 2019 no solo mostró una vez más la peor expresión de la violencia que las mujeres sufren de parte de sus parejas o exparejas, sino también cómo la institucionalidad acrecienta y mantiene una violencia estructural.

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Durante 2019 la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres registró 62 femicidios y un suicidio femicida.

Respecto de este caso y la vulneración sufrida por las mujeres que viven en situación de calle, Carolina Saldivia, integrante de la Coordinadora Feminista de Punta Arenas, señaló que “hay un nivel de vulneración y victimización que no solo es responsabilidad del agresor o agresores que estuvieron presentes en la vida de ella, sino también una vulneración por parte de las instituciones. Ella misma lo señala, la culpa no es solo de quienes cometen los delitos, también del Estado”.

Además, aseguró que, si bien según los antecedentes Glenda tuvo intervenciones gubernamentales fallidas para mitigar su situación de vulnerabilidad, muchas veces las políticas públicas son muy estructuradas y no se acomodan a las necesidades de quien necesita la ayuda.

“Hay que cuestionarse un poquito cómo funcionan las políticas públicas. Finalmente una mujer que haya vivido este intento de femicidio del cual queda con secuelas muy graves no puede ser tratada igual que el resto de las mujeres que acuden al centro. A veces pasa que estas políticas públicas, este sistema, es como un moldecito y a veces las mujeres están en situaciones de precariedad tan grande que necesitan una ayuda bastante más concreta, con una mayor vinculación por parte de los profesionales y de las instituciones y eso Glenda lo denunció constantemente, que no existía, que no recibió la ayuda que necesitada”, comentó.

Por su parte, Patricia Valenzuela, socióloga e integrante de la Fundación Gente de la Calle, comentó que “una mayoría importante de las mujeres que están en situación de calle vienen de familias precarizadas donde la violencia está muy naturalizada en esos espacios, y en la historia de estas mujeres habían sufrido distintos tipos de violencia, a tal punto que ellas no se reconocen muchas veces como sujetas de derechos”.

“Más bien se han sentido como objeto de maltrato y de mucha violencia, y lo impresionante de esta situación es que frente a esta grave vulneración de los derechos humanos, el Estado, ni tampoco las organizaciones que trabajan vinculadas a esta temática, han levantado la voz respecto de la problemática que tienen estas mujeres a la hora de acceder la justicia”, añadió.

En esa misma línea, la socióloga dijo que no solo es necesario mejorar los programas de apoyo, sino también garantizar justicia: “Los programas insisten en que estas personas tienen que continuar con una vida productiva donde no hay justicia ni reparo respecto de los traumas que les pudo haber formado el ser víctima de estas violencias. Vamos naturalizando esta situación y lo que vamos viendo es la realidad más cruda de estas mujeres, que por vivir esta violencia doméstica en la trayectoria de sus vidas se ven desplazadas a quedar en situación de calle”.

Patricia Valenzuela explicó que la violencia domestica termina en dos caminos, o el femicidio o las mujeres en situación de calle.

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Créditos: Fundación Gente de la Calle.

De esta forma, ambas voceras concordaron en que es necesario seguir fortaleciendo la organización entre mujeres en los territorios, especialmente con quienes viven en situación de calle para que logren sentirse como sujetas de derecho y superar el círculo de la violencia, ya sea de sus parejas, ex parejas,  personas cercanas o incluso la institucional, tarea que desde la Fundación Gente de la Calle explicaron ya han estado trabajando, iniciando con que las personas en esta situación de vida vayan poco a poco tomando consciencia de cómo organizarse y apoyarse entre ellas.

Para avanzar en esto comentaron que no solo es clave que el movimiento feminista se siga articulando, sino que también las autoridades tomen el peso a que la violencia de género es un problema real y cada día más latente en nuestro país.

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