El pasado jueves 30 de enero, el Teatro Universidad Católica recibió una “Notificación preventiva” del Departamento de Aseo de la Municipalidad de Ñuñoa, que advertía una infracción a una ordenanza fechada en 1983 y referida a la limpieza de fachadas.
¿El problema? Los rayados y grafitis que la tradicional sala exhibe desde octubre pasado, cuando la Plaza Ñuñoa se convirtió en uno de los escenarios de las manifestaciones sociales.
El documento, firmado por el inspector Ernesto Aniñir González, pedía que se limpiara la fachada a la “brevedad”, para evitar una denuncia al Juzgado de Policía Local.
A través de sus redes sociales, el Teatro UC dio a conocer la situación y provocó reacciones diversas: mientras cientos de usuarios debatieron sobre la medida, concejales y figuras vinculadas al teatro y otras disciplinas manifestaron su apoyo a la institución.
¡Esto es inaceptable! La Municipalidad de Ñuñoa nos está obligando a pintar nuestra fachada, alegando una ordenanza municipal de 1983. No entienden que en Teatro UC las voces del estallido social #noseborranosepintan , nada silenciará las demandas ciudadanas pic.twitter.com/dVqyPSsLjA
— Teatro UC (@TeatroUC) February 3, 2020
La controversia fue resuelta la mañana de este martes, luego de una reunión entre representantes del recinto y el jefe de gabinete de la municipalidad, Sergio Gutiérrez.
“Se nos manifestó que había sido un malentendido, que esta notificación le había llegado a todos los locatarios del sector y que era algo para que pudiéramos pintar, pero nunca era una advertencia ni se nos quería obligar a borrar nuestros rayados”, explicó Marcela Rivera, encargada de comunicaciones del Teatro UC.
“Por lo tanto, entendimos que esta notificación no tenía validez alguna y que no nos van a obligar a borrar los rayados, a nosotros ni a ningún locatario”, recalcó.
De este modo, la sala ubicada en la calle Jorge Washington no solo mantendrá los rayados y pintadas, sino que seguirá adelante con las distintas acciones que durante el último tiempo han desarrollado en torno a las manifestaciones. El colectivo Ojo Nítido, por ejemplo, desarrolla por estos días una intervención con mosaicos para denunciar la gran cantidad de personas afectadas por lesiones oculares.
“Cuando comenzó el estallido, vimos cómo surgieron algunas voces que no siempre tienen cabida ni en los medios ni en ninguna parte, entonces era muy importante dar este espacio. Estamos abiertos a la comunidad y así somos percibidos acá en Ñuñoa, así que decidimos ofrecer este espacio para que la gente que no tiene voz pueda manifestarse”, señala Marcela Rivera.
Las huellas de las protestas, relata la vocera del centro cultural, comenzaron a verse desde los primeros días de movilizaciones: “Al principio eran algunas consignas, pero luego han ido evolucionando según la contingencia. En un principio solo eran rayados y de un momento a otro apareció un dibujo del ‘Matapacos’, que la gente ha respetado”.
“Por otra parte, era importante que quede registro de las violaciones a los Derechos Humanos y visibilizar lo que está pasando. Pretendemos que este espacio quede abierto a la memoria, que más allá de lo que uno tenga como pensamiento político, pueda reflexionar sobre lo que pasó y está pasando”, añadió.
Antes de iniciar su receso veraniego, el Teatro UC -que no ha sufrido daños durante las manifestaciones- tuvo distintas actividades vinculadas con las manifestaciones, como funciones gratuitas y talleres abiertos a la comunidad.