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Año XVI, 20 de abril de 2024


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¿Qué hay detrás de la “campaña del terror” de cara al plebiscito de abril?

Tal como ocurrió en otros episodios de nuestra historia, la campaña del terror frente a los cambios sociales se ha hecho presente nuevamente. En esta ocasión el objetivo es persuadir a la ciudadanía sobre lo desfavorable para el país que es la opción "apruebo".

Montserrat Rollano

  Jueves 20 de febrero 2020 18:57 hrs. 
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No es un recurso nuevo. La denominada “campaña del terror” ha sido un medio ampliamente utilizado para impedir que se produzcan cambios políticos, económicos o sociales que perjudiquen los intereses de un determinado sector.

Ocurrió durante las campañas presidenciales de 1964 y de 1970 donde salió electo presidente Salvador Allende, así como también en el plebiscito de 1988 donde triunfó la opción del “NO”.

Como ejemplos más cercanos está el intenso despliegue comunicacional para hacer frente a las reformas impulsadas por el segundo gobierno de la ex presidenta Michelle Bachelet.

“Incertidumbre”, “pérdida de empleos”, “atentado a la libertad de enseñanza” eran algunas de las frases que más se repetían al mismo tiempo en que se discutían los proyectos en el Parlamento que, por lo demás, no dejaban conformes a las organizaciones sociales que reclamaban por la poca profundidad de los cambios.

Finalmente, la ex mandataria sacó adelante gran parte de su programa y ninguno de los apocalípticos vaticinios se cumplió. Por el contrario, la imposibilidad de impulsar proyectos como el de una nueva Constitución, entre otras iniciativas, fue uno de los catalizadores de las masivas y transversales movilizaciones de octubre en adelante.

En 2020, en plena crisis social, el escenario no es muy distinto. Pese a que comenzado el “estallido social” varios representantes del oficialismo declararon públicamente ser partidarios de una nueva Constitución, con el pasar de los meses no sólo han cambiado radicalmente su parecer, sino que han encabezado la campaña por el “rechazo”.

Entre los principales argumentos de quienes se oponen está –nuevamente- la incertidumbre y los efectos adversos en la economía del país, además del extenso plazo para la redacción de una nueva Carta, versus los meses o incluso semanas que tardaría tramitar una reforma constitucional.

Todo esto con el telón de fondo de algunos hechos de violencia, limitados fundamentalmente al ámbito del fútbol, y de llamados a movilizaciones para el mes de marzo, elementos que han alimentado distintas maniobras políticas y comunicaciones que van desde cadenas de Whatsapp hasta reportajes que sugieren que algunos grupos, incluso, se estarían armando previo al esperado mes de marzo.

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Es así como el concepto de “la campaña del terror” ha sonado con más fuerza durante las últimas semanas. Incluso han sido representantes de Chile Vamos, como la diputada de RN Ximena Ossandón o el alcalde Felipe Alessandri, quienes han advertido sobre esta operación de sectores más conversadores de la coalición.

Para el integrante de la organización Marca tu Voto, Manuel Lobos, “lo que está en disputa aquí es el modelo, la posibilidad de discutir ese modelo entre todas y todos y, por lo tanto, la mejor manera de protegerse cuando este cambio se está dando dentro de las propias reglas del juego democrático, es generando estas campañas de terror”.

En conversación con Radio Universidad de Chile, el coordinador de dicha instancia ciudadana manifestó que las intenciones detrás de esta arremetida son variadas y depende del nivel de radicalidad de quienes la impulsan. Uno de estos escenarios, según señala, es el de boicotear el plebiscito.

“Crear un clima de tensión en donde se produzca la posibilidad de que, legalmente, se intente frenar la realización del plebiscito. Es decir que, sobre la base del terror, de la exacerbación de las protestas, de noticias de gente con la intención de armarse, de mensajes en redes sociales, exacerbar al punto tal de boicotear el plebiscito”.

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Otro escenario, advierte, dice relación con restarle legitimidad al “apruebo”, para lo cual estrechar los márgenes entre ambas opciones será fundamental. Sin embargo, Manuel Lobos precisa que este argumento carece de validez toda vez que quienes estén por el rechazo, también participarán en la etapa posterior del proceso.

Por su parte, la coordinadora de la  plataforma por una nueva Constitución “Que Chile Decida”,  Valentina Saavedra, señaló a nuestro medio que la idea de que el plebiscito no se puede dar en un clima de movilización es un mito impulsado por quienes no quieren que haya una nueva Constitución.

“Hay un cinismo tremendo cuando sí les parecía legítimo un plebiscito en medio de una dictadura, pero además otro cinismo cuando se cuestiona la posibilidad de hacer un plebiscito pero no hay una discusión de, por ejemplo, si se pueden hacer elecciones municipales, y ahí se nota que hay intereses involucrados”.

Marzo está a la vuelta de la esquina y las especulaciones respecto de la reactivación de las movilizaciones y sus efectos son diversas. Lo único claro, hasta el momento, es que la mayoría se inclinaría por la opción “apruebo” y por una convención constituyente. Sin embargo, según lo han advertido algunos expertos, la cantidad de gente que vote en dicha elección será crucial respecto de las definiciones que se tomen con posterioridad.

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