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¿Qué consecuencias tendrá el coronavirus en el tráfico de animales salvajes?

Los principales países consumidores, China y Vietnam, parecen decididos a actuar para controlar esta actividad, próspera desde Asia hasta África.

RFI

  Sábado 4 de abril 2020 10:00 hrs. 
PANGOLIN

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Los científicos aún no saben si el pangolín, una especie en peligro de extinción muy apreciada por los chinos, fue realmente el vector del coronavirus. Pero como medida de precaución se cerró, en enero, el mercado de Wuhan, donde se podía encontrar pangolín en vente libre.

Un mes más tarde, se emitió un decreto para eliminar el consumo de carne de animales salvajes. Las cuentas vinculadas a este comercio en Internet fueron cerradas y se incautaron cientos de miles de productos.

Vietnam, el otro gran país consumidor de animales salvajes, está, a su vez tomando, medidas para restringir este comercio. La causa animal se ha convertido en un problema de salud pública. Sin embargo, habrá que encontrar una solución económica, ya que el mercado del pangolín en particular y el de los animales salvajes en general están ahora en pleno auge.

Industria oficial de cría en China y Vietnam

China cuenta con 20.000 granjas especializadas, que fueron empujadas durante décadas para desarrollar las zonas rurales. Hoy en día, el sector vale 75 mil millones de dólares, según un estudio académico chino de 2017, lo que representa la mitad del mercado de la carne de cerdo.

Los productos abarcan desde el cuero hasta la medicina tradicional y los alimentos. Comer pangolín es un indicador de éxito social. El problema de estas granjas es que encubren tráficos totalmente ilegales: los animales importados pasan por ellas y luego se venden como mercancía legal.

En Vietnam una licencia para criar animales salvajes se revende a un alto precio. Permite vender mercancías que llegan directamente de Filipinas, Malasia o India, y cada vez más del continente africano.

Nigeria, foco del tráfico de pangolín

Desde 2016, este tráfico ha explotado. En los últimos tres años, más de la mitad de las incautaciones mundiales de escamas de pangolín, muy buscadas para su uso en la medicina tradicional china, han transitado en algún momento por Nigeria.

Este auge se ha visto alentado por una corrupción generalizada y un alto nivel de tolerancia hacia ese tipo de delincuencia. La primera multa que aplica el sistema de justicia nigeriano contra estos delitos es de unos pocos dólares, mientras que Uganda condena a los traficantes a fuertes multas y penas de prisión.

El otro motor del tráfico es, por supuesto, la demanda. Un pangolín se vende por siete dólares en Nigeria, y sus escamas se revenden por 250 dólares en Vietnam, que se ha convertido en el primer cliente de Nigeria.

Habrá que ver dentro de un año si China y Vietnam actuaron realmente para reducir este tráfico. En 2003, el SARS transmitido por el murciélago había llevado a China a cerrar sus mercados de animales vivos. Seis meses más tarde, los mercados volvieron a abrir.

 

Con información de Dominique Baillard, RFI.

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