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Año XVI, 23 de abril de 2024


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Con licencia para fallar: la educación emocional para familias en cuarentena

Vivir juntos cada hora del día puede ser más que desafiante para las familias chilenas. Educados para no hablar de cómo nos sentimos, el confinamiento releva la importancia de contar con un sistema de educación integral que abarque la emocionalidad de los niños y permita a padres y profesores dejar de lado las mediciones estandarizadas.

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  Sábado 18 de abril 2020 9:51 hrs. 
Cuarentena en familia

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24 horas al día, 7 días a la semana juntos. Así viven las familias chilenas desde que el 18 de marzo, el Gobierno decretara estado de catástrofe por la pandemia de coronavirus .

La situación está lejos de ser idílica, al estrés de enfrentar una situación sanitaria completamente desconocida para todos, se suma, en el mejor de los casos, el tele trabajar para los padres y el de estudiar a distancia para los niños y niñas. En otros casos, la situación es aún peor, pérdida de empleo, falta de conectividad para desarrollar las labores escolares o miembros de la familia infectados con el virus, hacen que las condiciones de vida familiar sean de alta tensión.

A mediados de esta semana,  la ONG Activa denunció un aumento del 42% en casos del maltrato a niños, niñas y adolescentes en medio de la cuarentena y un aumento del 127%  de las denuncias a través de sus canales ciudadanos.

Consultada sobre el tema, la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, señaló a Radio Universidad de Chile que la actual es una situación compleja, relevante y necesaria de abordar con urgencia. “Efectivamente todos los análisis que han hecho en distintos países dan cuenta de un aumento en la violencia, tanto contra las mujeres, como contra los niños, niñas y adolescentes. En ese sentido, lo que hemos demandado de la Subsecretaría de la Niñez, institución obligada por ley a prevenir vulneraciones de derechos, la generación de espacios y herramientas suficientes para las familias, de modo que esta situación de crisis sanitaria, que evidentemente estresa los contextos familiares y genera dificultades desde ese punto de vista, no tenga como consecuencia que la descarga emocional se produzca en un maltrato a niñas, niños y adolescentes, porque es algo que necesariamente tenemos que erradicar”.

Paty Muñoz

 

Pero, prevenir que los NNA sean sujetos de maltrato pasa necesariamente por entender que la situación sanitaria tiene como efecto colateral una afectación importante a la salud mental de todos los miembros de la familia. Padres y madres que deben ejercer la educación a distancia sin ningún tipo de formación pedagógica, menos tendrán herramientas emocionales con las que contenerse a sí mismos y mucho menos a sus hijos, que sienten de manera completamente diferente esta nueva forma de vida.

Camilo Morales, Psicólogo Clínico y Coordinador del Programa de Estudios Interdisciplinarios en Infancias en la Facultad de Ciencias Sociales de la  Universidad de Chile, explicó  desde su área de experticia lo que enfrentan las familias chilenas.

“Hoy se ha instalado un discurso que impone que se traslade al contexto familiar todo lo que son los procesos formales que van a recaer particularmente en los padres y, específicamente en las mujeres. Eso recarga el sistema familiar, un sistema que histórica y culturalmente ha evolucionado en un sentido de que el cuidado y la educación de los niños se ha puesto en otras instituciones. Actualmente, estamos viviendo como en un momento protoindustrial, cuando las cosas se hacían al interior de las casas y los feudos. Nuestro modelo de sociedad necesita de otros soportes institucionales y, si bien los padres pueden tener un rol súper importante en este contexto para generar espacios de aprendizaje con los niños que los involucren en cuestiones cotidianas,  hay que tener cuidado con que eso no se transforme veladamente en otro discurso de exigencia que recae sobre los padres”.

El psicólogo ahonda en el rol que les cabe a los colegios y escuelas en mantener el vínculo formativo, de modo que, efectivamente, se entregue un apoyo a las familias.

“Los niños hacen vínculo con sus pares, entonces hay que pensar qué está haciendo el colegio para favorecer que ellos puedan mantener esos vínculos y que no sea solo iniciativas particulares. Eso, también, se puede dotar de un sentido pedagógico, porque los profesores, apoyados por la institución escolar, pueden ser agentes que permitan que los niños se sientan acompañados y eso también para con los papás. Cosas tan sencillas como una llamada o un espacio grupal, puede marcar una diferencia: decir aquí estamos. En esta crisis lo que hay que conservar son los vínculos, más que la productividad. Teniendo la tecnología a la mano para facilitar eso, hay que promoverlo”.

Camilo Morales

Psicólogo Camilo Morales

Morales asegura que lo anterior debe ir necesariamente acompañado de una política pública,  ya que no puede simplemente quedar  quedar al arbitrio de la responsabilidad individual. “Hay que pasar del cuidado en el ámbito privado, al cuidado infantil como algo social que requiere de soporte político para que no termine como una carga más para las familias”.

Chile, país de violentos

Estudios sobre crianza, salud mental y desarrollo socioemocional han demostrado que Chile es el país con los índices más altos en emociones negativas como miedo y tristeza, además de quedar posicionada como la nación donde más se castiga y se grita a los niños. Previo al estallido social y la crisis de salud por el COVID-19, nuestro país ya sufría su propia epidemia relacionada con la salud mental y, según los expertos en psicología, eso se debe principalmente a que no hemos sido criados para expresar nuestras emociones.

“En Chile no hay educación emocional. La Ley General de Educación establece que la educación debe ser integral, abordar todas las dimensiones del ser humano, lo cognitivo y la emocionalidad que es la base para el aprendizaje. Está hiperestudiado que si el ser humano no se desarrolla emocionalmente, es muy difícil que se pueda desarrollar intelectualmente”, dice la diputada Cristina Girardi, una de las impulsoras del proyecto de ley de Educación Emocional.

El tipo de educación en Chile, basada en la lógica del rendimiento, ha, de alguna manera, pervertido esta idea de educación integral. Las pruebas de medición como el SIMCE, evalúa en un 76 por ciento cosas que tienen que ver con lo cognitivo, dejando de lado elementos relacionados con lo que le pasa al niño desde el punto de vista de desarrollo emocional, de relación con sus pares o la convivencia o la autoestima, todo eso solo pesa un 24 por ciento dentro de la evaluación total. Chile es un país maltratador y eso tiene que ver necesariamente con cómo educamos. Esto de cómo somos no es genético sino de cómo hemos construido sociedad. Los parámetros que nos rigen no tienen  que ver con saber relacionarnos, ni entender a los otros, o protegerlos, sino más bien con el éxito, la competencia y destruir al otro” explica la legisladora.

Pero,  ahora que la educación ya no se ejerce en los establecimientos, sino en casa, ¿qué pueden hacer los padres cuando deben cumplir con los lineamientos de los colegios?

Los padres, en este contexto de emergencia, deben tener en cuenta el tope de lo que pueden hacer, de modo que por responder a lo que el colegio pide, se termine afectando el bienestar de la familia. Eso es lo prioritario: que las medidas en torno a lo educativo y lo laboral estén atravesadas por el criterio del bienestar de ese grupo y, particularmente de los niños, a propósito que estamos en un estado de emergencia. Eso es lo que ha quedado extraviado, que estamos en una situación completamente anómala a nivel global que en sí misma es muy estresante, como para además agregarle otras cosas”, asegura el psicólogo Camilo Morales.

“Ayudaría que las autoridades tomara medidas más claras respecto de apoyar el cuidado infantil, ya sea flexibilizando el tema laboral en los casos en que haya mayores dificultades para compatibilizar una cosa con otra. En cuanto al rol de las escuelas y colegios, más que saturar a los padres con guías y trabajos con esta fantasía de que se va a perder el año, deben entender que los NNA tienen catorce años de escolaridad y ese es un tiempo enorme en el que se puede readecuar ciertos contenidos: Hay que repensar el rol de las escuelas y colegios, de modo que se oriente a acompañar a los padres y a los niños en esta situación de angustia. Mantener algún tipo de vínculo más allá de entregar tareas.  La falta de ello es preocupante debido al rol de las instituciones educativas en este momento de emergencia”, agrega el experto.

La diputada Girardi ahonda en el tema del acompañamiento profesional a las familias.

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Diputada Girardi

“Hemos solicitado que programas como ‘Habilidades para la vida’,  reconocido internacionalmente y que trabaja sobre la salud mental y sobre estos nuevos ámbitos de educación emocional, se fortalezcan de manera potente ahora que los niños están en cuarentena, es decir, lograr que estos programas lleguen a las casas y que se afiance el vínculo entre padres, apoderados y los niños al interior de las casas; y también entre profesores y niños, no solo desde el punto de vista de lo que está aprendiendo el niño, si sabe sumar mejor o no, sino como se desarrolla un vínculo afectivo que permita que la salud mental sea efectivamente un plus en el encierro y no algo que genere mayor alteración”.

Para la congresista, el apoyo emocional es fundamental porque es urgente que se entienda  la necesidad del cambio de los paradigmas educacionales. “Lo que estamos haciendo ahora es que entrenamos a los niños, los enfermamos para que tengan resultados en pruebas estandarizadas y los niños no obtienen mejores resultados. De hecho hay un estancamiento del Simce desde hace muchos años y estos resultados tienen colapsados a todos los actores: niños y profesores porque hay  una sobrecarga curricular de objetivos, hay que cumplir con el programa anual y si el niño aprendió o no da lo mismo”.

Es angustiante no poder romper con un modelo que impide a los niños ser niños, que aprendan, que creen, que entiendan que el amor por el conocer sea amor y no esta cosa enfermiza del sistema escolar”, concluye la representante del distrito 9.

Mientras el número de contagios por COVID-19 aumenta en Chile y el mundo, el nerviosismo y  el desánimo se vuelven más intensos. Reconocer que lo más importante es mantenerse sanos y dejar de lado las expectativas sobre rendimientos basados en estándares que no se condicen con la realidad actual, ayudará a que la vida en confinamiento sea más llevadera. Darse licencia para equivocarse, también es cuidarse.

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