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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Raúl Sohr y efectos de la caída del petróleo en Latinoamérica: “Para algunos países es la tormenta perfecta”

Con un inédito valor negativo, el petróleo referencia en Estados Unidos causó estragos en las bolsas económicas mundiales. El periodista y analista internacional explica lo que hay detrás de esta volatilidad en el precio del recurso fósil y reflexiona sobre las consecuencias de ello para una ya golpeada Latinoamérica.

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  Martes 21 de abril 2020 18:32 hrs. 
Raul sohr

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20 de abril de 2020 será una fecha difícilmente olvidable para la economía mundial. El petróleo West Texas Intermediate (WTI), usado como referencial en Estados Unidos , se cotizó por primera vez en la historia con un precio negativo: -37,63 dólares por barril. Por su parte, el crudo Brent terminó este martes en el mercado de futuros de Londres con una caída equivalente al  25,45 por ciento en relación al lunes.

La diferencia entre uno y otro es, básicamente, la fecha de entrega, ya que el abastecimiento del combustible siempre se hace a futuro. Mientras el WTI se entrega en mayo, el  Brent, de referencia en Europa, lo hace en junio, cuando se espera un menor desajuste entre oferta y demanda.

Raúl Sohr, periodista, sociólogo y analista internacional, conversó con Diario y Radio Universidad de Chile y explicó las consecuencias en la brusca caída de los precios del recurso energético, particularmente para la región.

¿ A qué se puede atribuir que el petróleo haya alcanzado su precio más bajo del milenio?

El mercado del petróleo ha sido siempre así,  hay periodos de enorme abundancia y otros periodos de escasez. Es una verdadera montaña rusa, por lo tanto esto no es tan atípico. Lo que sí es atípico es que hayan precios negativos, es decir que los productores en algunos casos pagan porque los compradores se lleven el petróleo.

Los precios negativos tienen que ver con la falta de almacenamiento entonces.

Exacto, no hay donde almacenarlo. Normalmente el petróleo es una materia prima con la que se especula mucho y, a veces, hay grandes compras especulativas sin un auge objetivo en la demanda, pero los precios suben porque los especuladores compran a futuro con la idea que en algunos meses el precio estará más alto y entonces podrán vender.

Ahora, como hay una abundancia enorme, no se puede comprar a futuro porque no hay donde guardarlo.

Economistas han señalado que la caída en el precio dice relación con que este martes expiraban los contratos a futuro para entrega en mayo.

Eso es un factor coyuntural que, sin duda, puede incidir, pero lo central es la guerra de los precios entre Rusia y Arabia Saudita, porque éstos últimos subieron su producción haciendo que una situación ya complicada, se volviera aún más difícil. Lo más importante, y esto no va a cambiar en las próximas semanas, es la enorme baja en la demanda: el tráfico aéreo ha bajado casi en un 90 por ciento, prácticamente no están volando aviones, el tráfico en las ciudades que están en cuarentena, las industrias, grandes consumidoras de petróleo, han cerrado. Todo ello va a tardar bastante tiempo en recuperarse, lo hará, pero será lento y los precios se mantendrán bajos, pues incluso antes de llegar a esta situación inédita de precios negativos, el petróleo tejano se estaba vendiendo a 7 dólares el barril.

Los ingresos fiscales de países como México, Venezuela, Colombia y Ecuador dependen de la exportación del crudo. ¿Cómo les afecta la brusca caída del valor del petróleo?

Lo que se está dando para algunos países de la región es la tormenta perfecta. Los más afectados son los venezolanos porque prácticamente el 95% de su ingreso en divisa proviene del petróleo. México tiene una situación más diversificada, pero el 20% del producto interno bruto mexicano proviene del turismo y por esta crisis el turismo ha prácticamente desparecido. El segundo ingreso más importante son las remesas de mexicanos que viven en Estados Unidos envían a sus familias y, dada la situación de desempleo que afecta principalmente a latinos y mexicanos, eso también disminuyó. El principal producto de exportación  es el petróleo y López Obrador hizo grandes inversiones  y proyectos para tratar de levantar la compleja situación la estatal Pemex y con lo que está pasando, para México esto se vuelve dramático.

Brasil por su lado, hizo una inversión descomunal con el mayor préstamo de la historia de ese país, fue para desarrollar yacimientos submarinos en el Atlántico. A 300 kilómetros de Río de Janeiro hay un yacimiento enorme llamado Tupi en el que el petróleo está a 3 kilómetros bajo el nivel del mar y su costo de extracción es carísimo, por lo tanto como mínimo se requiere un precio de 60 dólares para resulte rentable. Con un barril a 14 o 20 dólares, simplemente hay que paralizar las inversiones que son descomunales y sobre las cuales corren los intereses.

Respecto de Venezuela, Antonio de la Cruz, director ejecutivo del centro de estudios Inter-American Trends e investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, aseguró que ese país ni siquiera podrá pagar los intereses de las deudas contraídas con el extranjero, particularmente China y Rusia.

Para Venezuela ésta es una situación francamente desastrosa y ellos ya tenían una situación terriblemente complicada, porque dependen en un 95 por ciento de sus ingresos por el petróleo y van a tener que destinar lo poco y nada que tienen al pago de intereses. Ahora, en el caso de China y Rusia, siempre pueden renegociar a cambio de ventas a futuro, es decir comprometer la producción de los próximos años. El problema es que ya tienen mucho comprometido: China ha hecho inversiones y préstamos a cambio de una garantía del abastecimiento de la producción de los próximos años. Venezuela está en un rincón muy complejo.

En cuanto a Ecuador, la situación también es compleja. A la enorme cantidad de muertos producto del COVID-19, ahora viene esta caída en el precio del petróleo que fragiliza el ya delicado estado de ese país.

Creo que lo que pasó en la provincia del Guayas y en Guayaquil es impresentable, prácticamente no tiene otro paralelo en el mundo. Es vergonzosa  la falta de previsión e incapacidad del gobierno ecuatoriano y en algún momento tendrán que rendir cuentas por su inoperancia. La pérdida de ingresos del petróleo le va a afectar enormemente en un momento en que todos los países están semiparalizados, en cuarentena, y se da por descontado que el mundo entero, sin ninguna excepción, va a sufrir un frenazo monumental. En Estados Unidos se habla de 47 millones de desempleados, en Rusia se habla de 8 millones, en Gran Bretaña de 6,5 millones de desempleados, y eso es por mencionar tres casos, pero la situación mundial es que gran cantidad de gente quedará sin ingresos.

En Colombia, el presidente Duque impulsó una reforma tributaria que ha implicado menores ingresos para el Estado y la mitad de sus exportaciones son derivados del petróleo. Ello sumado a un movimiento social que tiene al Gobierno profundamente cuestionado, también deja a ese país en gran inestabilidad.

Colombia está viviendo una situación compleja en todos los ámbitos. En el campo social, pese a que las FARC entregaron las armas, han seguido los asesinatos de dirigentes sociales, de activistas ecológicos y en general una situación de gran inquietud social, recordemos que Colombia vivió el año pasado unas enormes manifestaciones como las que no se habían visto en mucho tiempo. En parte por el cese de la guerra civil, la gente se sintió con mayor libertad para salir a la calle sin que fueran tildados de tontos útiles o de mascarones de proa de la guerrilla. La situación del presidente Duque es muy precaria, él heredó parte de la popularidad de su partido, pero su gestión ha sido bastante débil, por tanto esta situación petrolera y de problemas sociales genera un panorama bastante oscuro.

¿Y Chile? ¿Cómo se proyecta la situación del petróleo y la crisis económica mundial sobre un país que ha visto suspendido su movimiento social?

Es difícil prever hacia donde van las cosas, no solo en Chile. Sin embargo, un elemento extraordinario es que este enorme territorio nuestro no tiene petróleo, salvo una pequeña parte en Magallanes, por lo tanto nosotros el 70% de nuestros insumos energéticos son importados y el hecho que esté bajando de precio, es un beneficio para nosotros, pero la felicidad nunca es completa porque baja el precio cuando estamos usando menos combustible porque hay una situación incipiente de recisión, porque estamos en cuarentena. Los beneficios que podríamos obtener de este precio tan bajo no lo vamos a disfrutar plenamente. Además el frenazo ha hecho que también el precio del cobre sea incierto, pero en términos relativos la situación de Chile es bastante menos complicada que la de muchos de los países latinoamericanos.

Enap aclaró que se había abastecido de petróleo y derivados previo a esta caída histórica…

Esto es una tómbola y a veces la suerte te favorece y otras no. En este caso, Enap tiene la obligación de hacer compras anticipadas y si compraron más caro, hay que vivir con eso. En todo caso, creo que Enap está interesada en no generar demasiada expectativa de que el precio del combustible se va a venir al suelo, porque los precios negativos del petróleo no generarán que si uno va a la estación de servicio le van a pagar por llenar el estanque. Eso no será así.

En su libro Chao petróleo usted plantea el dejar de lado la dependencia del petróleo. ¿Puede la pandemia llevarnos a proyectar ese escenario?

Escribí ese libro hace cinco o seis años presentando el dejar de usar el petróleo no porque se vaya a acabar, sino porque el calentamiento global y las emisiones que generan el efecto invernadero nos obligarán a reducir el consumo, en primer lugar de carbón y en segundo lugar de petróleo. Había una lucha muy importante por la hegemonía en el campo energético y el gran conflicto que hubo entre Rusia y Arabia Saudita por los recortes en la producción y en el que ninguno de los dos quería ceder conllevó a una mayor producción. Por eso comenzó a bajar el precio y el más perjudicado fue Estados Unidos, que era totalmente dependiente de la producción petrolera a través del fracking, este sistema en el que se inyecta agua y gas bajo la tierra y de esta manera extraen el recurso, logró autonomizarse y se ha transformado en un exportador. En Estados Unidos el precio del petróleo extraído a través de fracking es de 60 o 70 dólares, así es que el gran temor de Trump era que gran cantidad de empresas norteamericanas que usan este método fueran a quebrar, de hecho hay muchas que han cerrado. Él presionó a Arabia Saudita y lograron un acuerdo que llevó a la reducción de 10 por ciento de la producción de petróleo de la OPEP más Rusia. No están claros los términos del acuerdo entre  Estados Unidos y Rusia, pero esta última está exigiendo que se levanten algunas de las sanciones económicas por parte de los estadounidenses. Hay aspectos de este conflicto que no están absolutamente claros.

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