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Año XVI, 19 de abril de 2024


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“Sigo viviendo en el día que enterré a mi padre”: historias de duelo en el confinamiento

Con protocolos de distanciamiento aplicados desde el velatorio o la imposibilidad de viajar para despedirse del ser amado, los rituales de la muerte se reinventaron en el último mes. “Tenemos que estar abiertos a cambiar nuestra forma de vivir”, asegura la psicóloga Emely Caño.

Eduardo Andrade

  Jueves 23 de abril 2020 18:05 hrs. 
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Mi viejo falleció en la casa, en Macul. Estábamos en toque de queda y era alrededor de la medianoche. Fue un cacho salir a buscar servicios funerarios a esa hora. En todos lados nos paraban carabineros. Tampoco fue fácil encontrar un médico para el parte de defunción porque en los hospitales estaban trabajando con el mínimo personal. Se demoró como un día y medio en llegar un médico acá.

Fue en pleno velorio, recuerdo, que tuvo que ser en la casa porque las iglesias estaban cerradas. Mi viejo falleció el sábado en la madrugada y lo enterramos el lunes en la mañana. En mi familia optamos por no decir a nadie que no viniera, pero la gente cachaba en la que estábamos, en la que está el país. Vino muy poca gente: mis hermanos, mi vieja y algunos tíos.

En el cementerio fue lo mismo. Al funeral solo podía entrar la carroza con el cuerpo y una van en donde íbamos solo diez personas. No hubo responso, cura, nadie. Solamente los sepultureros y la familia. El trámite duró 10 minutos. Pienso que, dentro de toda la pena, quizás eso lo hizo más ameno. Se acorta ese momento súper duro que es dejar a tu viejo en el cementerio. Pero en cuanto al duelo en sí, en cuarentena es más duro. Va a cumplir un mes desde que falleció y siento que todavía estamos viviendo el día que lo enterramos. No hay rutinas, no salimos a trabajar, no salimos a comprar, no salimos a pasear, no salimos a nada.

Es un duelo alargado y obligatorio.

Alexis G.M.

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¿Qué cómo estamos funcionando?, ¿a nivel de casos vendidos? Contrario a lo que se piensa, las funerarias no han aumentado en gran manera la cantidad de ventas por la pandemia. En Chile hay poco más de 160 personas fallecidas, es como distribuyéramos una persona para cada funeraria del país, es un servicio más. Lo que sí ha cambiado son las formas en las cuales las familias se despiden de sus seres queridos y es algo impactante porque no pueden transmitir el afecto de siempre. Lamentablemente, tenemos que añadir a las familias, a parte de su dolor, ciertas normas de distanciamiento justamente para evitar focos de contagio.

Yo mismo soy el que les indica los protocolos, muchos de ellos establecidos por el Minsal o tomando las referencias de la OMS. En los velatorios, por ejemplo, recomendamos que no estén más de diez personas. Si van a estar más personas, tienen que hacerlo de forma rotativa, y la distancia entre ellas tiene que ser de dos metros. Todos, de forma obligatoria, tienen que usar mascarilla.

Creo que somos uno de los rubros de primera necesidad y hay que seguir atendiendo.

Wilfredo Rojas (Funeraria Inmemoria).

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Me enteré de la noticia al día siguiente, el viernes en la mañana. Mis familiares trataron de comunicarse conmigo el mismo día, pero pasa que yo llego del trabajo y me desconecto. Estaba en la casa de un compañero esperando que nos recoja el vehículo de la empresa. Te podrás imaginar cuando prendí el celular.

Según lo que me cuenta la mamá, mi hijo prestó una moto para ir a otro barrio. Somos del departamento de Chocó, en la parte de Colombia que da al Pacífico. En cuestión de minutos se esparció la noticia, habían hecho unos disparos y una persona estaba herida. El barrio es pequeño y están en emergencia sanitaria hasta el 31 de mayo. Cuando la mamá fue a ver lo que había pasado, se dio cuenta de que había sido nuestro hijo.

Para mí fue algo impresionante. Sentí que el alma se me desgarraba.

Vivo en la Granja y todos los días me junto con un compañero que vive cerca al metro Santa Lucía. Desde allí nos recoge un vehículo de la empresa todas las mañanas. La obra está en la calle Argentina, en La Florida, y hemos trabajado todo este mes. Ese día igual.  

Después reaccioné e hice todo lo posible por viajar. Estuve en la embajada, pero debido a la situación que hay, todo está cerrado. Me tocó resignarme y darme al dolor. Qué más puedo hacer. Si hubiera regresado a Colombia y me hacían quedarme, no importa, yo hubiese corrido ese riesgo.

El 9 de mayo cumplo 3 años aquí.

Edward A.C.

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Pensamos en la muerte quizás más que nunca. Es como un golpe con la realidad. Todos sabemos que en algún momento vamos a morir, pero en este tiempo sentimos que de verdad nos puede tocar a nosotros, a nuestra familia o amigos, y ya no se ve como algo tan lejano.

El duelo ya no el mismo desde que llegó el virus, sus etapas se hacen más largas y pasan casos extremos como no poder despedirte de un familiar y no haber hecho los rituales necesarios de despedida. Las rutinas cambian hoy la manera de enfrentar el duelo día a día y, sí, ayudaban a manejar las pérdidas. Además, es importante ver en el entierro del cuerpo, es parte del proceso de cierre. Una de las etapas de duelo es la negación y, si tú no ves el entierro, es mucho más difícil procesar todo. Hoy está contigo y mañana no, pero para tu mente pudo haberse ido de viaje.

Lo mejor ante esto es reinventar los rituales, buscar una manera en cada familia de enfrentar lo que les toque. Puede ser un ritual vía Zoom o Skype, todo lo que sirva para poder expresar lo que sienten, y si en algún punto ya es posible manejarlo, hay que acudir a profesionales.

Trabajo en un cesfam y este mes nos llegaron casos de duelo, estrés, crisis de pánico. Están floreciendo muchos trastornos emocionales en este tiempo. El COVID-19 cambió la manera de enfrentar muchas cosas y hay que reinventarse porque no sabemos hasta cuando estaremos en esto. Tenemos que estar abiertos a cambiar nuestra manera de vivir.

Emely Caño (psicóloga).

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