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Año XVI, 23 de abril de 2024


Escritorio

¿Tenemos que replicar el jardín infantil en casa en tiempos de pandemia?

Columna de opinión por Mónica Manhey
Viernes 24 de abril 2020 18:16 hrs.


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Al conversar virtualmente con familiares, amigos o vecinos he escuchado “mi hijo no quiere hacer las tareas”. Lo más sorprendente es que son menores de seis años.  Entonces es necesario preguntarse y derribar mitos populares que acongojan a los adultos familiares, los que siempre (así debiera ser) quieren lo mejor para sus hijos e hijas, pero no tienen por qué saber cómo educar.

Primer mito:

Los niños y niñas menores de seis años se “atrasan” si no van a un jardín infantil.

No es así si los adultos que lo rodean están preocupados de que aprendan y de la forma que deben hacerlo a esa edad. En el jardín infantil se les enseña diversas cosas, no sólo aprendizajes relacionados al desarrollo de su pensamiento matemático, el lenguaje o el desarrollo artístico. También aprenden sobre ciencias, comunicación y especialmente el desarrollo de su autonomía, identidad y corporalidad, entre otros.  Por lo tanto, es posible seguir potenciando esto en su hogar y no sólo en época de pandemia, sino siempre con actividades que se realicen en la cotidianidad, sin artificialismos, sin exigencias, especialmente ahora que así como nosotros, muchos niños y niñas también están estresados.

¿Sabías que juntar parejas de calcetines puede ser un gran desafío y aprendizaje matemático? También, ofrecer a los niños menores de dos años pinzas de ropa para que la unan a ésta y la entreguen al adulto puede ejercitar su musculatura fina lo que le favorecerá la escritura. Además, el expresar sus emociones, sus dudas frente a lo que estamos viviendo les ayuda a su seguridad y además aprender nuevos contenidos como los significados de virus, pandemia, contagio, distancia social… Estos son algunos ejemplos con intención de parte de los adultos que permitirán a los niños y niñas continuar aprendiendo en sus hogares.

Segundo mito:

Tenemos que hacerle tareas para que aprendan.

Depende del tipo de tarea. Si para la mayoría la “tarea” es sentarlos con una hoja y lápiz a  rellenar figuras, puntear números o repetir letras, esto no es muy favorable para los niños y niñas. Ellos aprenden al igual que nosotros cuando están motivados, cuando lo que están haciendo tiene una utilidad.

Una tarea puede ser un desafío y desde pequeños los podemos entusiasmar ante ellas y no alejarlos. Por ejemplo, la tarea de hoy para todos será sacar las hojas secas que hay en el patio, así tal vez podemos aprender de árboles con hojas caducas y perennes. Otra actividad podría ser hacer un listado de que hay en la despensa y lo que hace falta. Puede dibujar y copiar o escribir el número si aún no lo sabe. También forrar una caja para quien tenga que salir, al llegar a casa pueda depositar los elementos que debe desinfectar y ver como el adulto escribe algún letrero como “Limpie lo que usó”. Eso tiene más sentido que escribir números o repetir  letras sin un contexto. En este sentido, hay “tareas” y “tareas”.

Tercer mito: 

Mi hijo no necesita ir al jardín, lo cuidamos en casa. 

Depende de la edad. Para muchas personas aún subsiste la idea que el jardín es para cuidar a los niños y niñas. Efectivamente los cuidan, pero también los educan integralmente. Cuando son bebés es muy importante que desarrollen el apego y si pueden estar en casa mejor aún. Ya desde los dos años aproximadamente necesitan aprender muchas cosas que los y las profesionales y técnicos especializados saben desarrollar de forma correcta, al diseñar experiencias con objetivos y estrategias adecuadas. Esto significa que en época de pandemia es relevante no sólo cuidarlos, sino potenciar experiencias muy divertidas, desafiantes, para que aprendan desde la cotidianidad.

Cuarto mito:

Ahora que mi hijo está en casa no puede compartir con otros y eso lo hace sólo en el jardín.

Sí, se puede. ¿Acaso no puede conversar con primos o amigos por el teléfono, video u otro medio? Hemos visto niños y niñas que desde las rejas de las casas conversan a metros de distancia, se ríen, cantan… Ellos a veces nos demuestran la solución a los problemas de una manera fácil. Podemos intentar mantener el lazo con sus amigos del jardín al llamar por teléfono a sus adultos familiares para que los relacionen y puedan seguir estrechando vínculos y también desarrollando la sensibilidad y preocupación por el otro. 

Les invitamos por tanto a continuar preocupándose de la salud, bienestar y los aprendizajes de los niños y niñas ¡desde sus hogares!                                                                                                                                                                             

*Mónica es académica del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.