En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el economista de Fundación Sol Marco Kremerman se refirió a la situación del empleo en Chile y cómo el Gobierno está enfrentando la crisis producto del Covid-19.
En la programación especial orientada a la conmemoración del Día Internacional del Trabajo, conversó sobre la Ley de Protección del Empleo. Al respecto, dijo que es el “Gobierno el que está haciendo una mala lectura de sus propios datos. Es el propio Gobierno el que ha publicado el número de las empresas y de los trabajadores y trabajadoras que han visto suspendida su relación laboral durante las últimas semanas”, a propósito de esta regulación implementada desde el Ejecutivo.
Sobre ello, Kremerman advirtió que “no tiene mucho sentido el dar el porcentaje de grandes empresas (acogidas a la norma), que es del 3 por ciento, porque precisamente el número de grandes empresas en Chile es del 3 por ciento. El tema central e impresionante es que casi el 30 por ciento de los y las trabajadores suspendidos proviene de grandes empresas”.
En números, son más de 150.000 las personas empleadas en este sector económico las que se han visto perjudicadas por la ley dictada en beneficio de las pequeñas y medianas empresas.
La pregunta que habría que hacerse, entonces es “¿qué pasó con el modelo chileno?, ¿qué pasó con el modelo donde las grandes empresas, los grandes holdings que han generado tanta riqueza y se han transformado en translatinas que, con cuatro semanas en este contexto, no tienen otra opción que suspender los contratos laborales de trabajadores y trabajadoras?¿Es que eran empresas ficticias o es que, finalmente, lo que estamos discutiendo acá es que el derecho adquirido de la tasa de ganancia que se acostumbraron a ganar estas empresas no se tranza con nada?, esa es la discusión que hay que poner sobre la mesa”.
El economista agregó que “estas empresas se acogen a la Ley de Protección del Empleo, diciendo que tienen un problema pero no explican qué problema tienen, porque una cosa es tener un problema circunstancial de caja, porque tengo muchos pasivos en el corto plazo y debo responder a muchos acreedores en el corto plazo y, otra cosa, es no tener las espaldas de un gran grupo económico para poder endeudarse en el corto plazo”.
Al respecto, recordó: “Estos grupos económicos reciben platas de las AFPs. Nosotros (Fundación Sol) hace poco sacamos un estudios titulados AFP para quién, donde da cuenta de cómo, a través de bonos y acciones que emiten estos grupos, se invierte mucho del dinero de nuestros y nuestras trabajadoras, que se hacen más grandes con estas inversiones que concentran más los mercados, porque son inversiones que no llegan a las empresas pequeñas”.
Por eso, agregó, “parece una falta de respeto a la clase trabajadora que ellos no pueden responder en estas tres o cuatro semanas de crisis. Insisto, esto da cuenta de las características del modelo chileno, que es extremista y que no solo eliminó la seguridad social y nos tiene viviendo de un mercado de cuentas individuales obligatorio, un experimento mundial, sino que traspasan una crisis a los y las trabajadoras y, el Estado, cuando uno revisa la distribución de los recursos que está colocando para apoyar a Chile en su conjunto (como ellos dicen), lo que vemos es que estos se concentran en las empresas por sobre los trabajadores y se concentran en entregar garantías en aquellas instituciones financieras que tendrían que salvar a las personas”.
El problema, insistió es que en Chile “las prioridades están torcidas. En otros países, los paquetes económicos parten por asegurar a las familias, posteriormente incorporan ingresos para que las pequeñas empresas no quiebren, puedan seguir sosteniendo y, también, en algunos casos se apoya a grandes empresas pero con condiciones para que no se permita que con el dinero que reciban hagan lo que quieran, como siempre acostumbran a hacer”.