Con una extensión que alcanzaría los 5 metros de punta a punta de sus alas, el pterosaurio encontrado hace 3 décadas en el norte del país sería más grande que el “Pteroaustro”, su primo de allende la cordillera, lo que, junto a diferencias en su morfología en los alveolos y la disposición de los dientes, permitiría hablar ya con toda propiedad de un “Pterosaurio chileno” que habría vivido hace 150 millones de años.
Así lo explicó el paleontólogo Jhonatan Alarcón, investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, a partir del estudio de unos restos depositados en 1988 en el Museo de Historia Natural y que fueron encontrados en el sector de Chañaral, a unos 3600 metros de altura, en el sector del cerro “La Isla”.
Los pterosaurios existieron durante la era mesozoica y fueron los primeros vertebrados en volar. Sus alas estaban formadas por una membrana sostenida por el cuarto dedo de la mano, teniendo su cuerpo cubierto de pelo, tal como se ha descubierto por el estudio de sus fósiles.
Si bien los especímenes estudiados corresponden a la familia “Ctenochasmatidae”, que también está presente en Europa, Asia, y Sudamérica -Argentina y Uruguay-, “podemos decir que por las características que lo distinguen es distinto a sus parientes de Sudamérica, que es con los que se le puede comparar”, destacó.
Aunque hasta el momento sólo han podido trabajar sobre fósiles fragmentarios, por lo que los datos con los que cuentan son aún parciales al no contar con un esqueleto completo, los investigadores se han podido hacer una buena idea de la apariencia de estos animales. “Hablamos de un reptil volador que tenía el cuello relativamente largo, donde las vértebras nos muestran que era considerablemente más grande que su pariente argentino. Tenía el hocico largo y estrecho con dientes finos sobresaliendo hacia los lados y adelante, lo que probablemente le permitía alimentarse por filtración en el agua atrapando animales pequeños, crustáceos y quizás incluso peces”, relató Alarcón.
En cuanto a los yacimientos, el investigador aseguró que una de las preguntas que buscan responder es si el cerro La Isla correspondía a una colonia donde vivían de forma estable, o a un sitio de anidamiento, y si esta acumulación de restos en el lugar obedece a una muerte masiva o simplemente fue por acumulación a lo largo de los años.
“Esta era una zona semi desértica, pero con la presencia de ríos y lagunas, y si bien habría hartos restos de pterosaurios no habría de otros animales, por lo que quizás era un sitio seguro para ellos. Tenemos que buscar huesos de crías, o de especímenes juveniles, y bueno eventualmente huevos, aunque es más difícil, pero esa evidencia permitiría ayudar a responder estas preguntas”, remarcó.
Consultado respecto a la relevancia de este tipo de investigaciones, Jhonatan Alarcón afirmó que “con esto no sólo estamos dando a conocer en el país registros de animales muy poco conocidos, sino que generamos identidad en la población, que conozcan los tesoros patrimoniales que hay en el país y que les tomen valor. Además, demostramos que en Chile se puede hacer este tipo de investigaciones, que generan conocimiento nuevo y con altos estándares de calidad”.
Ahora el desafío de Alarcón ahora es regresar al yacimiento para poder profundizar el estudio sobre este reptil volador. “Lo que queremos hacer es volver y hacer un trabajo más sistemático, porque la información que nos entregaron los investigadores hace 30 años es que el lugar está lleno de huesos. Además, nosotros descubrimos un sitio similar un poco más al norte, del que daremos a conocer a fin de año su descripción y los materiales que hay”, explicó Alarcón.
El principal escollo que deben enfrentar es el relativo al financiamiento, por lo que el investigador está postulando a un fondo extranjero enfocado en trabajos de paleontología, lo que complementaría con el apoyo entregado por el proyecto anillo que dirige el profesor Alexander Vargas, paleontólogo de la Facultad de Ciencias.