Mientras los días avanzaban y la pandemia se carcomía la cartelera cultural, la productora The Cow Company se lanzó con una idea que pretendía recuperar el quehacer artístico que enfrentaba una de sus crisis más relevantes producto de la crisis sanitaria del coronavirus.
El proyecto, que fue nombrado como Living Teatro, apostaba por crear un formato en vivo que sería entregado vía streaming. De esa forma, el público y los artistas podían respetar el aislamiento social, revitalizando la cartelera local. Por supuesto, la iniciativa era arriesgada.
Aún así, la productora se atrevió con una obra que fue estrenada a mediados de abril, impulsando una de las primeras obras en este formato vía Zoom: el título fue Clase Magistral. Más tarde, la compañía se lanzó con un segundo montaje, presentado, recientemente, su tercer proyecto: El corazón de la fiesta, texto que indagaba en la sociabilización a través de las plataformas digitales.
“Antes de la pandemia, lo que hacíamos era juntar personas. Siempre estuvimos involucrados con lanzamientos, con la producción de teatro y ahora, ante las cuarentenas, estamos obligados a buscar nuevos formatos para hacer lo mismo, pero de una manera completamente distinta”, dice Marcos Alvo, uno de los fundadores de la compañía.
“Por eso creamos Living Teatro que recoge algunos aspectos del teatro, sin ser teatro propiamente tal. Tiene que ver, sobre todo, con el tema del vértigo de lo ambiguo. Queríamos tratar de alejarnos de todo lo que tiene que ver con lo grabado para poder generar esta especie de comunión que resulta cuando se encuentra la audiencia con los actores”, añade.
Los textos presentados en este ciclo han sido elaborados por Rafael Gumucio y el equipo de la compañía. En el elenco ha figurado Amparo Noguera, Luis Gnecco y Gabriel Urzúa. Pero, ¿cómo se ha dado esta dinámica de trabajo? Todo por medio de plataformas digitales, lo que ha permitido plantear una obra especialmente creada para este medio.
“Tenemos que hacernos cargo de esta situación y hacernos cargo de eso significa tener que escribir para esto, interpretar para esto, buscar técnicas nuevas. La producción tampoco estaba acostumbrada a tener menos capacidad de control sobre lo que está pasando en escena. Nos adaptamos lo mejor que podemos con los recursos que están dentro de las casas, con los vestuarios, con los fondos”, comenta Marcos Alvo.
“Como la obra es hecha a través de Zoom, los ensayos tienen el mismo formato y aparece un nuevo cargo que es como una especie de operador técnico. Esta es la persona que tienen que estar a cargo de silenciar micrófonos, abrir cámaras, admitir al público. Los roles que son tradicionales del teatro están involucrados de alguna manera”, explica el gestor respecto del nuevo formato.
Para Marcos Alvo este tipo de trabajos cursa apenas su primera fase, por lo que aún ve como pendiente su definición: “Efectivamente, esto no es teatro. Faltan muchas cosas. La técnica que no está tan desarrollada aún, pero podría ser como el radioteatro, que es una derivación del teatro a través de la radio. Esto puede ser casi como una especie de teleteatro que es un teatro a distancia”.
“Siempre pensamos esto como un paréntesis. Todos van a volver a la sala, porque es ahí donde se sienten más cómodos, pero, por otro lado, nos hemos dado cuenta que esta idea ha tenido una muy buena aceptación y no sólo de la gente que está aislada por la pandemia, sino que también de parte de la gente que está en regiones y que no tiene acceso al teatro tradicional, porque no tienen salas de teatro en sus ciudades o porque las salas que hay no tienen el contenido que les gustaría ver”, sostiene.
De acuerdo a ello, Marcos Alvo señala que este tipo de iniciativas podría replicarse, sobre todo ante la crisis que viven los artistas en el país: “Se abre una posibilidad, porque el arte en general ha sido súper dañado por el aislamiento y por la cuarentena. Tenemos que seguir intentando cosas para poder mantenernos vigentes y seguir llegando con la cultura hasta donde podamos llegar”, señala.
Hasta ahora, la puesta de The Cow Company también ha sido tomada por espacios como el Centro Cultural GAM que ya anunció su primer estreno en este formato. De esa manera, pese a que todos están conscientes de que esta experiencia no sustituye al teatro tradicional, la productora advierte que con ello se abre una nueva dimensión respecto del quehacer cultural, situación que podría ir mucho más allá de esta pandemia.