Señor Director:
El capítulo chileno de la REDH expresa su más enérgico repudio al fracasado intento de agresión mercenaria a la República Bolivariana de Venezuela, y su declarado propósito de atentar contra la vida de altos dirigentes de esta nación hermana y, en especial, pretender el secuestro de su Presidente, Nicolás Maduro Moros, para llevarle a los EE.UU. de América.
Esta reciente intentona ha sido frustrada gracias a la determinación del pueblo venezolano, en particular de los pescadores y familias de la Caleta Chuao, donde se produjo uno de los intentos de invasión, quienes redujeron, desarmaron y entregaron a las fuerzas de seguridad a los mercenarios; entre los que destacan dos ex militares norteamericanos, funcionarios de Silvercorp, establecida en el Estado de La Florida y contratista habitual del Pentágono, aunque hoy la consigna sea negar toda relación con Silvercorp y la fracasada operación.
Hay que recordar que el constante asedio hacia el pueblo hermano de Venezuela se inicia en 1917, cuando se descubrieron bajo su subsuelo enormes reservas de petroleo. De ahí en adelante, la historia de esta importante nación sudamericana ha estado marcada por la tragedia de la intervención norteamericana A partir de la asunción al poder del Comandante Hugo Chávez, la reacción de las elites nacionales y extranjeras, norteamericanas principalmente, agobia nuestra memoria andina. Por ello, entendemos que esta desbaratada acción es sólo parte de la permanente y despiadada agresión norteamericana, a través de los más variados e innovadores medios, que van desde el sabotaje económico, el bloqueo, la piratería y terrorismo, que se ha visto recrudecida bajo la administración de Donald Trump, y las oligarquías de Colombia y Venezuela, lideradas por la dupla Álvaro Uribe y su heredero político Iván Duque, y el auto designado Juan Guaido.
Estas agresiones continuarán hasta conquistar las enormes riquezas de todo tipo que esconde esta inmensa tierra venezolana (petróleo, gas, oro, diamantes, coltán, etc.), vulnerando gravemente con ello, el principio de autodeterminación de los pueblos, consagrado en los pactos internacionales de derechos humanos. En su ilegal e inmoral empeño, pretenden recurrir al expediente de la guerra en el territorio de Latinoamérica y el Caribe, declarado como zona de Paz, en clara contravención a los principios y propósitos de la Carta de Naciones Unidas.
En estas circunstancias, llamamos a todas las organizaciones sociales y personas amantes de la paz y respetuosas de la autodeterminación de los pueblos, a exigir al gobierno y al parlamento chileno a repudiar clara y firmemente todo acto terrorista o acción bélica en nuestra región, a dejar de lado demostraciones permanentes de un claro servilismo ante el mandato y actuar de las autoridades políticas de EE.UU. En este mismo sentido, hacemos un llamado a que nuestro país se margine y abandone todo contacto diplomático con el desprestigiado Grupo de Lima.
También hacemos un llamamiento para que las autoridades políticas chilenas le exijan a los directivos de la OEA y en especial a su Secretario General, Luis Almagro, que se distancien de un comportamiento que nos parece cercano al rol de Ministerio de Colonias de los EE.UU., cesando toda intervención atentatoria de la soberanía de Venezuela. Los problemas de cada país solo le compete resolver a los pueblos de esas naciones por medios políticos y pacíficos. Hoy, lo que cabe es cooperar entre las naciones para enfrentar los problemas que afectan globalmente a la humanidad, como es el caso de la urgencia provocada por la pandemia del COVID-19; donde todos los países del denominado Grupo de Lima, incluido Chile, podrían beneficiarse de la exitosa política sanitaria de Venezuela, que es por lejos la nación con menos muertos y menos contagiados de este continente, lo que es silenciado por los medios de comunicación hegemónicos.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.