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“Tesoros humanos” abandonados: Organilleros y chinchineros piden ayuda para sobrevivir

Su música ya no suena. La pandemia silencia indefinidamente la que es, también, su forma de subsistir. Sin ayuda estatal los cultores buscan ser considerados en los planes, mientras las nuevas generaciones esperan no perder la tradición.

Abril Becerra

  Jueves 21 de mayo 2020 16:24 hrs. 
chinchinero

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Cerca de 150 organilleros y chinchineros nacionales iniciaron una campaña, a través de redes sociales, para reunir fondos y víveres de cara a la crisis económica que enfrenta el país por el brote de coronavirus.  

La iniciativa, que comenzó hace, aproximadamente. doce días, pretende ir en ayuda de los cultores que hoy no tienen cómo sobrevivir o pasar las cuarentenas exigidas ante el virus. En el grupo hay familias enteras y adultos mayores que, hasta hace pocos días, continuaban saliendo a las calles para poder generar recursos.  

“Iniciamos la campaña, porque hay muchos compañeros que no han podido trabajar y que están sin poder comer en sus casas. El objetivo es recolectar dinero y cajas de mercadería”, dijo la cultora Dina Aravena, quien aprendió el oficio gracias a su abuelo. 

“Con los días todo se ha hecho más difícil. Ninguna de las medidas del Ministerio de las Culturas nos beneficia. No existe ningún tipo de ayuda por ser tesoro humano”, añadió.   

organilleros y chinchineros frente al covid

Desde que comenzaron la campaña, los cultores sólo han podido reunir 300 mil pesos que, según prevén, será insuficiente para poder paliar las distintas necesidades del gremio. En esa línea, indicaron que es urgente sostener una reunión con las autoridades del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. 

“Queremos llegar a una mesa de trabajo para exponer nuestra situación y decir lo que está pasando. Hay un organillero que tiene 93 años, que depende de su trabajo y que está muy complicado porque hasta hace poco salía a las calles”, sostuvo Dina Aravena. 

Para Tania Oyarzo, cultora y una de las promotoras de la campaña, la situación no deja de ser preocupante: hasta hace unos días y pese al avance de la pandemia, ella era quien alegraba las calles con su oficio, intentando reunir fondos para que su familia enfrentara el confinamiento obligatorio. Sin embargo, en la actualidad, todo eso se vio obstaculizado. 

“Tenemos una incertidumbre muy grande, viendo qué hacer. Nosotros nos sustentamos con este oficio. No vivimos de otra cosa. Estamos con un estrés muy grande. Se dice que en septiembre tampoco habrá fondas. Entonces, estamos súper preocupados”, sostuvo. 

“Si esto sigue así voy a verme obligada a buscar un sustento en otra parte y ahí el oficio se perdería. No me gustaría que eso sucediera, porque a mi me gusta lo que hago y, gracias a Dios, esto era algo que me servía para sobrevivir y me hacía feliz. Ahora, de qué me sirve tener un organillo, entregar tanta alegría si está todo mal”, comentó. 

organillo

La historia del organillo en Chile se remonta a fines del siglo XIX, cuando los cultores comenzaron a presentarse en los cerros de Valparaíso, interpretando un repertorio que intercalaba ritmos como el foxtrot, el charleston, la cueca, la tonada y los pasos dobles. Luego, en 1920 fue complementado con la labor del chinchinero. 

Sin embargo, entre 1960 y 1980, el oficio experimentó una crisis que casi los lleva a la extinción. ¿El motivo? La venta de organillos a coleccionistas. No obstante desde el año 2010, el saber, que es transmitido de familia en familia, se revitalizó con la incorporación de nuevas generaciones. El hito más relevante se vivió en 2013 cuando el entonces Consejo de la Cultura reconoció a la Corporación Cultural de Organilleros como patrimonio vivo.

Pese a esta historia, Tania Oyarzo sostuvo que los cultores han debido enfrentar una precarización histórica y que hoy eso sólo se hace visible: “Queremos una ayuda concreta. Estamos pidiendo algo que desde hace muchos años se viene hablando. Cuando vamos a trabajar no tenemos ninguna protección. Tampoco tenemos una jubilación de artista. Quizás a los 80 años no voy a poder andar con el organillo en las calles y de qué voy a vivir”, explicó. 

“Siempre para el Día del Patrimonio nos llaman de todas partes para hacernos entrevistas, para sacarnos fotos, para ir a eventos a la Municipalidad o para hacer presentaciones para los Ministros y después de eso ya no figuramos. Al final, uno se sustenta con lo que te da la gente en la calle, porque nos tienen mucho cariño. Es una tradición que tiene más de 100 años”, manifestó la cultora, indicando que desde el gremio no descartan manifestaciones. 

“Pensamos salir a la calle a manifestarnos para que nos escuchen. Y no vamos a salir solos. Vamos a salir con todos los que alimentamos”, concluyó la cultora.

Más datos sobre la campaña aquí.

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