La muerte del werken de la comunidad autónoma We Newen de Collipulli, Alejandro Treuquil, baleado a manos de un grupo de desconocidos el jueves pasado, ha generado conmoción en diversos actores, entre otras razones por la poca claridad sobre los hechos que acontecieron esa tarde, luego de semanas de acoso policial. En conversación con Radio Universidad de Chile, Treuquil había denunciado amenazas y vulneraciones a los derechos humanos por parte de agentes del Estado, en específico, efectivos de Fuerzas Especiales que desde hace semanas estaban apostados alrededor de la comunidad con una actitud de inusitada represión. El werken de We Newen tenía miedo por su esposa, hijos y el resto de los integrantes de la comunidad, quienes veían con preocupación una situación que escalaba y que temían, podía llegar a hechos más graves. Y así sucedió.
El escritor, dramaturgo y director teatral chileno, Marcelo Leonart, autor de la novela Weichafe y la obra Noche Mapuche, se refirió en conversación con el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, al desenlace que terminó con la vida del werken de la comunidad We Newen, y cómo éste se relaciona estrechamente con la crítica que ha plasmado el artista en sus obras. Una mirada ácida sobre los imaginarios que existen en la élite chilena respecto del pueblo mapuche, en donde el racismo y la carencia de humanidad parecieran ser la tónica de la relación entre las comunidades y los terratenientes.
“Me produce una pena inconmensurable porque finalmente cuando tú escribes una obra con ciertas características, lo que tú quieres es de alguna manera dejar constancia. A mí eso es lo que me pasa cuando yo escribo. Por ejemplo en Weichafe o Noche Mapuche, que tienen como el mismo origen y vasos comunicantes muy importantes, a mí me surgen cuando ocurre el asesinato de Matías Catrileo (en 2008). Y lo que me llamó la atención en esa época era cómo si se quemaba una barraca o un camión en El Mercurio aparecía en la portada, mientras el tema de Catrileo en una nota lateral”, sostuvo el escritor y dramaturgo. “Esta vez pasó exactamente lo mismo. Es bien brutal. Hay una nota lateral que aparece en El Mercurio en el Cuerpo C, una columnita que está al lado. Yo creo que lo que pasó con Camilo Catrillanca, la brutalidad de la operación fue lo que hizo que fuera portada, titular de noticiero esa misma noche y se produjo lo que se produjo. Yo me imagino que si no estuviéramos en pandemia, esto también hubiera estallado en la calle con mucha fuerza“, advirtió Leonart.
Ante los confusos incidentes, que hasta ahora no han sido aclarados, pero están siendo investigados por el Ministerio Público, el autor de Weichafe y Noche Mapuche es cauto. No obstante, advirtió que los hechos mantienen un mismo patrón que se viene perpetuando desde hace muchos años y es el mismo que terminó con otros comuneros muertos a manos de la violencia estatal.
“No sabemos qué es lo que pasó todavía. En el caso de Camilo Catrillanca esa misma noche la noticia se dio como que había sido en un enfrentamiento brutal, del cual Felipe Kast tenía imágenes, sobre un robo de autos del cual Camilo era el protagonista y finalmente no fue así. En el caso de Matías Catrileo se dijo que había un enfrentamiento”, sostuvo el autor. “A mí lo que me llama mucho la atención es cómo se ha tratado esto mediáticamente. Ayer precisamente estaba escuchando una radio y hablaban de que si este hecho no se aclaraba, que no vinieran a alegar diciendo ‘no lo vimos venir’ si se produce un estallido de violencia real en Wallmapu“, manifestó.
Desde el punto de vista artístico, Leonart sostuvo que las temáticas que ha recogido en sus obras han sido fuertemente cuestionadas, sobre todo, por las élites que dirigen las distintas áreas de la sociedad actual. En ese sentido, respecto de la caricatura que ha intentado graficar en su trabajo, el escritor y dramaturgo aseguró que es una que, finalmente, se hace realidad en la sociedad chilena.
“Cuando hicimos Noche Mapuche se nos atacó mucho por poner una mirada tan ‘sesgada’ de cómo pensaba el otro lado, porque finalmente nosotros poníamos a una tropa de racistas absolutos que se burlaban del sufrimiento de los mapuche. Y lamentablemente la realidad nos da la razón. O sea, vivimos en un sitio donde esa caricatura que nosotros ponemos en el teatro es la realidad. Esos personajes existen, son la realidad. Entonces cuando finalmente pasan cosas como la que sucedió con Alejandro uno no puede pensar que esta violencia está dibujada. Está en la vida diaria, en los lugares de poder“, agregó. “Nosotros en las obras de teatro lo que buscamos es una especia de exageración, ocupar la sátira. Pero lamentablemente la vida real está demasiado a la altura de esa sátira”, advirtió el escritor.
“En nuestra obra hay una frase que se hace como un mantra: ‘tráigan los bidones’. Porque finalmente es tanta la rabia, tanta la impotencia, que uno piensa que el fuego, como un carácter simbólico, es algo que prende, y casi literalmente. Entonces cuando uno habla de los estallidos sociales, de qué es la violencia, uno tiene que tener muy claro el entorno donde se produce“, añadió Leonart. “Nosotros no podemos saber si fueron agentes del Estado, no podemos descartarlo dado el historial de la zona. Él hablaba de un hostigamiento permanente de Carabineros a las comunidades, un hostigamiento que tiene que ver con las forestales, con el capital, y cómo el Estado defiende ese tipo de intereses. Sea quien sea la persona que apretó el gatillo, evidentemente que es ese círculo de violencia en el que vive Wallmapu el causante de la muerte de Alejandro. Eso es indudable“, reflexionó.
Consultado por su visión de si la situación de alguna manera ha cambiado o ha evolucionado hacia una mayor conciencia de la realidad de las comunidades mapuche en medio de la militarización de sus territorios, Marcelo Leonart sostuvo que hay momentos claros en que se ha logrado permear a la sociedad chilena con este mensaje antirracista. La muerte de Matías Catrileo y luego la de Camilo Catrillanca, entremedio el montaje de la Operación Huracán son, para él, hitos importantes en torno a la concientización de la población chilena respecto a la situación mapuche.
“Cuando empiezan a pasar esas cosas, de alguna manera el movimiento, esta reivindicación y esta identidad, empieza a volverse más visible. La imagen, en los días posteriores al asesinato de Camilo Catrillanca, en uno de los edificios de Plaza Italia da cuenta un poco de ese emerger y cuando ya sucede el estallido, ya efectivamente todo ese imaginario lo tenemos como nuestro y no es necesario ser un descendiente absolutamente directo o tener un apellido mapuche para sentir que esa causa es una absolutamente justa y que de alguna manera es más identitaria de lo que queremos como pueblo”, señaló Leonart.
“Es súper fuerte porque la otra vez escuché a una periodista que me resultó impactante. A partir del caso de George Floyd, dijo ‘ojo con esto’ porque le daba miedo que, ‘en algún momento’, esto del racismo en la policía podía llegar a Chile. Uno piensa solamente en Joan Florvil y listo. Por no decir Camilo Catrillanca, Matías Catrileo o los numerosos casos de violencia policial que hay al respecto. Uno puede ver partes de la élite donde ese racismo está siendo combatido, pero hay un sector amplísimo, la élite que nos gobierna -desde la Concertación hasta ahora- que es profundamente racista. En estos tiempos no basta con ser no racista para combatir el racismo, hay que ser antirracista”, concluyó el escritor, dramaturgo y director teatral.