La pandemia del COVID-19 ha evidenciado numerosas falencias del modelo de sociedad y del sistema de salud en Chile, que se forjó y se viene consolidando hace décadas. El gobierno de turno se ha visto desbordado con la situación, sumando numerosas críticas no solo en la oposición, sino también de la propia derecha.

La fotografía del momento es compleja, sobre todo en nuestro país, donde la pandemia llegó en un histórico momento de estallido social. La revuelta no acababa cuando comenzaron a aparecer los primeros infectados por coronavirus. En estos dos fenómenos, el Ejecutivo actuó de igual manera.

Así lo cree el sociólogo y presidente de la Fundación Nodo XXI, Carlos Ruiz. Para él se repite, por parte de las autoridades, lo mismo que sucedió con el estallido social de octubre: la frase “no lo vimos venir”.

Para sustentar esto, Ruiz recordó que desde distintas organizaciones y entidades nacionales e internacionales advirtieron que la pandemia afectaría severamente a los sectores más populares y, sin embargo, el Gobierno hizo oídos sordos, con medidas, señales y mensajes confusos y poco transparentes.

Es esa ceguera del Ejecutivo la responsable, según Ruiz, de la compleja situación que vive el país, situación que pudo haberse evitado en su momento. Para él, en todo caso, es explicable si se toma en cuenta de dónde provienen las autoridades que gobiernan el país, generalmente desde estratos socioeconómicos altos y aislados.

Por eso no ha de sorprender, a juicio del sociólogo, la confesión del ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, respecto de que desconocía la realidad de hacinamiento en el país.

“Cuando confiesas ignorar lo que es Chile expresa la medida en que prácticamente viven encerrados, barrios encerrados, sistemas educacionales encerrados y, por lo tanto, ésta es una sociedad fragmentada, con unos déficits de integración social gigantescos”.

Y la crisis sanitaria ha evidenciado, más que nunca la situación de desigualdad en el área salud, donde el sistema estatal ya está colapsado y los funcionarios totalmente sobrepasados. “50 años después estamos descubriendo la deuda que tenemos con la salud pública”, expresó el también académico de la Universidad de Chile.

Ruiz también se refirió a la ayuda económica que ha brindado el Estado, indicando que este se ha desentendido de su papel y ha relevado tal rol nada menos que a la banca privada con sus lógicas de negocio. Ejemplo de esta situación son los Fondos de Garantía para el Pequeño Empresario (Fogape).

“El Fogape, que es la ayuda que se lanza para la pequeña y mediana empresa, se entrega para su administración y ejecución a la banca privada, y a la banca privada se le delega la capacidad de elegir a quién le entrega y a quién no en función a cómo la banca privada está acostumbrada a evaluar riesgos”.

“Lo que tenemos aquí es una especie de Estado amputado, un Estado sin los brazos necesarios, un Estado negado”, sentenció el presidente de Nodo XXI.

En esta misma línea, el académico hizo hincapié en que del presupuesto discutido en el Acuerdo Nacional de Emergencia, que va alrededor de los diez mil millones de dólares, solo el 30 por ciento iría destinado para el Ingreso Familiar de Emergencia, el resto para la llamada “reactivación de la economía”. Más de siete millones de dólares quedarían sujetos a la discusión de qué se entiende por reactivación, dejando opciones de pasar por la banca privada o concretar salvatajes a grandes compañías como Latam.

Por último, y en otro ámbito, Carlos Ruiz indicó que este vacío del Estado permite el surgimiento de nuevos liderazgos, paralelos a la política institucional y a las autoridades de gobierno. Ejemplo de estos son los casos de la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, o la periodista Alejandra Matus, ambas con permanentes denuncias y  cifras paralelas a las que las autoridades oficiales indican.