Hugo Herrera: "Las grandes crisis obligan a pensar al país como totalidad, más allá de las trincheras"

El filósofo y analista se refirió al acuerdo económico anunciado por el Gobierno. Asimismo, reflexionó sobre las posibilidades de la segunda administración de Sebastián Piñera de manejar esta crisis y ganarse un lugar en la Historia.

El filósofo y analista se refirió al acuerdo económico anunciado por el Gobierno. Asimismo, reflexionó sobre las posibilidades de la segunda administración de Sebastián Piñera de manejar esta crisis y ganarse un lugar en la Historia.

Licenciado en Derecho y doctor en Filosofía, Hugo Eduardo Herrera reflexionó la mañana de este lunes en Radioanálisis sobre los últimos acontecimientos en el manejo de la pandemia y la crisis que ella ha conllevado. En conversación con Patricio López, director de Radio y Diario Universidad de Chile, el autor de “La derecha en la crisis del Bicententenario” desmenuzó las bases del acuerdo económico presentado el domingo por el Ejecutivo y se refirió a la necesidad de avanzar hacia nuevos acuerdos, basados en criterios políticos más que economicistas.

Consultado sobre los antecedentes sociales que fueron preludio a esta crisis sanitaria y económica, Herrera señaló que la pandemia dejará también consecuencias severas en el proceso político. “Probablemente vamos a entrar a una crisis económica cuyos primeros atisbos ya estamos viendo. Creo que el peso de la situación se está tornando difícilmente manejable y si ya lo de octubre hacía prever una crisis larga, con esto el asunto se torna más complejo aún. Lo que sabemos es que no sabemos cómo vamos a salir, hay un desequilibrio general y contenido por la cuarentena, pero hay que ver cómo se irá superando”.

Consultado sobre el manejo del Gobierno hasta la fecha, el intelectual ligado a la derecha tiene una mirada crítica. “Lo que le ha faltado al Gobierno desde el inicio, y que es algo que parece ir corrigiendo, es esta idea de que en las crisis el diseño institucional chileno está pensado para que el liderazgo se tome desde la Presidencia y, para que eso funcione, es necesario que ésta sea permeable al sistema político en su conjunto. La Presidencia es la única autoridad que, en tanto jefe de Estado, puede convocar a todos los sectores, pero para lograrlo debe salir de su trinchera y de su discurso usual que se centra en la economía y la gestión, para convocar a todos los sectores.

Con el llamado acuerdo de los economistas, me parece  que ha logrado dar un paso que no había dado desde octubre, porque el acuerdo constituyente lo logró el Parlamento y el Presidente prestó su adhesión a posteriori. Ahora, sin embargo, hay un esfuerzo por acercar posiciones efectivamente con la oposición, pero la pregunta que hay que hacerse es si prevalecerá la visión economicista de la derecha de Chicago o una visión más política de la derecha histórica, encabezada por Mario Desbordes y, ahora, con Cristián Monckeberg en el Gobierno, que es la única capaz de hacerse cargo de la envergadura de la crisis que no es solo económica, sino que es política, sanitaria y social. Habría que estar atento a cuál de esas derechas va a prevalecer, porque de eso depende que la Presidencia logre recuperar la conducción política”.

Monckeberg Briones

En cuanto a cómo se traslada este acuerdo político hacia el Congreso, en el que también se hacen presentes fuerzas que no participaron de las negociaciones, Hugo Herrera señala que la crisis, justamente, ha forzado el acomodo de las distintas fuerzas políticas, que, frente a un enemigo externo,  se aglutinan.

En el mapa político de Chile, la fuerza de conducción la pasan a adquirir los sectores más moderados, los que son capaces de llegar a  acuerdos. Eso se vio en al acuerdo del 15 de noviembre y, también hoy, lo que en el Parlamento probablemente habrá es una prevalencia de los sectores más moderados y unos intentos de los sectores más extremos de acomodarse o de desechar el acuerdo, pero no creo que tengan la fuerza para oponerse, porque la situación de crisis es tan palmaria que resulta difícil.

Esta disputa entre fuerzas centrífugas y centrípetas seguirá en los próximos meses y, probablemente, años, porque en gran medida la crisis en la que estamos se debe a los discursos abstractos, tanto en la derecha como en la izquierda. Si en el Gobierno parece  haber a veces un discurso demasiado economicista que lo paraliza tanto en su impulsión política como en la búsqueda de acuerdos, en la izquierda hay un discurso académico frenteamplista que condena moralmente al mercado, desconociéndose las experiencias colaborativas y su importancia para dividir el poder social. Tiene que haber un Estado fuerte y una división del poder dentro del mercado”.

Para el doctor en Filosofía hay un asunto que no parece tan importante, pero que a la larga puede significar un enorme cambio en la toma de decisiones y es la incorporación de Cristián Monckeberg al comité político, que, en conjunto con el ministro Briones, que viene de una matriz muy distinta a la de Chicago, llevan a la posibilidad que haya mayor flexibilidad  y capacidad de llegar a acuerdos, de modo que se despeja una vía para que desde la derecha predominen fuerzas más centrípetas.

Consultado sobre las posibilidades de avanzar en un debate en que se integren las visiones del oficialismo y la oposición, Herrera señaló que las posiciones más extremas son unidireccionales y ponen el acento solo en un aspecto, como queriendo superar la tensión. “Si uno se fija en el discurso economicista, éste dice que la política debe ser minimizada, porque solo genera problemas, a diferencia de la economía que tiene las reglas de lo que tiene que hacerse. Mientras, desde el otro lado, la minimizan y buscan imponer la visión moralista de la sociedad; eso es perder de vista que la política es irreductiblemente manejar tensiones y entenderla precisamente como tales y no como dilemas”.

“Nunca es economía o moral, salud o productividad, siempre hay que agregar una “y”, porque la política es arte y no ciencia, hay que solucionar caso a caso y día a día o, por lo menos, por periodos cortos, atendiendo a la situación concreta y circunstancias. La política no es ciencia porque siempre significa manejar tensiones, entonces, visto esto y aplicado a lo que pasa en el Gobierno, seria clave que hubiese una función de liderazgo integrada en la que, antes de desplegarse en sus respectivas áreas, Briones y Paris, por ejemplo, conversaran y tuvieran un liderazgo político claro. Sin embargo, hay una tensión que manejar: de aquí no salimos ni quebrando la economía ni matando la salud, pero ¿cómo se hace esto? Ninguna ciencia lo puede decir, hay que manejarlo como un arte”, aseveró el también académico de la Universidad Diego Portales.

Piñera Acuerdo

Respecto de las diferentes realidades que se viven en nuestro país y que dificultan el establecimiento de una sola política para enfrentar la crisis,  Herrera señala que hay que distinguir en el corto y largo plazo. “Es clave diferenciar en el corto plazo políticas distintas para barrios acomodados donde se decreta la cuarentena y no hay hacinamiento, de los barrios hacinados donde hay cinco personas viviendo en 30 metros. En el largo plazo todas las diferencias tienen un componente territorial: dependen de la manera en que el pueblo está situado, por eso en regiones esto ha sido distinto de Santiago. Es fundamental pensar la manera cómo habitamos el paisaje para cualquier diseño de futuro desarrollo económico, social y cultural. Al no haber conciencia territorial, gran parte de los problemas chilenos de la agenda son territoriales: el conflicto mapuche, las zonas de sacrificio, la sequía y ahora el hacinamiento sanitario. Gran parte depende de una reconfiguración de la institucionalidad territorial”. agregó.

Al inicio de la segunda administración Piñera, Hugo Herrera señaló que el éxito de este nuevo periodo dependería de que hubiera una prevalencia de la conducción política por sobre la económica. A la luz de los hechos actuales, el analista señaló que el Gobierno está fuertemente tensionado, pero hay indicios  que ante la inmensidad de la crisis, el Gobierno está ampliando la mirada. Muestra de eso, afirma, es la dupla Monckeberg Briones como parte del comité político, sin embargo, manifiesta que los sectores más extremos de la coalición del Gobierno reniegan de la idea de generar acuerdos.

“La derecha más recalcitrante ha visto en Desbordes una suerte de traidor, porque sin dejar de ver la economía, ha dicho que necesitamos acuerdos. No perdería la posibilidad de darle al Gobierno una oportunidad, pero se mantiene el diagnóstico: o el Gobierno amplía su mirada más allá de la economía de Chicago o será un nuevo fracaso  político. Los gobiernos que son capaces de dejar su impronta en la historia, son los que piensan al país no solo desde compartimentos como la economía, la moral o la religión, los grandes gobiernos son los que logran pensar políticamente la política. Las grandes crisis obligan a pensar al país como totalidad, es decir, más allá de las trincheras”.

Arturo alessandri

Arturo Alessandri

Finalmente, el académico realizó un análisis histórico de las crisis en Chile y cómo algunos políticos han logrado un lugar importante en la Historia cuando han decidido pensar políticamente.

” Una vez le señalé al presidente Piñera: “usted puede ser como Jorge Alessandri, que fue un buen técnico, o como Arturo Alessandri, que también fue un criminal, pero hay que reconocerle que tuvo la capacidad de producir esa transacción entre la izquierda y la derecha en su segundo gobierno y legarnos un orden que duró cuatro décadas, lo que no es poco en política. Eso requirió que Arturo Alessandri se saliera de su trinchera y fuera un estadista, alguien capaz de generar consenso y dar fuerza a la Constitución del 25. Así, Piñera podría quedarse en el programa o dar paso a la situación y desde ella llegar a la conformación de los nuevos consensos de las décadas por venir. Esas son sus opciones”.

“Alessandri se hizo grande en las crisis y fue capaz de imprimir su sello en la constitución del 25 y echarla a funcionar. Nuestra historia tiene muchos casos así, otro es el de Portales, un autócrata, pero alguien que siendo un desastre para los negocios fue capaz de visualizar un orden político civilista, no militarista y ver la figura de la presidencia de la República, que es la institución que nos legó hasta hoy”, concluyó.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X