Recientemente la Superintendencia de Medio Ambiente inició un proceso para el ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental del proyecto inmobiliario Cumbres de Alto Lomas Huasi, ubicado en las afueras de la ciudad de Calama. En concreto, esto se debe a que el proyecto no contó con una Resolución de Calificación Ambiental (RCA).
La empresa habría eludido dicho estudio, que podría determinar si se está construyendo o no en una zona saturada de material particulado. Además, la construcción está emplazada junto al Cementerio Topater, de más de 2.500 años de antigüedad y declarado Patrimonio Arqueológico por el Consejo de Monumentos Nacionales.
Este último punto es el que mantiene preocupadas a las comunidades indígenas de la zona, dado que les interesa preservar su historia y, por lo mismo, que todos los procesos de revisión de este proyecto se efectúen de la forma correcta – ya sea procesos ambientales o patrimoniales – con el objetivo de garantizar que toda intervención que se haga junto a este cementerio no genere perjuicios en este recinto de gran importancia para las comunidades Lickanantay, Aymara y Quechua.
Al respecto, Eduardo Choque, defensor de este patrimonio, integrante del Consejo Autónomo Ayllus Sin Fronteras y parte del pueblo Quechua, comentó que todo lo que hoy se haga en Calama no puede estar alejado de recordar los orígenes. “Calama fue, es y seguirá siento un pueblo indígena, ahora está convertido en una ciudad, bien, pero esta ciudad se asentó sobre un pueblo indígena, por lo tanto tenemos muchos cementerios indígenas acá”.
El proceso iniciado por la Superintendencia es de suma importancia, dado que esta no es la primera vez que se enfrentan al proyecto. Ya en septiembre del año 2013 la Corte Suprema revocó el fallo que había dado la Segunda Corte de Apelaciones de Antofagasta, dando así la razón a las comunidades indígenas porque la empresa no cumplió con realizar la consulta indígena ni con contar con un estudio de impacto ambiental. Dicha decisión del Máximo Tribunal permitió mantener las obras en suspenso hasta que la empresa cumpliera con estas normativas.
En tanto, el año 2016, luego de antecedentes presentados por la empresa constructora, el propio Consejo de Monumentos Nacionales dejó sin efecto la paralización de las obras dando la razón a la empresa con respecto a que, independiente del Cementerio Topater, en el área de construcción del proyecto no se hallaron restos arqueológicos. Finalmente, las obras de urbanización, que contemplan pavimentación, red de electricidad y agua potable se reanudaron en el mes de enero de este año.
Sin embargo, hoy el asunto parece nuevamente tener una esperanza, dado que, por una denuncia de un miembro del Consejo Autónomo Ayllus Sin Fronteras – que defiende este patrimonio – la SMA realizó indagaciones en el lugar en enero, cuando la construcción se había iniciado.
“Para las urbanizaciones mayores a 7 hectáreas debe fiscalizarse, en particular en la ciudad de Calama, que es una ciudad declarada hace años como saturada de material particulado. Este proyecto es de 11,3, por lo tanto cabe esa fiscalización, cosa que la SMA no había hecho y se tuvo que pedir que se hiciera”, explicaron desde el equipo asesor del Consejo Autónomo Ayllus Sin Fronteras.
La empresa Cumbres de Altos Calama SpA tiene un plazo de 15 días hábiles para presentar ante la SMA los antecedentes para demostrar que no incurrió en la elusión del estudio de impacto ambiental para zonas saturadas de material particulado.
Van a borrar nuestra historia
Si bien esta resolución abre una luz de esperanza para las comunidades indígenas en su defensa al legado ancestral, dicha investigación establece que la elusión del estudio de impacto ambiental yace en la normativa para zonas saturadas de material particulado y no así en lo que respecta al daño del patrimonio arqueológico, lo que para las comunidades indígenas sigue siendo un problema pendiente y debe analizarse.
Al respecto, el equipo asesor del Consejo Autónomo Ayllus Sin Fronteras comentó que si este lugar se piensa como lo hace la cultura indígena, la valoración dista de lo que se ha hecho hasta ahora en los procesos al proyecto: “Es distinto cuando se piensa Topater como un territorio; hablamos de una dimensión sociocultural mucho más amplia, en la que el cementerio está vinculado con cerros, que son sagrados guardianes, con rutas caravaneras milenarias, cosas que dejan de existir cuando se piensa a Topater solo como un cementerio”.
“De no atacarse por otras vías, el mecanismo del Sistema de Estudios de Impacto Ambiental, por los argumentos que está fiscalizando la SMA, puede ser solo cosmético de no incorporarse los argumentos relacionados al territorio indígena, es decir, este oficio de la SMA es un saludo a la bandera mientras no se incorpore la dimensión vinculada al conflicto que afecta a este territorio indígena”, añadieron.
En tanto, desde las comunidades indígenas, Eduardo Choque, integrante del Consejo Autónomo Ayllus Sin Fronteras, dijo que seguir con estos procesos ya sea en la justicia o en las instancias medioambientales, es de suma importancia, dado que como comunidad “aprendimos que acá hay que hacer las cosas bien, asesorarse bien, porque podemos enfrentarnos a nuestra manera pero ya entendimos que estos casos se ganan en tribunales”.
En esa línea, aseguró que pelearán por proteger su patrimonio hasta el final: “Nosotros entendimos que no se pelea solo con palabras, sino en tribunales y por eso estamos formando un equipo con varios abogados que nos quieren apoyar en este caso porque es interesante, e incluso tenemos la posibilidad de llevarlo, si perdemos, a la Comisión Interamericana. No descartamos nada, por el contrario, nos preparamos para eso”.
Por otra parte, el miembro del pueblo Quechua dijo que si bien entienden que en la región hay escasez de vivienda, lo que se refleja en campamentos, cumplir con esta necesidad no puede implicar vulnerar la historia indígena.
“Le hemos dicho a las autoridades hagamos una mesa por el tema de vivienda, y que se haga un estudio arqueológico de los alrededores de Calama y determinemos con un estudio en mano hacia dónde va crecer Calama, hacia dónde hay menos sitios arqueológicos”, dijo.
“Ese sector está declarado por los arqueólogos, no por nosotros, como un yacimiento arqueológico no investigado, solo hay informes de lo que hay ahí, pero no estudios acabados en el sector, entonces significa que si ellos construyen sus viviendas nos van a borrar la historia de un plumazo, como quemar una biblioteca y que se pierda todo. Ahí está nuestra historia y no estamos de acuerdo con que se haga eso”, concluyó Eduardo Choque.
Si bien este proceso ya lleva varios años, es probable que siga en disputa, dado que desde las comunidades indígenas aseguran que no se darán por vencidos mientras de defender su cultura y patrimonio se trate.