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Cayu, el host del freestyle: “Se está futbolizando más que deportivizando”

Ganó popularidad animando las batallas de rap callejeras del colectivo DEM Battles, Red Bull le dio la oportunidad de hacer entrevistas en 2017 y llegó a coanimar la nacional del 2019, esperando dar el salto internacional este 2020. Sobre cómo se está adaptando esta escena a la actual contingencia y la forma en que continúa siendo un poderoso agente de cambio social, Tomás Gutiérrez conversó con nuestro medio.

Eduardo Andrade

  Domingo 12 de julio 2020 15:15 hrs. 
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Tomás Gutiérrez tenía apenas 10 años cuando Red Bull organizó la primera competencia de freestyle en el país que  es hoy, para muchos, el más rapero del mundo. Una década después, cuando cumplió 20 años, la marca lo contrató para realizar entrevistas en medio de las transmisiones online de las batallas, y pasaron dos años más para que se ganara el puesto como coanimador del evento al lado del veterano exintegrante de Makiza, Seo2.

Durante todo ese tiempo, el también conocido en el ambiente del hip hop como Cayu, hizo literalmente de todo. Desde trabajar en un puesto de comida rápida hasta meterse a estudiar ingeniería informática, para dejar ambas cosas posteriormente, cuando su pasatiempo como host o maestro de ceremonia de las batallas callejeras de rap le empezó a pagar las cuentas.

“Cuando trabajaba en comida rápida cobraba 5 lucas por evento, y si multiplicaba 5 por diez eventos ya tenía casi el 50 por ciento del sueldo part time que tenía en McDonald’s. Dije, prefiero hacer 50 lucas haciendo algo que me gusta, que hacer 100 lucas haciendo cierres”, comenta desde su confinamiento.

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No exento de polémicas, como la riña en vivo que tuvo con su colega argentino Misionero, Cayu dice seguir creyendo en que es posible que dos hosts dirijan una batalla, siempre y cuando exista un ensayo previo. Este año, ad portas de que Red Bull Batalla de los Gallos lance su edición televisiva, Gutiérrez invirtió en un work station, una máquina a todo vapor que le permita enfrentar los requerimientos de la contingencia y dirigir desde su casa la furia de dos personas que se destruyen con rimas.

¿Cómo te imaginabas que iba a ser este año para el freestyle nacional?

Si la nacional era en Santiago, hacerla mucho más importante que la del año pasado. Quizás dar el salto al Movistar Arena. En el 2018, se hizo en el Caupolicán con 4 o 5 mil personas, al Chimkowe llegaron entre 10 y 12 mil personas, y creo que este año era el salto, considerando que la internacional se iba a realizar en Chile. Eso también iba a dar un pie a que muchos se inscribieran. Kaiser, por ejemplo, volvió a Red Bull, en gran parte motivado por la posibilidad de ser campeón de una internacional. En Red Bull, que es la competencia madre de las batallas, por lo general la tradición es que gana el local, pero siempre a Chile le ha pasado lo que nos pasaba en la Copa América, nos costó casi un siglo.

¿Y cómo ha respondido la escena a todo esto? Me refiero también a los otros colectivos.

Hay competiciones que están haciendo online, estamos casi todos haciendo torneos por Discord. Por ejemplo, la DEM está haciendo batallas escritas porque consideramos que el freestyle es muy complicado hacerlo por plataformas online. El fuerte de una competición callejera es el 4×4, y hacerlo online es súper complicado. Red Bull, mientras tanto, está enfocado en hacer competiciones online pero más de minuto a minuto, con conceptos, palabras, siempre la hacen los viernes.

Con esto imagino que se sumarán nuevos adeptos, pero la escena tenía ya un público que estaba mutando, ¿no?

Sí. Antes, por ejemplo, en la DEM, el público era súper rapero y en Red Bull era lo mismo. Quizás las personas que no tenían nada que ver con el rap eran invitados de un amigo. Después sucedió que las batallas empezaron a ser grabadas a YouTube y se empezó a viralizar mucho más rápido. Creo que el trabajo que se hizo entre 2013 y 2016 fue de posicionamiento y gracias a eso mucha gente descubrió las batallas. Eso produjo que hoy exista una mezcla intercultural. Pero esto igual ha traído consecuencias. Como host siento que es más difícil mantener un ambiente de respeto y de unidad en el público. De repente pierde su favorito y se ponen a pifiar.

Funciona más o menos con las lógicas del fútbol parece.

Sí, el freestyle se está futbolizando más que deportivizando. Antes no había favoritismo, un freestyler desconocido batallaba en igualdad de condiciones con un freestyler conocido. Ahora gritan “dale Wos, dale Wos”. En la final de la Red Bull internacional gritaban así, y eso descoloca a un freestyler que compite en otro país. No está mal querer ganar al local, pero cuando pasas a llevar a alguien con pifias ya se torna complicado el asunto. Por supuesto, esto implica una tarea para nosotros. Me ha tocado tomarme el tiempo de dar un mensaje, y la gente va entendiendo de que la idea no es que desvirtuemos. Entrecomillas somos el país más rapero del mundo, pero con ese título tenemos que dar el ejemplo.

¿Y qué pasa con la generación de freestylers aquí?

He visto freestylers antiguos que se han ido adaptando a los tiempos de ahora. Antes eran puros pareados, tirar una muletilla, una ayuda para pensar en la siguiente barra, sumando un punchline. Te puedo atacar por estar rapado al cero, voy a tirar una muletilla con ero, “en esto soy primero”. El ejemplo de eso son Kaiser e Invert, se pegaban un relleno y después tiraban un punch. Eso fue desde el 2012 hasta el 2015. De allí hasta esta época, la coherencia es lo que está de moda.

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¿El host también ha evolucionado?

He pensado que vamos tomando un papel más relevante en el espectáculo. Antes solo presentaban y hasta se podían ir. Ahora el host cumple un rol de orientador, motivador, tanto para el participante como a la gente, que los que nos ven desde el streaming se sientan identificados y digan, si yo estuviera allí haría lo mismo que él.

Alguna vez mencionaste que este año pensabas en tu internacionalización, ¿cómo está eso ahora?

Lo saben casi todos, mi objetivo es animar una Red Bull internacional. Esa es la competencia con la que todos partimos y el hecho de animar esa batalla te potencia todo el curriculum. Si pones en tu CV que fuiste host de la Red Bull internacional Chile, ya es otro corte. Mi meta es ser capaz de eso y de allí me replantearía que hacer. Si te das cuenta, ya he hosteado todo. Ya desbloqueé el juego.

Cuando hablas de curriculum da la impresión de que realmente se ha formado una industria en esto, una industria que quizás envidiarían otras escenas.

Esta industria empezó con presupuestos que no te alcanzan para vivir, tenías que trabajar, estudiar y freestalear. Actualmente sí existen oportunidades para poder vivir esto, quizás con lo justo, pero vivir y no tener que trabajar en algo que no te guste. Kaiser, por ejemplo, partió trabajando de guardia en un supermercado y actualmente el tipo vive de esto. Y esas historias de los chiquillos inspiran a que llegue gente joven y digan yo voy a vivir de esto. Esa convicción es lo que te hace llegar lejos.

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Entonces se parece al fútbol no solo en su hinchada sino en el sentido de ser un vehículo social para personas con menos oportunidades…

A mí, por ejemplo, el freestyle no me ayudo en la parte delictiva porque no he estado metido en cosas así, pero sí en psicología. En sentirme más lleno espiritualmente, me subió mucho la autoestima, y solucioné muchos traumas que tenía conmigo mismo. Pero puedo confirmarte que el freestyle es un agente de cambio en la sociedad, tan así como la música urbana. El mejor ejemplo de eso es El menor. Cualquier persona que esté en la delincuencia, conoce las batallas, ve que tiene talento, que puede generar ingresos y se olvida de la delincuencia. Eso es lo mismo que hizo el rap en su época con los estadounidenses que estaban en riesgo social, sobre todo en el Bronx.

Me acordé cuando El menor dijo: “No invento ninguna cuestión, antes robaba ropa ahora me la dan por promoción”. 

Ese es el mejor ejemplo.

Tú lo has conocido desde niño y ahora se le cuestiona incluso si se va a cambiar de nombre.

Ya hasta le cambió la voz, pero va ser El menor por siempre, tiene la cara de niño.

El menor

El menor.

¿Es él la cara máxima del freestyle en Chile?

A nivel de presencia. No quiero usar la palabra marketing, pero a nivel de eso sí. A nivel de competencia, trayectoria y nivel, si me dicen a mí, a quién mandaría a una internacional, creo que a El menor le falta un poquito. Creo que el mejor representante internacional actualmente es Nitro.

Pero él se autoexcluye de eventos como la Red Bull…

Lamentablemente sí. Pero creo que El menor tiene esa tendencia competitiva. Él quiere ganar todo independiente de cual sea el costo. Quizás esa mentalidad sea lo que lo haga incluso ser mejor representante internacional que Nitro. Es más joven y tiene muchas cosas por demostrar.

Cuando escuchas rimas tan potentes como la que te mencioné, ¿cómo haces para controlar tus emociones?

Hay una rima donde El menor le dice a Trueno que es un producto, y para no gritar tanto, empecé a correr por todo el escenario. Hago esas cosas para controlar un poco mi energía, para no opacar al freestyler que está rapeando.

¿Un host puede convertir a un freestyler en una estrella?

Siempre he creído que es por el talento de ellos que llegan lejos, pero sí, el host puede potenciar una rima que sea horrible. Si un freestyler me dice “yo vengo del rap”, que es la típica muletilla que usan, y yo grito “ohhhhh”, quizás puede generar que la gente empiece a gritar porque sí. Yo un día probé eso en la DEM, en los filtros empecé a gritar cualquier rima, y la gente me hacía caso. Ahí te das cuenta el poder que tiene el host en las batallas.

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