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Vejez en la pandemia: sanidad selectiva versus el derecho a la vida

Columna de opinión por Mayores para el Desarrollo
Martes 14 de julio 2020 20:58 hrs.


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Desde el mes de mayo del presente año, en plena cuarentena, un grupo de personas mayores y de otras generaciones fuimos convocados por la organización AÑOS, creada a principios de los años 90 para la promoción de un envejecimiento a escala humana, a reunirnos en forma virtual -como se estila ahora- en lo que se llamaron “Conversaciones con El Mientras Tanto”. Aunque no nos conocíamos con la mayor parte de los integrantes nos motivó la inquietud de buscar, desde nuestras propias experiencias y capacidades, otra forma de pensar y entender la vejez, sobre todo en la actual situación de pandemia que nadie había previsto, ni imaginado. Empezamos a reflexionar e intercambiar opiniones sobre cómo, en el contexto de la pandemia, se ha venido reforzando como política pública, en Chile y el mundo, la imagen de la vejez pasiva, de la persona mayor vulnerable, de altísimo riesgo. Asimismo, hemos sido testigos de la asociación que se establece entre vejez y enfermedad, hemos escuchado descalificaciones y expresiones que refuerzan estereotipos sociales negativos reflejados en un lenguaje discriminador. Cuando se habla de personas mayores en los medios de comunicación, se les llama “abuelos, abuelitos, tatitas” de manera paternalista, condescendiente e infantil, ignorándolos o tratándolos como si fueran objetos inertes, que no entienden ni sienten. Es así como los viejos/viejas son visualizados como cuerpos envejecidos y desvalorizados; su aporte invisibilizado, perdiéndose de vista a las personas, a los seres humanos con su propia historia de vida, sus capacidades y talentos, su bagaje y experiencia, equiparando automáticamente la edad avanzada con vulnerabilidad, dependencia y contribución limitada.

Observamos también como la situación de emergencia sanitaria ha exacerbado las desigualdades y desventajas ya existentes, donde en vez de personas mayores “vulnerables”, observamos a mayores cuyos derechos ciudadanos han sido vulnerados simplemente por el hecho de pertenecer a un grupo etario de mayores de edad. Los mayores se han reducido a objetos de cuidado, olvidando que ante todo son y somos sujetos de derecho.

Lo cierto es que los estudiosos dicen que las sociedades producen distintas vejeces, no hay una sola vejez. Hay personas de 80 años, en perfectas condiciones y otras que tienen o manifiestan distintas necesidades y tipos de problemáticas. Comprometer la autonomía de los adultos mayores, menospreciar sus contribuciones o necesidades sociales, es una forma de discriminación por edad.

Consideramos que la prolongación de la esperanza de vida de la población es uno de los logros más extraordinarios y más explícitos de nuestros tiempos. Hoy día requerimos sumar talentos de todas las edades intercambiar información, compartir capacidades y desarrollar experiencias colaborativas en términos intergeneracionales para ir construyendo nuevas respuestas a una situación totalmente inédita.

Quisiéramos vivir y ser parte de un modelo de desarrollo coherente con una sociedad más justa. Somos conscientes de que una mirada post-pandemia más humana no va a surgir por arte de magia. El desafío que se nos presenta como ciudadanas y ciudadanos es la construcción de una sociedad para todas las edades, que permita rescatar nuestro protagonismo como mayores sujetos de derecho, afrontar la discriminación a las personas a causa de su edad y fortalecer la solidaridad intergeneracional, traspasando y recibiendo saberes con las demás generaciones, haciéndonos valer como personas, responsables por y desde la dignidad.

Mayores para el Desarrollo es un movimiento abierto a todas las edades basado en el diálogo y construcción cultural intergeneracional, que busca incidir en la sociedad chilena para hacer realidad un envejecimiento a escala humana y una vejez digna que asegure el derecho a la vida en todas sus dimensiones.

Integrantes Mayores para el Desarrollo

  • Ángela Luna Sarmiento, Enfermera.
  • Carlos Aedo, Actor.
  • Carol Wilson Bronfman, Comunicadora.
  • Cristián Moscoso, Economista.
  • Eugenio Gutiérrez Valpuesta, Antropólogo.
  • Fernando Torres, Profesor universitario.
  • Gabriela Charnes Cars, Psicóloga.
  • José Miguel Gazitua, Jubilado.
  • Leonardo Moreno, Abogado.
  • Nelly Schwartz, Sicóloga Social.
  • Patricio Ríos Segovia, Académico.
  • Paulina Osorio, Académica.

Manifiesto a la ciudadanía

Considerando,

  1. La ausencia de la puesta en práctica de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, como primer instrumento con carácter vinculante que recopila y estandariza los derechos humanos de las personas mayores, con miras a promover, proteger y asegurar el reconocimiento, pleno goce y ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas mayores con dignidad a fin de contribuir a su plena inclusión, integración y participación en la sociedad.
  2. La urgente necesidad de rechazar la idea de una sanidad selectiva denunciada por la Comunidad de Sant’Egidio en el reciente manifiesto titulado: Sin ancianos no hay futuro: no a una sanidad selectiva´[1], concepto este último que considera ”la vida de los ancianos, como “residual” por “su mayor vulnerabilidad, su avanzada edad y el hecho de que pueden ser portadores de otras patologías” que justificarían una forma de ‘elección’ a favor de los más jóvenes y de los más sanos”. Más adelante, y refiriéndose a la coyuntura global por la que atravesamos, agrega: “Las dramáticas” cifras de muertos durante la pandemia del covid-19 en las residencias para ancianos “hacen estremecer”, advirtiendo sobre la instalación inicial de la idea “de que se pueden sacrificar sus vidas en beneficio de otras”, y la perturbadora afirmación de que: “Quien rebaja el valor de la vida frágil y débil de los más ancianos, se prepara para desvalorar todas las vidas.”[2]
  3. Las disyuntivas con profundas implicancias éticas vinculadas a la sanidad selectiva que permean el actual cuadro de pandemia en nuestro país muestran que la protección a la salud, establecida en la reforma del año 2005 del sistema de salud nacional (Reforma AUGE 2005), en especial respecto de las personas envejecidas, constituye un desafío nacional pendiente en relación a las capacidades y los recursos del país para generar condiciones saludables en nuestra comunidad. Reflejo fiel de ello son las declaraciones testimoniales de trabajadores de la salud que aluden a las situaciones límites que están viviendo y las múltiples expresiones ciudadanas en los medios de comunicación. En nuestro país, el 84,5% de las personas fallecidas por COVID-19 son personas mayores de 60 años (Espacio Público 2020).
  4. La gestión paternalista y voluntarista de la pandemia que, en la idea del cuidar de los adultos mayores, los instala como a niños a cargo, sin el menor reparo de que se trata de ciudadanos adultos y, en cuanto tales, con las capacidades para asumir prácticas de cuidado y autocuidado junto a la conciencia y el respeto por aquellos y aquellas con las cuales convive.

En consecuencia,

1.- Convoca a las distintas generaciones que conforman nuestra sociedad a adherir al documento de la Comunidad de Sant’Egidio como una toma de conciencia lúcida respecto de la inaceptable discriminación a los derechos a la vida y a la salud de la que es objeto hoy la generación más envejecida en Chile.

2.-Asimismo llama a la ciudadanía a prestar una especial vigilancia y resistencia republicanas al estado de congelamiento cívico y democrático en la que se encuentra en Chile la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, una pintura más en el decorado de la democracia chilena.

También, llama a la sociedad chilena en su conjunto, y al Estado con sus autoridades, especialmente al Ministerio de Salud y al Servicio Nacional del Adulto Mayor, a dar cumplimiento a los principios y obligaciones expuestas en la Convención, para que no se sigan vulnerando y negando el ejercicio de derechos y el derecho a la vida en la vejez, en el actual contexto de pandemia.

3.- Por último, como gesto de corresponsabilidad generacional y como manera de reaccionar frente al escenario que se denuncia, Mayores para el Desarrollo invita a la ciudadanía a adherir a este manifiesto para contribuir a asegurar el derecho a la vida y para asumir el desafío cultural de construir una sociedad para todas las edades.

Adherentes al Manifiesto Pandemia: sanidad selectiva versus derecho a la vida

  1. Amparo Claro, Integrante Consejo Consultivo Red de Salud para las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe.
  2. Angelica Verdugo Sobral, Ex Subsecretaria de Redes Asistenciales.
  3. Carla Cordua Sommer, Profesora de Filosofía.
  4. Consuelo Contreras, Sub-Directora Ejecutiva Corporación OPCION; Consejera y Ex Directora Ejecutiva INDH.
  5. Dra. Judith Ress, Teóloga ecofeminista. Miembro fundadora, Colectivo Con-spirando
  6. Elisa Loncon, Académica Usach.
  7. Helia Molina Milman, Decana Facultad de Ciencias Medicas USACH; Ex Ministra de Salud.
  8. Josiane Bonnefoy, Senadora Universitaria, Universidad de Chile.
  9. Juan Eduardo Esquivel, Escritor.
  10. Juan Sebastián Gumucio Rivas, Abogado.
  11. Leonardo Moreno, Abogado.
  12. Luis Weinstein Crenovich, Médico psiquiatra.
  13. Luz María Edwards García-Huidobro, Consultora Educacional.
  14. Mario Soro Vásquez, Artista Visual.
  15. Marta Cruz-Coke, Profesora de Estado jubilada.
  16. Patricia Hidalgo García, Escritora.
  17. Patricia Pallavicini, Académica.
  18. Pía Barros Bravo, Escritora.
  19. Rolando Rojo Redolés, Escritor.
  20. Sadi Melo Moya, Alcalde Municipalidad de El Bosque.
  21. Verónica Garay Moffat, Revista Salud Mental.
  22. Rodrigo Torrealba Sociólogo. Mg. Política Educativa.
  23. Oscar Villalón Ríos, Pintor.
  24. Daniela Salinas, Abogada.
  25. Martín Ríos Wilson, Ingeniero Civil Matemático.
  26. Manuel Ríos, Arquitecto.
  27. Claudia Ríos.
  28. Constance Neumann , Arquitecta.
  29. Karl Böhmer, Académico.
  30. Raúl Bendezu, Académico.
  31. Edith Cabello Arroyo, Abogada.
  32. Angela Vergara, Sicóloga.
  33. Doris Sequeira, Enfermera docente.
  34. Pilar Macho.
  35. Carmen Gajardo.
  36. Carlos Bórquez, Actor y Director.
  37. Carolina Jullian, Actriz.
  38. José Benado Wilson, Geofísico.
  39. Lorena Ríos Gajardo, Periodista.
  40. Dravna Razmilic Valdés, Médico-cirujano Radióloga.
  41. Pablo Rosenblatt Guelfenbein, Cineasta/ Biólogo.
  42. Margarita María Errázuriz, Socióloga.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.