Días han pasado desde la explosión. Las imágenes, devastadoras, dan cuenta de la profundidad de las heridas dejadas por lo vivido este martes en la capital de El Líbano.

Hoy, mientras los equipos de rescate siguen sacando escombros, escarbando entre ellos, sobrevivientes o desaparecidos, la ira de la población crece.

Tal es la disconformidad por lo sucedido que este sábado un grupo de manifestantes llegó hasta el Ministerio de Exteriores y se tomó la dependencia. Fueron miles los convocados a través de redes sociales para acudir al centro de Beirut. La consigna era una sola: “Día de la Ira”.

En ese contexto se dio la toma del edificio. Desde sus ruinas, se leyeron consignas para cambiar el sistema. Horas después, vino el desalojo.

“¡Abajo el reino de los bancos!”, era otro de los carteles que se podían leer. Esto, en medio de tomas e incendios que afectaron a estas entidades financieras, donde la sede de la Asociación Nacional de Bancos también fue tomada durante la manifestación.

La tensión no cesaba. Los miles y miles de manifestantes querían llegar al Parlamento. Con municiones y gases la policía los dispersaba. Tras horas de enfrentamientos, al menos 127 personas resultaron heridas y un policía murió.

Mientras eso ocurría había un nuevo conteo de víctimas fatales de la explosión: suman 158 y el número de heridos llega a los 6 mil.