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Año XVI, 16 de abril de 2024


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Mario Amorós y plebiscito del 25 de octubre: “Es una oportunidad histórica y los chilenos lo saben”

En una conversación con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Manuel Antonio Garretón, en su programa "Tras las líneas" de nuestra emisora, el autor de las biografías de Salvador Allende y Augusto Pinochet analizó ambas figuras y su rol en nuestra historia y proyectó los resultados del plebiscito.

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  Miércoles 23 de septiembre 2020 16:01 hrs. 
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En entrevista con Manuel Antonio Garretón, el periodista e investigador Mario Amorós analizó la historia política de nuestro país desde la época de la Unidad Popular hasta la actualidad y reflexionó sobre el proceso constituyente que podía iniciarse a partir del 25 de octubre.

Durante la conversación, el historiador y autor del libro Pinochet. Biografía militar y política, se refirió a los elementos históricos que se asemejan entre España y Chile, como también los que diferencian el devenir sociopolítico de ambas naciones.

“La historia de España y la historia de Chile son bien diferentes en el siglo 20, pues en España hubo sólo un período democrático desde el año 31 al 36 hasta que empieza la guerra civil y después de eso vinieron 40 años de dictadura, para que la democracia iniciara nuevamente a partir del año 77. En Chile, como sabemos, hay un desarrollo democrático progresivo a partir del año 32 hasta el golpe en 1973. Lo que me interesa de Chile, como a muchos los investigadores extranjeros, es obviamente el periodo de la Unidad Popular y de la dictadura, que es central en la historia de Chile, particularmente el de la UP donde hay una gran cantidad de elementos interesantes para el estudio histórico. Eso tiene que ver también con que en España es el periodo de la segunda República donde hay una verdadera primavera democrática con un nacimiento de la política de masas, de la gran movilización de masas de la ciudadanía con actores que van desde el potente momento anarquista de la CNT al socialismo siguiente, pasando por un incipiente Partido Comunista y las derechas que se organizan y se reorganizan para hacer frente al programa modernizador de la de la República.

“De allí vienen grandes personalidades históricas que son ya veteranos en una segunda República pero emerge por ejemplo, gente nueva como Dolores Ibárruri , ‘Pasionaria‘  y a otros dirigentes políticos muy interesantes en el contexto europeo con el ascenso del fascismo en Alemania y en Italia y el papel de las potencias, como por ejemplo,  la Unión Soviética sobre todo en la guerra civil. Son dos periodos muy interesantes el de la UP y el de la República y la guerra civil en España,  de los que obviamente se ha escrito muchísimo, por lo que el desafío es aportar algo nuevo siempre”.

En cuanto a la novedad de presentar por un mismo autor las biografías de Allende y de Pinochet, el doctor en Historia explicó que, como en cualquier trabajo, se aprende investigando.

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De la de Pinochet me siento especialmente orgulloso porque, obviamente, es un personaje que detesto y es la primera vez que publico sobre alguien que fue un dictador. Consulté la hoja de vida del Ejército de Pinochet y soy el primer investigador que pudo consultar ese documento tan importante de más de 100 páginas. También, por ejemplo, los papeles de la Masonería que se conservan en el archivo de la Gran Logia de Chile y que permitieron precisar con un detalle hasta ahora nuevo su papel en la masonería, lo que es importante porque revela algunas facetas de su personalidad de cuando era teniente en San Bernardo, a principios de los años 40. Lo mismo pasó con su periodo de detención en Londres para lo que consulté por primera vez los papeles de la Cancillería, de la diplomacia chilena y sobre cómo ésta operó para salvar al dictador cuando estaba en Londres. Lo mismo pasó con la biografía de Allende en que estudié documentos en Washington por el rol del canciller Letelier,  y también en el caso de Neruda, porque  hay documentos muy interesantes para la historia de Chile, como por ejemplo sobre su primer viaje a la Unión Soviética. Hay documentos de los archivos del Partido Comunista de la URSS muy interesantes”, reseñó el escritor.

Respecto de cómo la Unidad Popular fue un proyecto histórico colectivo que se venía fraguando y al que Allende aporta una personalidad particular, pero también sobre cómo la dictadura chilena se enmarca en un proceso que vivía toda América Latina, pero con Pinochet también tuvo su propia impronta que la hizo distinta a las demás, el periodista explicó que efectivamente en ambos casos hay caracteres fuertes que explican el devenir histórico que vivió Chile.

La figura de Allende es clave para la construcción de ese movimiento político y social que acaba siendo la Unidad Popular que en el año 69 gana la elección. Es una personalidad singular en la historia del siglo 20, porque Allende viene de una familia de clase media acomodada, hijo de notario, nieto de un gran chileno como fue como Ramón Allende Padín y él tenía un gran patriotismo el mejor sentido de la palabra: un patriotismo republicano de lealtad democrática, lo que fue importante en muchos momentos. Además, su adhesión a un marxismo no dogmático le permitió ver bien el mundo en el que le tocó vivir y fue capaz de discernir cuál era el papel de la Unión Soviética y, cuando tuvo que hacerlo, criticó diversos hechos de la Unión Soviética. En algún caso, incluso, expresó claramente que ese no era su modelo de de socialismo. Allende tuvo la inteligencia política de entender que solo con una Alianza con el Partido Comunista, que era un plan partido de masas, era posible que la izquierda fuera una alternativa de poder en Chile. Hubo momentos difíciles de la relación entre socialistas y comunistas, pero prevaleció el sentido de entender qué ese era el camino para conquistar el  gobierno. Esa experiencia no se da en ningún otro país en el mundo de la guerra fría” analizó el autor.

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“Allende fue clave también en cómo le hablaba el pueblo chileno, ese sentido pedagógico de la política de no creer en caudillismos ni en Mesías, sino explicar el programa e insistir elección tras elección, con una fe casi religiosa en la posibilidad de victoria” agregó.

“En el caso de la dictadura yo creo que Pinochet se ve de la noche a la mañana con que el mundo estaba a sus pies. El 11 de septiembre por la noche es elegido presidente de la Junta militar con aquel sentido rotatorio que tendría la Junta, pero rápidamente él apuesta por un proyecto personalista con mucha inteligencia política. Ha habido muchas burlas sobre el personaje, pero él tuvo una particular inteligencia política de someter al Ejército a su voluntad, crear la vida también con un instrumento de hegemonía personal y apoyarse en los Chicago Boys, algo completamente insólito para una dictadura militar. Pinochet construyó un régimen personal y su pretensión era prolongarlo hasta su muerte como el caso de Franco, porque inicialmente previó que plebiscito de 1988 fuera en 1996, a 16 años de la Constitución”.

Consultado por el  Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales sobre el oportunismo de Pinochet de “subirse” al Golpe Militar a última hora, el periodista investigador señaló que es necesario contextualizar la figura del ex comandante en jefe del Ejército y considerar que, al 10 de septiembre del año 73, se encontraba a 15 meses de pasar a retiro.

“Hacía 3 semanas que había llegado a la cima de una carrera militar de 40 años y era comandante en jefe. Se jugaba la carrera militar, sino el cuello, al día siguiente con la sublevación militar, entonces, hasta último momento mide muy bien el paso que va a dar porque no era ninguna tontería,  si no salía bien se podrían frustrar tantos años de esfuerzos. Cuando ves su hoja de vida te das cuenta que no era una carrera fácil llegar a general de la República y él lo consiguió. A partir de ahí, como jefe de de un ejército prusiano y verticalista, él opta por ese régimen personalista”.

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Finalmente, Amorós reflexionó sobre los antecedentes históricos comparados ante un proceso constituyente como el que Chile está por enfrentar y aseveró que nuestro país se encuentra en una encrucijada histórica.

“La trascendencia del 25 de octubre va a ser notable, porque obviamente nadie habla de que el Apruebo no vaya a ganar. Ese escenario nadie lo maneja, ni siquiera los sectores más ultras de la derecha. Todos dan por sentado que se abrirá el proceso constituyente y que posiblemente sea con la convención constituyente. Respecto del 18 de octubre quiero señalar que el término estallido no me gusta porque creo que fue algo tan increíble que una palabra tan fea no le hace justicia. Creo que fue una rebelión masiva contra el modelo neoliberal, de millones y completamente inesperada. Estallido es un término que utiliza mucho la derecha para referirse a algo incontrolado y que genera violencia. Lo que pasó en la primavera del año pasado y lo que viene ahora va a ser decisivo, marcará un antes y un después en la la historia de Chile y ojalá que esa Constitución cambie lo que son las bases de la sociedad chilena. Es algo realmente necesario porque el modelo chileno tan elogiado durante tanto tiempo, es profundamente injusto y hay una gran cantidad de situaciones que lo confirman”.

En cuanto a las maneras institucionales de salir de las grandes crisis según los estudios comparados, Amorós reflexionó sobre las reales posibilidades de un proceso constituyente que pueda superar el orden generado por la dictadura y corregido por los gobiernos democráticos, pero que han mantenido hasta hoy el modelo neoliberal.

“Creo que se iniciará un proceso constituyente, aunque la derecha se reservó el tercio de la minoría de bloqueo. Otro desafío en la participación, todos sabemos la elevada tasa de abstención que hay en Chile y obviamente eso tiene que corregirse, debe haber participación masiva para reforzar el trabajo a los constituyentes. Vamos a ver qué estrategias usa la derecha: si va a a atrincherarse en una minoría de bloqueo o negociar partes del modelo.

Va a ser un gran gran desafío y pero también es una oportunidad histórica y los chilenos lo saben. Oportunidades como ésta no va a haber muchas más en las próximas décadas. O se aprovecha la oportunidad para intentar corregir lo posible, o al máximo, las bases del modelo,  o va a tardar mucho porque es un modelo que está muy anclado en la economía, en la sociedad y en las mentalidades en Chile”, concluyó.

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