Desde los territorios: la demanda de repensar el paÃs en una nueva Constitución
Chile es el paÃs más largo del mundo con 4300 kilómetros de territorio de norte a sur. La diversidad geográfica es nuestra principal caracterÃstica y la que pregonamos como uno de nuestros principales atractivos, pero, ¿entendemos nuestros territorios? Una eventual nueva Constitución deberá hacerse cargo de esta "loca geografÃa" y sus disÃmiles necesidades, ignoradas en la actual Carta vigente.
Claudia Carvajal G.
Domingo 27 de septiembre 2020 10:33 hrs.
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A un mes que Chile decida la escritura de una nueva Carta Fundamental, la discusión pública comienza a enarbolar algunas banderas de temas insoslayables. El propio presidente Piñera llegó a proponer un “decálogo” de materias que necesariamente deberÃan reconocerse en ella y, según el Mandatario, hay que tener en consideración que “la Constitución no resuelve todos los problemas de la sociedad, pero sà debe ser el marco institucional dentro del cual se desenvuelven la polÃtica, las leyes y la vida en sociedad”.
La descentralización ha sido un proyecto largamente anunciado por los distintos gobiernos. La longitud y variedad territorial de nuestro paÃs hace propicio ese tipo de administración y entender que lo que afecta a los territorios redunda necesariamente en las personas que los habitan, lleva a la conclusión que los derechos territoriales son derechos humanos, por tanto, si lo que se busca promover es mayor igualdad para las personas, entonces, el entender nuestro paÃs en su diversidad geográfica es fundamental a la hora de planear un nuevo pacto social.
“Que el territorio donde uno nace o vive no sea un impedimento para optar a desarrollar una vida plena”, dice Ignacia Fernández, especialista en polÃtica social, descentralización y desarrollo territorial y Directora Ejecutiva de Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, Rimisp.
“Es crÃtico reevaluar el rol del sector privado desde la perspectiva de su responsabilidad en acciones de actividad económica en distintos territorios, como sucede en las zonas de sacrificio, pero no solo ahÃ, sino que en todo el paÃs, porque las empresas tributan en Santiago, contribuyen al debate polÃtico en Santiago, generan acciones de desarrollo en Santiago pero toda su acción productiva está en las regiones con reglas de juego desiguales tanto para los propios territorios como para otros potenciales empresarios de menor escala”.
De acuerdo a lo prescrito en la Constitución, para el gobierno y la administración interior del Estado, el territorio de la República de Chile se divide actualmente en 16 regiones, que a su vez se subdividen en 56 provincias; para los efectos de la administración local, las provincias se subdividen en 346 comunas.
En esa definición no se incluye el concepto ciudad, como analiza la experta.
Para Genaro Cuadros, profesor de Urbanismo de la Universidad Diego Portales, sin embargo, sà se puede intentar una definición de ciudad en orden a proyectar el derecho de las personas a la misma.
Para Yolanda Acevedo uno de los asuntos imprescindibles que debe contener una nueva Carta Fundamental es el entendimiento de las comunidades que habitan los distintos territorios, independientemente de si tales espacios son considerados rurales o urbanos.
“Escuchar a las comunidades organizadas es esencial. En nuestro territorio hay una crisis de representatividad que es social, polÃtica y económica, hay una pugna de poder que se debe reconocer para poder conversar. Asà en cada territorio, en cada región va a permitir una aproximación a la solución de los problemas. Un paso esencial a ello es el plebiscito y otro se dará en abril con la elección de los gobernadores y no vale el que no haya un reglamento para que estas autoridades puedan comenzar a ejercer”, reflexiona
Conflictos ambientales como hoja de ruta
Como mencionamos anteriormente, la descentralización ha sido un tema clave para los expertos quienes señalan que Chile solo podrá alcanzar realmente el desarrollo si entiende la potencialidades de cada territorio y se ocupa en potenciarlas de manera sustentable.
“Es uno de los temas que está en debate porque al discutir sobre la descentralización se llega a la conclusión que se debe transferir poderes de gobierno, de gobernanza, no solo recursos, sino capacidades, atribuciones para ser capaz de enfrentar los fenómenos que se viven en las distintas escalas territoriales. Esto se vive a diario en los municipios, que administran a diario una serie de funciones, pero no necesariamente gobiernan en total plenitud los fenómenos, porque sus atribuciones son reducidas a un ámbito local y al hecho que en Chile, por la Constitución, están altamente concentradas las funciones de gobierno a nivel central” explica Genaro Cuadros.
Para Yolanda Acevedo, además, hay un asunto de fondo que analizar a la hora de empezar a pensar en una hoja de ruta de soluciones para los territorios: los conflictos ambientales.
“La base de análisis de sustentabilidad en una nueva Constitución es el mapa de los conflictos ambientales, pues son esos conflictos los que determinan la calidad de vida de todas nuestras ciudades. Cada comuna deberÃa tener claro sus derechos y deberes y, al establecer un plan regulador comunal deberÃa existir claridad de la base geográfica, topográfica de ese territorio. Sin la conciencia plena del suelo, del clima, del sustrato y, esencialmente, de la comunidad que la habita, no podemos establecer las mejores intenciones para ese territorio”.
Genaro Cuadros. Foto @uchile.cl
Para el docente de la Universidad Diego Portales el llamado derecho a la ciudad que se ha discutido públicamente tiene que ver con que los habitantes de las urbes somos parte integrante de ella y aportamos de distintas formas a su construcción.
Es por eso que para el arquitecto y miembro de la plataforma “Derecho y Territorio”, el Estado debe ser capaz de enfrentar el rol de equilibrar las decisiones y resguardar el bien común en orden a generar condiciones de igualdad para los ciudadanos.
“Lo importante del debate constitucional es que se restablezca el centro de las personas y del medio ambiente en el corazón de los mecanismos tanto orgánicos como dogmáticos de la Constitución y que se resitúe en el rol de la ciudad y el territorio, los bienes comunes de los que el suelo forma parte. Que se restablezca la función social de ellos y que su rol social sea superior a los roles de intercambio comercial o económico. La ciudad es reflejo de la sociedad que se constituye, por lo que una sociedad que no es capaz de pactar y darse un mÃnimo de convivencia respecto de este tipo de cosas no puede ser exitosas, no permanece en el tiempo y de ahà vienen todos los problemas ambientales y los problemas económicos y sociales que conocemos”.
Los expertos concuerdan en que en una eventual nueva Constitución, el Estado debe garantizar el derecho al medio ambiente y los recursos naturales, es decir, debe resguardar los territorios donde se emplaza la vida de nuestras comunidades.  Además señalan que debe existir una nueva organización para gobernar los distintos fenómenos entendiendo que la ciudadanÃa se ejerce mayoritariamente en el ámbito urbano y, por tanto es importante que las personas participen en las decisiones que les afectan.
Todo ello llevará finalmente a que se reconozcan como tales los derechos mÃnimos a una vivienda digna, a consagrar los saberes ancestrales y a respetar los distintos ámbitos territoriales de existencia, tanto el rural como el urbano.
Foto @diversidadbioculturalyterritorios.org
A un mes que Chile decida la escritura de una nueva Carta Fundamental, la discusión pública comienza a enarbolar algunas banderas de temas insoslayables. El propio presidente Piñera llegó a proponer un “decálogo” de materias que necesariamente deberÃan reconocerse en ella y, según el Mandatario, hay que tener en consideración que “la Constitución no resuelve todos los problemas de la sociedad, pero sà debe ser el marco institucional dentro del cual se desenvuelven la polÃtica, las leyes y la vida en sociedad”.
La descentralización ha sido un proyecto largamente anunciado por los distintos gobiernos. La longitud y variedad territorial de nuestro paÃs hace propicio ese tipo de administración y entender que lo que afecta a los territorios redunda necesariamente en las personas que los habitan, lleva a la conclusión que los derechos territoriales son derechos humanos, por tanto, si lo que se busca promover es mayor igualdad para las personas, entonces, el entender nuestro paÃs en su diversidad geográfica es fundamental a la hora de planear un nuevo pacto social.
“Que el territorio donde uno nace o vive no sea un impedimento para optar a desarrollar una vida plena”, dice Ignacia Fernández, especialista en polÃtica social, descentralización y desarrollo territorial y Directora Ejecutiva de Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, Rimisp.
“Es crÃtico reevaluar el rol del sector privado desde la perspectiva de su responsabilidad en acciones de actividad económica en distintos territorios, como sucede en las zonas de sacrificio, pero no solo ahÃ, sino que en todo el paÃs, porque las empresas tributan en Santiago, contribuyen al debate polÃtico en Santiago, generan acciones de desarrollo en Santiago pero toda su acción productiva está en las regiones con reglas de juego desiguales tanto para los propios territorios como para otros potenciales empresarios de menor escala”.
De acuerdo a lo prescrito en la Constitución, para el gobierno y la administración interior del Estado, el territorio de la República de Chile se divide actualmente en 16 regiones, que a su vez se subdividen en 56 provincias; para los efectos de la administración local, las provincias se subdividen en 346 comunas.
En esa definición no se incluye el concepto ciudad, como analiza la experta.
Para Genaro Cuadros, profesor de Urbanismo de la Universidad Diego Portales, sin embargo, sà se puede intentar una definición de ciudad en orden a proyectar el derecho de las personas a la misma.
Para Yolanda Acevedo uno de los asuntos imprescindibles que debe contener una nueva Carta Fundamental es el entendimiento de las comunidades que habitan los distintos territorios, independientemente de si tales espacios son considerados rurales o urbanos.
“Escuchar a las comunidades organizadas es esencial. En nuestro territorio hay una crisis de representatividad que es social, polÃtica y económica, hay una pugna de poder que se debe reconocer para poder conversar. Asà en cada territorio, en cada región va a permitir una aproximación a la solución de los problemas. Un paso esencial a ello es el plebiscito y otro se dará en abril con la elección de los gobernadores y no vale el que no haya un reglamento para que estas autoridades puedan comenzar a ejercer”, reflexiona
Conflictos ambientales como hoja de ruta
Como mencionamos anteriormente, la descentralización ha sido un tema clave para los expertos quienes señalan que Chile solo podrá alcanzar realmente el desarrollo si entiende la potencialidades de cada territorio y se ocupa en potenciarlas de manera sustentable.
“Es uno de los temas que está en debate porque al discutir sobre la descentralización se llega a la conclusión que se debe transferir poderes de gobierno, de gobernanza, no solo recursos, sino capacidades, atribuciones para ser capaz de enfrentar los fenómenos que se viven en las distintas escalas territoriales. Esto se vive a diario en los municipios, que administran a diario una serie de funciones, pero no necesariamente gobiernan en total plenitud los fenómenos, porque sus atribuciones son reducidas a un ámbito local y al hecho que en Chile, por la Constitución, están altamente concentradas las funciones de gobierno a nivel central” explica Genaro Cuadros.
Para Yolanda Acevedo, además, hay un asunto de fondo que analizar a la hora de empezar a pensar en una hoja de ruta de soluciones para los territorios: los conflictos ambientales.
“La base de análisis de sustentabilidad en una nueva Constitución es el mapa de los conflictos ambientales, pues son esos conflictos los que determinan la calidad de vida de todas nuestras ciudades. Cada comuna deberÃa tener claro sus derechos y deberes y, al establecer un plan regulador comunal deberÃa existir claridad de la base geográfica, topográfica de ese territorio. Sin la conciencia plena del suelo, del clima, del sustrato y, esencialmente, de la comunidad que la habita, no podemos establecer las mejores intenciones para ese territorio”.
Genaro Cuadros. Foto @uchile.cl
Para el docente de la Universidad Diego Portales el llamado derecho a la ciudad que se ha discutido públicamente tiene que ver con que los habitantes de las urbes somos parte integrante de ella y aportamos de distintas formas a su construcción.
Es por eso que para el arquitecto y miembro de la plataforma “Derecho y Territorio”, el Estado debe ser capaz de enfrentar el rol de equilibrar las decisiones y resguardar el bien común en orden a generar condiciones de igualdad para los ciudadanos.
“Lo importante del debate constitucional es que se restablezca el centro de las personas y del medio ambiente en el corazón de los mecanismos tanto orgánicos como dogmáticos de la Constitución y que se resitúe en el rol de la ciudad y el territorio, los bienes comunes de los que el suelo forma parte. Que se restablezca la función social de ellos y que su rol social sea superior a los roles de intercambio comercial o económico. La ciudad es reflejo de la sociedad que se constituye, por lo que una sociedad que no es capaz de pactar y darse un mÃnimo de convivencia respecto de este tipo de cosas no puede ser exitosas, no permanece en el tiempo y de ahà vienen todos los problemas ambientales y los problemas económicos y sociales que conocemos”.
Los expertos concuerdan en que en una eventual nueva Constitución, el Estado debe garantizar el derecho al medio ambiente y los recursos naturales, es decir, debe resguardar los territorios donde se emplaza la vida de nuestras comunidades.  Además señalan que debe existir una nueva organización para gobernar los distintos fenómenos entendiendo que la ciudadanÃa se ejerce mayoritariamente en el ámbito urbano y, por tanto es importante que las personas participen en las decisiones que les afectan.
Todo ello llevará finalmente a que se reconozcan como tales los derechos mÃnimos a una vivienda digna, a consagrar los saberes ancestrales y a respetar los distintos ámbitos territoriales de existencia, tanto el rural como el urbano.
Foto @diversidadbioculturalyterritorios.org
A un mes que Chile decida la escritura de una nueva Carta Fundamental, la discusión pública comienza a enarbolar algunas banderas de temas insoslayables. El propio presidente Piñera llegó a proponer un “decálogo” de materias que necesariamente deberÃan reconocerse en ella y, según el Mandatario, hay que tener en consideración que “la Constitución no resuelve todos los problemas de la sociedad, pero sà debe ser el marco institucional dentro del cual se desenvuelven la polÃtica, las leyes y la vida en sociedad”.
La descentralización ha sido un proyecto largamente anunciado por los distintos gobiernos. La longitud y variedad territorial de nuestro paÃs hace propicio ese tipo de administración y entender que lo que afecta a los territorios redunda necesariamente en las personas que los habitan, lleva a la conclusión que los derechos territoriales son derechos humanos, por tanto, si lo que se busca promover es mayor igualdad para las personas, entonces, el entender nuestro paÃs en su diversidad geográfica es fundamental a la hora de planear un nuevo pacto social.
“Que el territorio donde uno nace o vive no sea un impedimento para optar a desarrollar una vida plena”, dice Ignacia Fernández, especialista en polÃtica social, descentralización y desarrollo territorial y Directora Ejecutiva de Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, Rimisp.
“Es crÃtico reevaluar el rol del sector privado desde la perspectiva de su responsabilidad en acciones de actividad económica en distintos territorios, como sucede en las zonas de sacrificio, pero no solo ahÃ, sino que en todo el paÃs, porque las empresas tributan en Santiago, contribuyen al debate polÃtico en Santiago, generan acciones de desarrollo en Santiago pero toda su acción productiva está en las regiones con reglas de juego desiguales tanto para los propios territorios como para otros potenciales empresarios de menor escala”.
De acuerdo a lo prescrito en la Constitución, para el gobierno y la administración interior del Estado, el territorio de la República de Chile se divide actualmente en 16 regiones, que a su vez se subdividen en 56 provincias; para los efectos de la administración local, las provincias se subdividen en 346 comunas.
En esa definición no se incluye el concepto ciudad, como analiza la experta.
Para Genaro Cuadros, profesor de Urbanismo de la Universidad Diego Portales, sin embargo, sà se puede intentar una definición de ciudad en orden a proyectar el derecho de las personas a la misma.
Para Yolanda Acevedo uno de los asuntos imprescindibles que debe contener una nueva Carta Fundamental es el entendimiento de las comunidades que habitan los distintos territorios, independientemente de si tales espacios son considerados rurales o urbanos.
“Escuchar a las comunidades organizadas es esencial. En nuestro territorio hay una crisis de representatividad que es social, polÃtica y económica, hay una pugna de poder que se debe reconocer para poder conversar. Asà en cada territorio, en cada región va a permitir una aproximación a la solución de los problemas. Un paso esencial a ello es el plebiscito y otro se dará en abril con la elección de los gobernadores y no vale el que no haya un reglamento para que estas autoridades puedan comenzar a ejercer”, reflexiona
Conflictos ambientales como hoja de ruta
Como mencionamos anteriormente, la descentralización ha sido un tema clave para los expertos quienes señalan que Chile solo podrá alcanzar realmente el desarrollo si entiende la potencialidades de cada territorio y se ocupa en potenciarlas de manera sustentable.
“Es uno de los temas que está en debate porque al discutir sobre la descentralización se llega a la conclusión que se debe transferir poderes de gobierno, de gobernanza, no solo recursos, sino capacidades, atribuciones para ser capaz de enfrentar los fenómenos que se viven en las distintas escalas territoriales. Esto se vive a diario en los municipios, que administran a diario una serie de funciones, pero no necesariamente gobiernan en total plenitud los fenómenos, porque sus atribuciones son reducidas a un ámbito local y al hecho que en Chile, por la Constitución, están altamente concentradas las funciones de gobierno a nivel central” explica Genaro Cuadros.
Para Yolanda Acevedo, además, hay un asunto de fondo que analizar a la hora de empezar a pensar en una hoja de ruta de soluciones para los territorios: los conflictos ambientales.
“La base de análisis de sustentabilidad en una nueva Constitución es el mapa de los conflictos ambientales, pues son esos conflictos los que determinan la calidad de vida de todas nuestras ciudades. Cada comuna deberÃa tener claro sus derechos y deberes y, al establecer un plan regulador comunal deberÃa existir claridad de la base geográfica, topográfica de ese territorio. Sin la conciencia plena del suelo, del clima, del sustrato y, esencialmente, de la comunidad que la habita, no podemos establecer las mejores intenciones para ese territorio”.
Genaro Cuadros. Foto @uchile.cl
Para el docente de la Universidad Diego Portales el llamado derecho a la ciudad que se ha discutido públicamente tiene que ver con que los habitantes de las urbes somos parte integrante de ella y aportamos de distintas formas a su construcción.
Es por eso que para el arquitecto y miembro de la plataforma “Derecho y Territorio”, el Estado debe ser capaz de enfrentar el rol de equilibrar las decisiones y resguardar el bien común en orden a generar condiciones de igualdad para los ciudadanos.
“Lo importante del debate constitucional es que se restablezca el centro de las personas y del medio ambiente en el corazón de los mecanismos tanto orgánicos como dogmáticos de la Constitución y que se resitúe en el rol de la ciudad y el territorio, los bienes comunes de los que el suelo forma parte. Que se restablezca la función social de ellos y que su rol social sea superior a los roles de intercambio comercial o económico. La ciudad es reflejo de la sociedad que se constituye, por lo que una sociedad que no es capaz de pactar y darse un mÃnimo de convivencia respecto de este tipo de cosas no puede ser exitosas, no permanece en el tiempo y de ahà vienen todos los problemas ambientales y los problemas económicos y sociales que conocemos”.
Los expertos concuerdan en que en una eventual nueva Constitución, el Estado debe garantizar el derecho al medio ambiente y los recursos naturales, es decir, debe resguardar los territorios donde se emplaza la vida de nuestras comunidades.  Además señalan que debe existir una nueva organización para gobernar los distintos fenómenos entendiendo que la ciudadanÃa se ejerce mayoritariamente en el ámbito urbano y, por tanto es importante que las personas participen en las decisiones que les afectan.
Todo ello llevará finalmente a que se reconozcan como tales los derechos mÃnimos a una vivienda digna, a consagrar los saberes ancestrales y a respetar los distintos ámbitos territoriales de existencia, tanto el rural como el urbano.