Helicópteros, disparos, las piedras contra el pavimento; los sartenes, las ollas y las cucharas resonando en las ventanas; las cortinas o el silencio tenebroso antes de un mensaje en cadena nacional. También pensamos en sonidos cuando pensamos en octubre del año pasado. Y también pensamos en Víctor Jara y en El derecho de vivir en paz.
El 25 de octubre de 2019, el colectivo Mil guitarras para Víctor Jara realizó una convocatoria durante la primera semana del estallido social en Chile. El evento ya se había realizado al menos unas siete veces en años anteriores, en la comuna de Recoleta, pero esa vez, con un toque de queda encima y con la salida de los militares a las calles, parecía recobrar el sentido más purista de la llamada “Nueva Canción Chilena”.
En el evento realizado en el frontis de la Biblioteca Nacional, participó el profesor y músico, José Cid, quien asegura se trató de una de las experiencias más emocionantes que ha vivido desde que empezó a tocar con el colectivo.
“El momento lo disfrutamos muchísimo, sonaba con una potencia increíble. No sé si la acústica del espacio de biblioteca nos apañaba, pero era impresionante el sonido, la fuerza con la que se cantaba, y no lo dimensioné hasta ver posteriormente los vídeos. Si uno ve las imágenes, impresiona la unidad, el sentido de pertenencia a una generación y gente de distintas edades frente a la obra de Víctor Jara”, recuerda.
No fue casualidad que la convocatoria de Mil Guitarras, además, coincidiera con la llamada “marcha más grande de Chile”, y que congregó a un millón y medio de personas por toda la Alameda, hasta sobrepasar la Plaza Baquedano. Para ese entonces, el himno emblema de las manifestaciones ya era El derecho de vivir en paz, una canción que titula a un disco lanzado en 1971, y que, para muchos especialistas, no se trataba precisamente de una las obras más recordadas de Jara.
Sin embargo, para la convocatoria del 25 de octubre, el tema ya sonaba a diario a través de parlantes colocados en los balcones de la ciudad, se escuchaba frecuentemente en las radios, y hasta llegó a grabarse en una versión que apareció dos días después de aquella marcha y que convocó a una veintena de artistas nacionales.
Rápidamente el vídeo publicado en YouTube logró una masividad que hoy supera las 100 mil visualizaciones. Eso sí, no estuvo exento de algunas críticas, una de ellas, la del propio José Cid.
“Yo creo en los cambios, en los aportes de las nuevas generaciones a la música. Reversionar canciones antiguas me parece interesante, pero es complejo porque en el acervo cultural colectivo nacional, es muy fuerte cuando se cambia algo que tiene un registro en la memoria colectiva”, asegura.
La despolitización del Víctor Jara
Eileen Karmy es una musicóloga y socióloga chilena que ha seguido el fenómeno originado por este tema a partir del estallido social. Cuando las protestas se desataron en Chile, Eileen se encontraba en Barcelona; entonces, el tipo de información que mayormente recibía era justamente la de esos vídeos que se hacían virales a través de las redes sociales y así llegó también a la reversión de El derecho de vivir en paz.
Hay respeto por el trabajo que realizaron estos músicos, dice Eileen. Sin embargo, hay una también una crítica que no puede obviarse y que ha ido notándose con más fuerza conforme pasaron los meses.
“Creo que hubo una buena intención detrás, el problema creo que al hacerlo de manera apresurada, no hubo una reflexión respecto de las implicancias. En ese momento todo el mundo quería apoyar la causa, decir algo, no decir nada también es mal visto. En ese contexto, ellos tuvieron una buena intención, pero en mi opinión, creo que se equivocaron. Quisieron remitirse solamente a lo local, al aquí y ahora”, comenta.
Por supuesto, entender el significado de El derecho de vivir en paz tiene que ver también con el momento histórico en el que fue creada. Con la guerra de Vietnam encima y con un intervencionismo estadounidense que amenazaba a los regímenes socialistas en el mundo, la paz de la que habla Víctor Jara y las menciones al líder vietnamita Ho Chi Minh no son para nada azarosas.
Pese a esto, la nueva versión de El derecho de vivir en paz de pronto parecía apelar a conceptos como la paz, pero en su versión más genérica o incluso, según Eileen, despolitizada.
“Una canción que habla de la paz es súper potente y significativa porque todas las personas se identifican con eso. Todos queremos paz, finalmente. Ahora, qué significa esa paz y cómo la queremos es otra cosa”, recalca.
La canción incluso apareció en las revueltas sociales de Bolivia que terminaron por sacar a Evo Morales del poder. Algo que parece aún más contradictorio porque se trata de fuerzas políticas vinculadas principalmente a los sectores más conservadores de la derecha. En Chile mismo, por ejemplo, en el marco de la campaña previa al plebiscito constitucional de este año, la Unión Demócrata Independiente acuñó la frase de Víctor Jara. Finalmente, ¿quién no desea vivir en paz?
El proceso de reversión
Pero vayamos al porqué se decidió apostar por una reversión del tema con ligeros pero trascendentales cambios en su letra.
Pablo Stipicic fue uno de los productores encargados de este proceso creativo, y dice haber pensado bastante en esta misma pregunta durante los últimos meses.
En una gesta que inicialmente reunió a más de 200 músicos de Chile en un grupo de WhatsApp este debate no fue ajeno. Stipicic dice que la decisión la tomaron durante la primera semana del estallido social y que muchos no estuvieron convencidos o incluso, derechamente, decidieron restarse del proyecto.
“La mayoría decíamos, no puede ser, qué horror cambiar la letra, qué error, y en un momento la Elizabeth Morris, que hizo la letra, mandó un audio y dijo que su letra no pretendía ser mejor que lo de Víctor Jara; sin embargo, nosotros que somos músicos, tenemos amigos y círculos de izquierda, pero la idea de hacer esto era algo más unificador para el país”, recuerda.
Antes de la publicación del tema, el visto bueno oficial fue entregado por la propia Fundación Víctor Jara, dice Pablo. La respuesta que recibieron fue: “Si Víctor hubiera escrito esa canción hoy, no habría hablado de Ho Chi Minh”, y más bien habría apostado por una versión contingente y unificadora.
Víctor Jara y las nuevas generaciones
Aunque gran parte de la grabación del tema fue realizado en el estudio chileno La Salitrera, hubo algunos artistas que colaboraron desde México. Benjamín Walker fue uno de ellos.
Coincidentemente, fue el mismo 18 de octubre, el día cero del estallido social, cuando Benjamín viajó a Ciudad de México, y desde allí fue parte de todo el proceso que incluyó estar o no a favor de algunos cambios en la letra original de Víctor Jara, que obviaban el sentido de solidaridad internacional que tenía el tema.
Walker dice que fue partidario de la idea, y la defiende hasta hoy.
“Creo hasta el día hoy que fue una buena decisión, obvio que generó divisiones, colegas que con justa razón y derecho creyeron que cambiar la letra de Víctor era transgredir la obra y el patrimonio de un artista tan trascendental como él, otros que también conocieron a Víctor no tuvieron problemas en decir que esto se trataba de hacerse cargo de la contingencia inmediata y algunos se atrevieron a decir que una persona como Víctor no hubiera tenido problemas en que se cambiaran algunos pedazos de la letra, para hacer sentido con lo que estaba pasando inmediatamente en Chile”, argumenta.
Pero además de esto, hay otros sucesos que con el tiempo han mantenido a Walker con la idea de que estos cambios fueron acertados, y es que justamente la reversión del tema tuvo gran impacto en las generaciones más jóvenes, y sobre todo, en los niños.
“Nos empezaron a llegar fotos de cursos de colegio que habían intervenido sus salones de clases con la letra que se cambió, con la versión que lanzó el año pasado. Letras que hablaban de mejorar la educación, de luchar por los derechos sociales, que eran cosas de la contingencia de hoy día. Y ver a niños pequeños de colegios, que escucharon esta versión y absorbieron esas consignas que se hicieron evidentes con el estallido social, para mí es un triunfo”, dice.
Este 28 de septiembre se cumplen 88 años del nacimiento de quien quizás fue la figura más representativa de la Nueva canción chilena, Víctor Jara.
¿Cómo nos encargamos de que su impacto estético y social siga estando vigente? Músicos jóvenes con Benjamín Walker dicen no entender lo que es tocar la guitarra sin antes entender lo que significa Víctor Jara, pero esto, claramente, tiene que ver con la propia valoración musical que se hace de su obra.
El cómo pueda seguir siendo masiva y popular quizás depende de estos actos y de un imaginario que abre la posibilidad de reescribir un nuevo país: uno en el que caben todos.
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