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Trabajadoras de casa particular y derechos laborales de segunda categoría

Columna de opinión por Francys Foix y Sandra Yáñez
Viernes 2 de octubre 2020 18:59 hrs.


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La pandemia, dentro de otras cosas, ha visibilizado el trabajo doméstico, rol que ha sido relegado a la mujer como las cuidadoras y encargadas de las labores de limpieza, cuidado de niños y niñas, mantención de la casa, entre otras. Sin embargo, existe una gran cantidad de mujeres que, además de llevar esa carga en sus propios hogares, la llevan en un hogar ajeno como un trabajo, realizando una doble labor domestica día a día, muchas veces relegando el cuidado de sus propias hijas e hijos por el cuidado de las hijas e hijos de sus empleadores.

Las trabajadoras de casa particular han estado presentes a lo largo de la historia, y han tenido un papel central en el desarrollo de la sociedad debido a su rol asistencialista, de mantención y cuidado de los demás. Asimismo, su labor ha permitido que muchas mujeres profesionales puedan entrar al mercado laboral o desarrollar sus emprendimientos. Al mismo tiempo, han sido menoscabadas, humilladas y maltratadas por su posición de empleadas domésticas. Muchas son las historias y testimonios que podemos escuchar del gremio, que en su mayoría está compuesto por mujeres, asimismo, siendo desamparadas por las leyes laborares, dejándolas en una posición de segunda categoría.

Según una investigación realizada por Comunidad Mujer, hace un año el 42,6% de las ocupadas/os correspondía a mujeres. En el último año, 899 mil mujeres ha perdido su trabajo, y de ellas, el 88% aún no ha podido volver al mercado laboral, lo que implica una caída significativa de la participación laboral de las mujeres en el mundo del trabajo (41,3%). A esta caída en la participación de las mujeres en el mercado laboral, se suma la realidad del empleo informal. Según las cifras entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), durante el primer trimestre del 2020, entre los trabajadores informales, el 52,5 son mujeres. Es decir, no sólo existe una menor tasa de ocupación femenina, sino que además, entre aquellas que son parte del mercado laboral, existe una mayor tasa de informalidad, lo que redunda en menor protección a los derechos laborales y menores ahorros previsionales para las mujeres.

Dentro del escenario del empleo femenino, la situación de desprotección es aún más preocupante en el caso de las trabajadoras de casa particular. Un estudio realizado por la Universidad de Chile, el Colegio Médico y otras entidades académicas indica que las trabajadoras de casa particular se han visto obligadas a dejar sus hogares para seguir ejerciendo su labor, y junto a las trabajadoras independientes, son las más salen en transporte público en cuarentena, siendo expuestas a un mayor riesgo de contagiarse de Covid19. A ello se suma, la falta de legislación y olvido por parte de las autoridades, ya que no se les aplican leyes básicas para la protección de los derechos laborales, como la Ley de Protección del Empleo y al acceso del seguro de cesantía. Es decir, se encuentran obligadas a trabajar pese a la cuarentena y los riesgos de contagio, y si no trabajan, quedan en la total desprotección frente al desempleo y los problemas derivados de la pandemia que hoy se hacen patentes.

El confinamiento y la cuarentena han puesto en evidencia las precarias condiciones laborales que mantienen las trabajadoras de casa particular, y dando pie a nuevos y graves abusos. Se han podido constatar casos de explotación laboral graves como trabajadoras de casa particular puertas adentro que se han visto obligadas a permanecer en cuarentena junto a sus empleadores, sin que puedan hacer uso de sus días libres, ni visitar a sus familias, bajo amenaza de despido; despidos arbitrarios y aplicación de la causal de despido por “enfermedad contagiosa”, que sólo es aplicable a este gremio, lo que demuestra la discriminación de la cual son víctimas, incluso por las leyes, así como trabajadoras puerta afuera que se han visto forzadas a trabajar puertas a dentro mediante cambios arbitrarios.

Pese a la escasa preocupación de parte de las autoridades por la realidad de las trabajadoras de casa particular, diputadas de oposición, presentaron un proyecto de ley que busca modificar la causal de despido establecida en el artículo 152 del Código del Trabajo que indica como causal del término del contrato de las asesoras o los asesores del hogar el padecimiento de una enfermedad contagiosa. Se busca, que si dicha enfermedad es declarada producto de la pandemia o epidemia por la autoridad sanitaria, la causal no sea aplicable.

Asimismo, el Gobierno ha ingresado un proyecto de ley que busca hacer aplicable el seguro de cesantía a las trabajadoras de casa particular, una demanda muy sentida por el gremio.

Ambos proyectos resultan ser tardíos, y mínimos esperables para la protección de los derechos laborales de las trabajadoras de casa particular, que históricamente han sido postergadas y tratadas con discriminación por las autoridades a la hora de legislar en sus derechos laborales. Existe una clara falta de entendimiento de que su trabajo debe ser protegido como el de cualquier tipo de trabajador, que es importante una valorización a su rol y el trabajo que han realizado apoyando y acompañando a muchas familias. Es indispensable que se avance a una verdadera protección a las trabajadoras de casa particular, reconociendo sus demandas históricas, para dejar de ser tratadas por el Estado como trabajadoras de segunda clase.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.