En 2018 y encabezada por el entonces ministro del Interior, Andrés Chadwick, la segunda administración de Sebastián Piñera inauguraba la llamada mesa de seguridad que incluía la modernización de Carabineros entre sus objetivos fundamentales.
Sin embargo, desde aquel lejano abril, el país ha presenciado como la institución fundada en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, ha ido enfrentando escándalo tras escándalo por los fraudes de los altos mandos y las múltiples denuncias de brutalidad y abuso policial las que aumentaron exponencialmente luego del 18 de octubre del año recién pasado.
Para analizar la actual crítica situación que enfrenta la institución uniformada es que Eduardo Vergara, Director Ejecutivo de Fundación Chile XXI, conversó con nuestro medio en la primera edición de Radioanálisis de este viernes.
“Lo que ha sucedido es que durante décadas, considerando el periodo desde el retorno de la democracia, no ha existido un manejo adecuado de la seguridad ciudadana en Chile“, explicó el cientista político.
“La seguridad ciudadana ha sido un fierro caliente y se ha delegado en las policías esta tarea y eso explica, en parte, el por qué tiene tantos grados de autonomía, protegidas por un manto que otorga la Ley Orgánica Constitucional. Al mismo tiempo, la seguridad en sí se ha transformado en un espacio copado por leyes de populismo penal, basadas en la idea de que se consigue más seguridad encarcelando más gente o, deteniendo más gente, todo orientado hacia el orden público y la protección de la propiedad privada. Eso ha transformado a nuestras policías en guardianes del orden público y de la propiedad privada, cuando deberían tener como objetivo principal el resguardo de la integridad de las personas. Lo anterior ha llevado a consecuencias bastante graves respecto de la desigualdad que existe en la seguridad que, aunque es vista como un derecho, no aplica en la práctica como tal”, señaló.
Consultado sobre la antigüedad de esta crisis interna de Carabineros, el ex Jefe Nacional de la División de Seguridad Pública en el Ministerio del Interior manifestó que por treinta años no ha habido intención alguna de reformular a una institución que es fundamental para la democracia, pero que durante este gobierno, ese problema se agudizó al punto que la policía uniformada está a punto de caer a un abismo.
“Durante años Carabineros fue empujando a la zona cercana del precipicio y durante este Gobierno, el Ministerio del Interior empujó a la institución al borde del precipicio y lo ha hecho por diferentes razones. La primera es que no ha dudado en salir a apoyar a la institución ciegamente, incluso cuando ha habido evidentes casos de violaciones a los DDHH y evidente brutalidad policial, particularmente en los últimos doce meses. Esto no quiere decir que antes no hubiera, sino que el abuso y la brutalidad llega a un sector bastante particular de la Región Metropolitana donde hay cámaras, donde los canales están transmitiendo en vivo y, particularmente, es un lugar que es el jardín de la casa de la élite política y económica, pero denuncias de violencia, maltrato y brutalidad ha habido siempre, especialmente en los territorios más marginales”.
El director de Fundación Chile XXI agregó que el anuncio de este viernes sobre la unidad coordinadora de la reforma a Carabineros responde más bien a una señal comunicacional.
“El Gobierno se ha negado a iniciar un proceso de reforma pues la comisión encargada de ello lleva cerca de diez meses sesionando y no ha hecho nada. Esperemos que esta unidad no esté compuesta por personas que le dicen sí a todo al Presidente y no tienen el coraje para plantear puntos de vista diferentes, para hacer entender al Gobierno que estamos en un punto de inflexión, porque si Carabineros cae por ese barranco, no hay nada después de las policías”.
Según Vergara, el perfil de la reforma viene dado por el propio primer artículo de su Ley Orgánica, que los define como una policía militar
“Hacia lo que deberíamos avanzar es exactamente lo contrario: hacia una policía democrática, de perfil ciudadano. Para lograr eso hay que migrar desde un enfoque que tomaron las élites gobernantes en ese momento, que no necesariamente eran democráticamente electas, y por las que sí son democráticas, pero que en los últimos 30 años han sido incapaces de reformar a la institución, entonces, entendiendo que las policías son fundamentales para la democracia, pues son, para muchas personas, el único contacto que tienen con el Estado”.
“Cuando Carabineros abusa, cuando usa brutalidad policial, cuando Camilo Catrillanca es asesinado a manos de Carabineros, es el Estado el que asesina. Por otro lado, cuando hacen un buen trabajo y previenen el delito entonces es el Estado el que hace un buen trabajo. Lo que está en juego aquí no es solo Carabineros, sino una institución fundamental para la democracia y requiere un perfil que se adapte al Chile de hoy y con capacidad de adaptarse al Chile de mañana.
Si las decisiones de esta reforma solo se siguen haciendo con los mismos de siempre, con la comisión de reforma policial del Presidente Piñera que en estos meses no ha hecho nada porque invitó a gente que nunca le va a decir que no; con un Congreso, incluida la oposición, que lamentablemente ha apoyado leyes de populismo penal que no sirven para nada, porque la evidencia ha demostrado que no sirven, y que investigan, persiguen y castigan desproporcionalmente a las personas que menos tienen y que dejan como que la cárcel es una extensión de la pobreza. Si eso sucede, vamos a terminar con una policía peor de la que tenemos hoy en día”.
En cuanto a cómo la llegada de octubre y el acercamiento del primer aniversario desde el llamado estallido social de 2019, el experto señaló es justamente la fecha la que da mayor urgencia a cambios fundamentales en las policías.
“Lo que estamos viviendo en este mes es una coyuntura demasiado particular, por eso la reforma policial es urgente, pero no es suficiente. Necesitamos acciones inmediatas para salvar que Carabineros caiga al precipicio, pero sobre todo a las personas que potencialmente pueden ser víctimas de abuso y maltrato policial en los días que vienen”, afirmó.
“Cada viernes nos levantamos con una sensación de felicidad porque fue la ciudadanía la que nos va a permitir tomar una decisión tan importante como el plebiscito, pero también con dolor de pensar que cuando empiecen las manifestaciones no volvamos a tener un adolescente que es empujado por un puente y una institución que hizo todo lo posible por ocultar incluso pruebas fundamentales para la investigación. Hoy tenemos a un carabinero de 22 años como imputado, pero él debió haber estado en la sala de clases de la academia policial y no en un piquete de Fuerzas Especiales, porque fue la presión política de este gobierno que Carabineros sacó a jóvenes que deberían estar estudiando para ser mejores policías y a la primera línea de combate”.
En cuanto a la relación de la policía con la ciudadanía, el experto de Chile XXI reitera que ellos son el único rostro del Estado para un sector importante de la población, por lo tanto, lo que hagan o no hagan es crucial.
“Se han invertido miles de millones de pesos en políticas como el plan cuadrante para acercar la policía a la ciudadanía, en iniciativas de mayor transparencia y comunicación, y los resultados son que el 77 por ciento de las personas dice que la policía nunca se comunica ni coordina con los vecinos del barrio. Estamos frente al fracaso de las políticas comunitaria de las policías, entonces, cuando esto ocurre y se ven públicamente las imágenes de la brutalidad, mientras otros la viven en carne propia, la brecha de confianza y legitimidad de una institución tan importante para la democracia sigue aumentando”.
Vergara también reflexionó sobre el estigma social y la imagen que representan hoy para la ciudadanía los efectivos de carabineros y cómo se han transformado en objeto de las burlas, particularmente de los sectores más jóvenes. Para el cientista político esto es tremendamente injusto porque la institución en su grueso está compuesta por personas que vienen de sectores de mucha vulnerabilidad.
“Son personas que tienen un sueldo bastante bajo para el riesgo que corren y que, sobre todo, han sido impactados por lo que ha pasado en los casos de corrupción dentro de Carabineros, de los que fueron protagonistas los altos mandos. En esa institución existe una división de castas, de primera y de segunda clase, hay hasta escuelas de formación diferentes. Eso me parece tremendamente doloroso: el culpar a toda la institución de lo que está pasando es injusto y no es la forma de construir la policía que necesitamos”.
“Hasta hace poco los niños se disfrazaban de carabineros y lo hacían con orgullo, pero ahora, los carabineros pasan por la calle y los niños se cubren un ojo. Eso debe ser muy fuerte, porque muchos de ellos nunca han usado la brutalidad”, agregó.
Finalmente, Eduardo Vergara insistió en la relevancia y urgencia de implementar medidas de cambio en la institución uniformada cuanto antes.
“Si terminamos por empujar a Carabineros de Chile por ese precipicio, lo que viene es la presencia de militares en la calle. Hay que salvar a esta institución y ojalá tengamos una nueva policía, la policía que Chile se merece”, concluyó.