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Hacia una arqueología de la protesta: el reto más urgente de la disciplina desde el estallido social

El 18 de octubre se transformó en una fecha icónica para la sociedad en general. Entonces, manifestantes y artistas se volcaron como nunca antes a las calles, ocupando el espacio público por medio de intervenciones de todo tipo. Esa huella es la que hoy convoca a investigadores e investigadoras que, desde octubre de 2019 a la fecha, han analizado el trasfondo del vestigio de la protesta.

Abril Becerra

  Domingo 1 de noviembre 2020 19:06 hrs. 
arqueología de la protesta

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Fue una reacción natural, instintiva. Junto con la protesta que estalló en el país el 18 de octubre de 2019, un grupo de investigadores e investigadoras decidió salir a las calles para registrar las múltiples formas de expresión que nacían al calor de la agitación social. 

La propuesta era osada, ya que implicaba sumergirse de lleno en la movilización que, día a día, se nutría con pancartas, intervenciones gráficas, propuestas sonoras y teatrales, entre otras. El estudio también obligaba a los profesionales a trabajar en un contexto que bien podía cambiar de un momento a otro. El reto era analizar los vestigios de una ciudad fuertemente dinamizada, repleta de mensajes y marcada por la violencia policial.

El 4 de noviembre, en el marco de una asamblea triestamental de la carrera de Antropología de la Universidad de Chile, un grupo de académicos y estudiantes se refirió a esta labor que ya había sido puesta a prueba de manera independiente por especialistas de dentro y fuera de la institución. Entonces, las preguntas se vinculan, principalmente, al qué hacer desde la disciplina frente a la movilización social y cómo trabajar las materialidades nacidas durante la protesta. 

Posteriormente, los profesionales participaron en diez encuentros que se dieron de manera consecutiva entre noviembre y enero, y que fueron coorganizados por  investigadores de la carrera de Arqueología de la Universidad Alberto Hurtado. Estas conversaciones terminaron por convocar a expertos y estudiantes de áreas tan variadas como la antropología, las artes visuales, las artes escénicas, la arquitectura y la historia, entre otros. 

De esa manera, se inauguraron investigaciones en torno a la modificación de los espacios públicos, la alteración de los monumentos y la creación de nuevos patrimonios, entre otros. Así, los expertos se desplegaron por la llamada zona cero de las manifestaciones, por el eje Costanera Center-La Moneda, y por las comunas de Maipú y Puente Alto, entre otras, con el objetivo de realizar un estudio comparativo. 

¿Qué materialidades fueron abordadas en ese camino? Cucharas de palo, ollas, rayados, murales e incluso los balines de Carabineros que quedaron incrustados en los árboles del sector. 

afiche

Afiche de uno de los primeros encuentros realizados en noviembre de 2019.

Un desafío disciplinar 

Flora Vilches, arqueóloga y académica del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, e Itací Correa, también arqueóloga y académica del Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado, se sintieron convocadas a participar en buena parte de los diálogos elaborados frente al dilema de la disciplina ante la protesta. 

Desde ahí, iniciaron un trabajo basado en el registro de las intervenciones gráficas. Pero, en ese trayecto, se suscitó más de una dificultad. Lo primero fue encarar un análisis de prácticas que sucedían en tiempo real. Lo segundo fue pensar en una metodología capaz de hacer frente a la fugacidad de las intervenciones, por lo que, en una primera instancia, recurrieron a las herramientas propias del análisis del arte rupestre.     

De ese modo, las investigadoras constataron un discurso material heterogéneo que cambiaba de acuerdo a su emplazamiento: “La cuestión territorial es significativa. Depende de qué sector de la ciudad estás analizando, si es de la Plaza de la Dignidad hacia arriba o hacia abajo, si es en la zona cero o si es en barrios. Hay diferencias que son interesantes de analizar, diferencias en el tipo de consignas que se anotan, en el tipo de materialidad que se está plasmando en los muros, si es tridimensional o si es bidimensional. Pero algo en común es que hay una interacción permanente entre los hechos que van sucediendo. Cuando le disparan a Gustavo Gatica, al día siguiente hay una respuesta a través de la gráfica”, comenta Flora Vilches. 

“Otra cuestión significativa son los intentos de borramiento. El borramiento, en general, dura muy poco porque se vuelve a intervenir y con más fuerza. Hay un diálogo permanente de usar la intervención gráfica como una herramienta de expresión política y no solo por el contenido de los mensajes, sino que por el hecho de intervenir un espacio y de apoderarse de ese espacio y darle una significación que no es la que había tenido previamente. Hay una apropiación y un uso del espacio que es interesante como práctica social”, dice la investigadora.  

En la imagen, grupo de estudiantes tomando registros. Diciembre 2019.

En la imagen, grupo de estudiantes tomando registros. Diciembre 2019.

Otro aspecto relevante dentro de esta investigación fue la variedad de materiales utilizados dentro de las expresiones gráficas. Según Flora Vilches, los registros denotan prácticas como el rayado con uso de spray o intervenciones mucho más planificadas como la creación de murales, lo que revela un grado de organización social mayor. 

“Lo importante de ver es cómo uno llega ahí, cómo uno pasa a distintas horas del día, las cuestiones que pasan alrededor, porque uno deja la intervención y después el ambiente se agita un poco más y hay enfrentamientos. Entonces, hay una serie de cuestiones que están sucediendo y está este muro como testigo de cosas vivas. Ese es el desafío: ver cómo interactúa este muro con las cuestiones que están pasando”, subraya Vilches. 

Hacia una arqueología de la protesta 

El fenómeno respecto de las materialidades en torno a la protesta no es nuevo. Lo que sí es reciente es cómo la arqueología se ha hecho cargo de estas prácticas. En esa línea, Itací Correa afirma que, de cara a este contexto, bien pueden analizarse aspectos como el vestuario o cómo el cuerpo se transforma en una forma de expresión dentro de la protesta. 

“La arqueología es una ciencia social de la cultura material. Lo ve todo a través de su correlato material. Entonces, consideramos que el aporte que tiene la arqueología es que, finalmente, a través de la materialidad podemos ver una serie de discursos que no son los oficiales”, dice la académica, quien también lidera un grupo de investigación en la Universidad Alberto Hurtado. 

“Personalmente, creo que hay una cosa de memoria para el futuro con estos trabajos. Trabajar con estos elementos más efímeros puede sentar un registro de memoria que es importante. Por eso creo que muchos nos hemos involucrado en este tema”, añade la profesional. En la Universidad, tempranamente nos comenzamos a reunir para discutir cómo aportar desde la disciplina”, añade.   

Las investigaciones surgidas en el marco de la protesta también han quedado plasmadas en diversas iniciativas museológicas. Una de ellas es una exposición realizada por un grupo de estudiantes de arqueología de la Universidad de Chile en enero en la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi.

Lo cierto, es que aún hay muchos resultados que están en desarrollo. Incluso, Flora Vilches e Itací Correa advierten que apenas han podido sistematizar una pequeña parte de los registros elaborados en el marco de su estudio. De todas formas, el desafío respecto de crear una arqueología de la protesta ya se encuentra sobre la mesa y los expertos bien lo saben, sobre todo ante una ciudad que se vislumbra más dinámica que nunca.     

Imagen principal: registros durante enero de 2020.
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