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Subsecretario de las Culturas: “El diálogo tiene que estar en el ADN de la institucionalidad cultural”

La autoridad se refirió a la solicitud de renuncia a la ministra Consuelo Valdés que levantaron los gremios del sector. En esa línea, el abogado señaló que la petición no tiene sustento y que las organizaciones y la institución deben estar unidos frente al debate sobre el presupuesto 2021 para la cartera.

Abril Becerra

  Jueves 5 de noviembre 2020 13:47 hrs. 
juan carlos silva

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Desde que comenzó el debate sobre el presupuesto 2021, los trabajadores y trabajadoras de la cultura han estado en alerta respecto de los recursos asignados para el sector. En medio de una crisis profunda acarreada por la pandemia, los gestores y artistas han visto con preocupación el desarrollo del área, criticando incluso el rol de la institucionalidad cultural ante la crisis sanitaria. 

El martes recién pasado la situación se complejizó cuando diferentes gremios de la cultura y las artes solicitaron la renuncia de la ministra Consuelo Valdés, quien en entrevista con CNN Chile, se refirió al presupuesto 2021, indicando que lo ideal sería que la partida de cultura alcanzara un uno por ciento, pero que había que ser realistas: “Un peso que se coloque en Cultura es porque se deja de colocar en otro programa o necesidad de los ciudadanos del país”, dijo la secretaria de Estado.   

En ese contexto, el subsecretario de las Culturas y las Artes, Juan Carlos Silva, señaló que esta solicitud no tiene sustento y que es importante que los gremios y el mismo ministerio trabajen de manera conjunta para enfrentar la crisis. 

“En momentos como los actuales, quedando un año cuatro meses, hay que visualizar la importancia de tener autoridades que tengan experiencia y currículum en los distintos ámbitos. Hoy, la ministra Valdés da prueba suficiente de lo que ha sido su experiencia en el sector cultural, patrimonial, en la dirección de museos, en los trabajos que ha hecho para la institucionalidad cultural”, comentó el abogado.  

“Hay una experiencia, un sentido de compromiso que en momentos de dificultad tenemos que reforzar y dar un sentido de trabajo en equipo. A eso tenemos que estar llamados. Tenemos que visualizar cómo podemos mejorar el presupuesto, cómo podemos entender los contexto globales sin que jamás perdamos de vista la importancia del sector artístico- cultural que es fundamental en contextos como este, respetando siempre la libertad de expresión”, añadió la autoridad. 

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¿Cuál es la evaluación que tienen actualmente respecto de la crisis en el sector? 

La contingencia sanitaria vino a visualizar y enfatizar un estado de precariedad del sector que era anterior a la crisis sanitaria y que se vio acrecentada en razón de dicha contingencia. La consulta online que hicimos a finales de marzo y la primera quincena de abril vino a dar cuenta de esa situación. En el comienzo de la crisis sanitaria, había mucha expectativa de reabrir los espacios por un menor tiempo al que resultó serlo y cada cifra dio cuenta de un estado de precariedad importante. Ese es otro punto importante que destacamos de lo que fue esa consulta en el sentido de que muchas de las personas que participaron no son parte de nuestros beneficiarios permanentes. Hubo mucho trabajador, trabajadora del mundo de las artes que participó porque entendía que aquí estaba su contraparte institucional, pública, para hacer ver distintas necesidades y sobre eso tuvimos que empezar a trabajar para saber, en virtud de esas necesidades, la dimensión de la precariedad y la gravedad de la situación. Ahí nos dimos cuenta de que hay cosas que podemos cubrir y hay otras cosas como las necesidades de bonos o ayudas sociales más directas que están fuera del alcance del marco normativo del ministerio y de la legalidad en gasto de los programas presupuestarios. 

Pero, ¿cuál es la situación del sector durante los últimos meses de la crisis?

La principal visualización del estado de la situación actual tiene que ver con una imposibilidad de poder medir bien la gravedad de la situación. Han existido muchos esfuerzos que valoramos de las propias agrupaciones, muchas de ellas con las que hemos trabajado y que nos han hecho llegar el levantamiento de información. Hay que entender que al alero de la Subsecretaría conviven la industria del libro, las artes presenciales, donde las plataformas remotas no logran ser, en un cien por ciento, una alternativa equivalente al desempeño de las manifestaciones artísticas. Hay mucho más grado de formalización en el ámbito audiovisual que del libro o en la artesanía o en las artes visuales. Eso lo fuimos conociendo a través de la información que nos hicieron llegar las propias agrupaciones y nos dimos cuenta que a nivel institucional y centralizado el primer paso para abordar la gravedad del estado de situación es medir bien al sector para luego medir bien los distintos índices y elementos del sector que nos grafican sus necesidades. Ahí hemos trabajado para, más allá de lo digital y virtual, salir a buscar a muchos agentes culturales, trabajadores y trabajadoras que no interactúan con la institucionalidad cultural. Ir a trabajar con ellos para levantar el estado de la situación, saber que los códigos que tiene el Servicio de Impuestos Internos, los datos que maneja el INE, no son la visualización del universo del sector artístico- cultural y para eso tenemos que salir a convocar de la mano de las mismas agrupaciones, ojalá con los índices y elementos más estándares posibles, para tener un registro catastro y sobre eso poder aplicar mejores políticas públicas sectoriales. 

Entonces, en este contexto, se enfrentan a dos dificultades: llegar a estos sectores que normalmente no participan en las convocatorias y lo segundo es tener las herramientas para poder sondear cómo está la crisis golpeando al sector… 

Lo importante es que la institucionalidad cultural tiene que dar cabida y ser el lugar donde todo agente, todo trabajador, trabajadora cultural de cualquier disciplina se sienta que está convocado y convocada. Ahí hay un punto, porque detrás de cualquier persona que se desarrolla en un ámbito artístico hay una contra parte nuestra. Esa segunda parte que planteas es un desafío importante de ver porque desde que existe la institucionalidad hemos avanzado en registros particulares, por lo tanto, cada vez que se piensa en una política para su aplicación tenemos una brecha importante. Porque cuando se habla de reimpulso al empleo, no tenemos bien identificadas las características, la situación del empleo en el sector de la cultura y las artes. Lo mismo ocurre respecto de acercar políticas públicas de prevención social o de salud o otra serie de ámbitos que son fundamentales para el sector.

ministerio de las culturas

¿En qué medida el proyecto de ley del presupuesto 2021 se hace cargo de la crisis del sector? 

El primer paso es consolidar un presupuesto y esto, a diferencia de lo que algunos han criticado y entendido, no es querer hacer un cambio de caja. Deliberadamente, hemos querido consolidar el presupuesto de otros ministerios que estaban históricamente en otras reparticiones públicas para que estén al alero del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Eso se ha buscado en conversaciones con subsecretarios, en conversaciones de la ministra con los ministros correspondientes. Por ejemplo, traer el presupuesto del fondo del CNTV acá y traspasarlo al CNTV, posteriormente, pero traspasarlo con convenios, con  mesas de coordinación, con búsqueda de ocupar la capacidad instalada que tenemos nosotros en el ámbito audiovisual. No hemos tratado de disfrazar bajo ningún punto de vista. Lo segundo es dar las garantías al sector de que en ningún programa presupuestario de esta subsecretaría o del ministerio retroceda en cuanto a los beneficios, es decir, todos los beneficiarios de los programas que han existido históricamente a nivel de cantidad o tipo de beneficiario van a estar cubiertos y sobre eso avanzar. Por lo tanto, si bien en algunos casos muchos ministerios tuvieron que formular su presupuesto 2021 por instrucciones de Hacienda, nosotros casi en la totalidad de los presupuestos programáticos de esta subsecretaría, tuvimos continuidad. Hay que destacar quizás lo que tiene que ver con las convocatorias públicas, los fondos sectoriales. Sin darnos cuenta, ahí tenemos una herramienta de dinamismo e inyección sectorial que es fundamental. Este año sacamos una convocatoria con la cifra más alta, histórica. Fueron 25 mil 336 millones de pesos para las distintas convocatorias del Fondart nacional, regional, libro, música, audiovisual, artes escénica y esperamos inyectarle más recursos gracias a estos recursos adicionales que impuso la Ley de Presupuesto para efectos de llegar a más beneficiarios. 

Ahí, con el tema de poder fortalecer los fondos también hay observaciones. Desde hace muchos años han existido críticas sobre este proceso de fondarización de los proyectos. ¿Qué puede decir respecto de estas críticas que pueden surgir en ese sentido?  

Aquí hay que distinguir la diferencia de lo que tenga que ver con los bonos sociales que están fuera del marco legal de nuestra institución, pero que hemos tratado de estrechar y de hacer llegar y de orientar al sector artístico cultural creando la unidad de intermediación legal. En el caso de las convocatorias o fondarización, ahí prefiero hablar de convocatorias de concursos, porque es la modalidad administrativa de ejecución presupuestaria. El punto es cómo damos garantías de que esa modalidad administrativa no está discriminando a otra organización o proyecto que tenga el mismo derecho o un derecho equivalente a recibir ese beneficio presupuestario programático. Es por eso que las convocatorias pueden hacerse más o menos orientadas. Ahí es donde también las convocatorias no son únicamente una base donde se evalúa y se entregan recursos. Nosotros trabajamos para ver cómo se realizan planes de gestión, planes de públicos, ahí ver también una forma de que el trabajo programático se vaya ejecutando, no solamente desde el punto de vista entender que este ministerio ponga a los distintos eventuales beneficiarios a concursar en virtud de sus necesidades. Sí estaríamos profundizando la necesidad o la precariedad del sector si empezamos a entregar nuestro presupuesto o ejecutar estos programas mediante transferencia directa sin tener garantías de no estar discriminando, dejando a nadie excluido o excluida y estando en igual situación.

¿Qué pasa con instituciones que han dicho que, a raíz de los reajustes en el presupuesto de cultura, podrían ver perjudicado su funcionamiento para el próximo año? ¿Qué puede decirle a estas instituciones como el Museo de la Solidaridad o el Parque Cultural de Valparaíso que están atentas respecto de lo que va a pasar finalmente con el proyecto de ley? 

Lo que ha ocurrido acá es que en todos los casos, en una medida de un 15 a un 10 por ciento, se han ajustado las transferencias al sector privado que tanto el Servicio del Patrimonio como la Subsecretaría de las Culturas contemplan en sus presupuestos. Esto, bajo ningún punto de vista, busca poner en riesgo su operación, de cuestionar la importancia y la validez de ellas, sino que son fruto del escenario de formulación presupuestaria base cero que nos mandató el Ministerio de Hacienda. Que en casi todos los programas de la Subsecretaría no haya ocurrido aquello, no quiere decir que no haya sido la lógica o el marco con el cual se formuló el presupuesto 2021. Lo que nosotros estamos apostando es que eso sea un ajuste que en caso alguno afecte su operación, su gestión, que no implique bajo ningún punto de vista cuestionar la importancia y la relevancia de las mismas y que, ciertamente, pueda sortearse lo antes posible en razón de una vuelta a ejecutar las labores y funciones lo más similar a lo que ha sido en años normales. Hay muchas de esas organizaciones que postulan a  convocatorias o programas nuestros. No es que esa sea la única vía con la cual nosotros podamos apoyar. 

Ante este panorama de crisis y de reajustes en los distintos ministerios, ¿qué posibilidad hay de llegar a un uno por ciento?

Hay que mirar esto como un desafío de mediano y largo plazo. Tenemos que construirlo entre todos y todas, tal como las políticas culturales que trascienden los gobiernos de turno. Una forma puede ser inyectar más recursos, bienvenidos sea, otra forma puede ser consolidar el presupuesto de otras instituciones públicas para visualizar ese gasto público en cultura de mejor manera e insisto: jamás vamos a buscar visualizar esto desde un punto de vista distinto al del Estado. El mejor ejemplo fue en la administración anterior. No existía pandemia por delante, había un programa de gobierno que hablaba de duplicar el presupuesto en cultura y no se pudo lograr lo que prometió el programa, pero jamás vamos a estar sacando a colación eso, entendiendo que hoy tenemos que sumar fuerzas para trabajar hacia ese horizonte en conjunto. 

ministerio de las culturas

En el sector existe esta sensación de desamparo y sobre todo a raíz de estas últimas declaraciones de la ministra de las Culturas. ¿Qué opinión tiene respecto de esta percepción? 

Es importante que las organizaciones sientan permanentemente que tiene que existir representatividad al interior de la institucionalidad cultural. Y que la institucionalidad cultural sea muy responsable, respecto de qué ámbitos de las demandas y necesidades del sector pueden cubrir en el corto plazo y cuales son un desafío en el mediano y largo plazo, cuáles pueden ser abordadas administrativamente, cuáles requieren modificaciones legales, cuáles dependen de otras instituciones públicas. En ese sentido, hemos tenido una premisa que ha sido fundamental: no negar el diálogo a ninguna organización. Nadie puede decir que se le ha rechazado alguna solicitud de reunión, no se le ha acogido una observación, que no se haya respondido un correo electrónico, una carta. Lo segundo es reforzar las instancias representativas que la propia institucionalidad cultural consagra. A veces, la máquina administrativa nos hace olvidar. Desde el año 93 tenemos un consejo del libro que está al alero de la Subsecretaría de las Cultura y las Artes. Entonces, esas son instancias representativas que tenemos que fortalecer. No monopolizar el diálogo sectorial con ellas, pero si los sectores tampoco ven esa instancia como aliadas, no vamos a estar potenciando a una institucionalidad que fue pionera en incorporar a la sociedad civil y a los sectores en la sanción de sus políticas nacionales, regionales, sectoriales. El diálogo tiene que estar en el ADN de la institucionalidad cultural y tiene que estar revisándose permanentemente. Nosotros tenemos que seguir viendo cómo mejorar esa interlocución, cómo seguir tirando puentes a nivel regional, sectorial y también de subsecretaría ministerial con los gremios respecto de ir estrechando cualquier brecha que haya respecto de lo que se estime, pretenda o necesite del ministerio respecto de las necesidades que nosotros podamos cubrir. Algunas podremos realizarlas y de otras tenemos que ser responsables y  decir que son desafíos a mediano- largo plazo y que no dependen del 100 por ciento de nuestra gestión. 

Pareciera que en sus declaraciones existe también una especie de mea culpa sobre cómo se ha afrontado la crisis…

Uno siempre puede hacerlo mejor y, aunque suene como una frase cliché -política, es efectiva. Obviamente que en momentos de crisis todo se cuestiona, todo tiene que ser revisado. Hay cosas que creo que hemos hecho responsablemente. Pero hay otras cosas que podríamos hacer mejor. Lo que sí es cierto y que es un activo y no por eso algo que nos tenga que dejar conforme, es que nosotros hemos hecho un trabajo de compromiso a nivel institucional. No ha sido una situación de búsqueda a nivel de gestión únicamente de quienes estamos en cargos más políticos de turno. Ha habido un sentido de compromiso a nivel  de la Subsecretaría que me toca encabezar, para buscar un plan de apoyo, para buscar que ningún recurso deje de ejecutarse, para estar a la altura de las necesidades del sector en contextos difíciles de trabajo remoto. Ahí hay un sentido de compromiso enorme. Consejos sectoriales que me toca presidir, reuniones que hemos tenido con los consejeros históricos, con todos los evaluadores de estos programas o convocatorias. Eso nunca es suficiente, pero son instancias inéditas que hemos hecho y quizás, si no hubiéramos tenido esta contingencia, no lo hubiéramos hecho y ahí uno se da cuenta de que tiene que ampliar el anillo de representatividad y no tenemos que llegar a esta instancia para estar planificando o buscando la mejor comunicación con los sectores. 

¿Cómo el ministerio se está preparando para hacer frente a la crisis del próximo año? 

Ahí lo más importante ha sido ir ya diseñando. Vamos a adelantar en dos meses la planificación presupuestaria que se hacía en la Subsecretaría además de fortalecer la unidad de intermediación legal que ha sido fundamental para recibir más de 700 casos individuales, confidencialmente tratados, donde hoy hay una ficha donde cada trabajador o trabajadora se puede inscribirse y donde vamos a tratar de orientar y estrechar la información o los trámites que requieren para acercarse a otros beneficios o trámites de otras reparticiones públicas. Nos dimos cuenta, con toda razón, que esta institución es la primera en responder a cualquier necesidad, consulta o ámbito de gestión. Y si bien no podemos cubrir todas en virtud de nuestro marco normativo presupuestario, tenemos que tener un rol más activo en lo que es ese acompañamiento y gestión. 

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