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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Semipresidencialismo para Chile: expertos analizan la propuesta que renace en el marco del proceso constituyente

La presentación de Convergencia Progresista hace resurgir una idea largamente acariciada por diversos partidos a lo largo de nuestra historia republicana. ¿Puede Chile mutar su marcado régimen presidencial hacia uno semipresidencial con mayores atribuciones a las Cámaras? Ana María García y Enrique Navarro analizan la propuesta y ponen el acento en un tema fundamental: nuestro sistema electoral.

Claudia Carvajal G.

  Miércoles 2 de diciembre 2020 17:42 hrs. 
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101 páginas son las que ocupa Convergencia Progresista, el bloque conformado por el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y el Partido Radical, para explicar su visión de cómo debería estar organizado Chile en la nueva constitución. En cuanto al sistema de gobierno, el conglomerado alude al semipresidencialismo, es decir, aquél en el que coexisten un Jefe de Estado elegido por votación popular y un jefe de Gobierno representado por el Primer Ministro, surgido desde las Cámaras.

El dejar de lado el presidencialismo no es algo nuevo, ya desde el siglo pasado en la década del cuarenta tanto el Partido Radical como el Conservador levantaron sendas propuestas para restablecer un régimen parlamentario como existió en nuestro país luego de la Guerra Civil de 1891 y que perduró hasta 1924.

Ya en este siglo y más recientemente, en el año 2017 los entonces senadores Andrés Allamand, Carlos Montes, Hernán Larraín, Felipe Harboe y Andrés Zaldívar presentaron un proyecto de reforma constitucional con el que pretendían “obligar” al Ejecutivo a dirigir el gobierno con el apoyo y compromiso real de la mayoría del Congreso.

“Para Chile sería positivo reflexionar sobre la posibilidad de avanzar hacia un sistema de gobierno semipresidencial al estilo de los países europeos, regímenes democráticos estables con la más amplia participación de las diversas expresiones políticas”, aseguró en esa época el presidente del Senado, Andrés Zaldívar.

Para Enrique Navarro, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Chile, la idea de Convergencia Progresista responde a una necesidad que desde hace muchos años se viene discutiendo en nuestro país: limitar la enorme cantidad de atribuciones que radican en el Presidente de la República.

“Desde el 2006, cuando los presidentes no han contado con mayoría parlamentaria, se ha hecho muy difícil el gobierno y, en consecuencia, deben buscarse mecanismos para llegar a acuerdos. Curiosamente la actual Constitución tiene una institución que nunca se ha utilizado que es la del ministro coordinador que sería una especie de Primer Ministro y que puede ser nombrado por el Presidente para que se relacione exclusivamente con el Congreso Nacional”, explica el académico y ex ministro del Tribunal Constitucional.

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Profesor Enrique Navarro.

El profesor Navarro ahonda en lo que significaría para Chile mudar su marcado régimen presidencial hacia uno semipresidencial o semiparlamentario.

“En los sistemas semipresidenciales se permite la disolución de la Cámara por parte del Presidente cuando hay un acuerdo importante con el Congreso y el Mandatario tiene el apoyo de la ciudadanía, puede llamar a elecciones para que haya nuevos miembros del Congreso.  Este sistema proviene del parlamentarismo inglés en el que la estabilidad que da contar con grandes conglomerados permite llegar a acuerdos con mayor facilidad. Cuando hay multipartidismo, como es el caso chileno, el consensuar determinadas políticas se hace mucho más difícil y eso es lo que ha ocurrido en Perú en el último lapso. En nuestro país eso se ve muy complicado, hay que pensar solamente que la oposición, por ejemplo, ni siquiera se ha puesto de acuerdo para designar a representantes en las Cámara. Si se traslada esa falta de acuerdo a las materias de políticas de Estado, se complejiza aún más el tema”.

De una opinión similar es la profesora Ana María García, académica de nuestra casa de estudio y presidenta de la Asociación Chilena de Derecho Constitucional, analiza la propuesta desde nuestra idiosincrasia y, particularmente, desde el particular momento sociopolítico que enfrentamos.

“En Chile tenemos una tradición presidencial bastante fuerte y para nosotros es importante la elección directa del presidente de manera nacional. En un sistema semipresidencial también debe gobernar, como parte del Ejecutivo, un primer ministro que cuente con la confianza de las cámaras, concretamente la Cámara Baja, para llevar adelante el programa de gobierno, de lo contrario éstas pueden censurarlo y obligarlo a dimitir. En consecuencia, el diálogo político directo lo tiene el primer ministro y es un eslabón importante entre el Presidente de la República y el Congreso, por eso se piensa que podría facilitar los acuerdos y lograr mayorías que lo apoyen y en caso de que no sea así, el Presidente puede disolver la Cámara y convocar a las elecciones”.

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Prof. Ana María García.

Los expertos constitucionalistas coinciden en que si bien este sistema ha sido exitoso en países como Francia, Portugal o Dinamarca, en la región, el sistema de gobierno más similar es el que tiene Perú que en los últimos años ha demostrado una gran inestabilidad y en el que se han sucedido en cortos lapsos multiplicidad de presidentes: en el último quinquenio, periodo de duración de la Presidencia de la República, se han sucedido tres presidentes y uno de ellos, Manuel Merino, solo duró cinco días. Ello impide el cumplimiento de un objetivo fundamental de todo régimen político: el asegurar la estabilidad del sistema y del Gobierno.

Semipresidencialismo sin cambio en el sistema electoral: una receta que perjudica la gobernabilidad

Uno de los puntos clave que analizaron los académicos de la Facultad de Derecho en la propuesta de mutar nuestro actual régimen de gobierno por uno de características semi presidencialistas es el cambio en el sistema electoral, dadas las características multipartidarias que éste reviste.

No es posible hablar de semipresidencialismo sin mencionar el sistema electoral. En Inglaterra por ejemplo este es uninominal y los 650 distritos eligen cada uno a un representante y gana el que tiene más voto. Eso favorece la formación de coaliciones más fuertes, en un sistema proporcional como el que tenemos nosotros se posibilita que haya representantes de muy baja votación y que llegan al Congreso tras ser arrastrados por los que tienen buena votación”.

De igual forma lo analiza la profesora García, quien además releva la representatividad como base para la gobernabilidad.

En cualquier forma de gobierno el sistema electoral es clave pues debe asegurar la representatividad, es decir, que los grupos que están a la base de la sociedad tengan representación en la Cámara, pero también que estos grupos logren formar mayorías más o menos cohesionadas para alcanzar la gobernabilidad. Como hay que ponerse de acuerdo en elegir un Primer Ministro que siempre debe pertenecer al partido que ha sacado mayor número de representantes, será necesario formar coaliciones que además puedan respaldar al primer Ministro. En Chile tenemos 16 partidos políticos con representación popular y cuesta mucho formar alianzas, y los Gobiernos, sobre todo aquellos en que existe posibilidad de censurar al primer ministro y al Gabinete, necesitan formar coaliciones fuertes porque de lo contrario se suceden una serie de ministerios que van cayendo y eso evidentemente perjudica la gobernabilidad. Ese es uno de los problemas de pasar de un gobierno presidencial a uno semipresidencial”.

Entonces, es precisamente la existencia de un gran número de partidos el que hace más difícil la implementación de este sistema de gobierno. Sin embargo existen países que pese a ello, han logrado funcionar con sistemas parlamentarios o semi parlamentarios como es el caso de Portugal, Francia, Finlandia, Dinamarca o  Irlanda, pero somo señalara Emiliano Grossman, profesor titular de SciencePo de Paris, durante su charla “El semipresidencialismo: una mirada crítica al modelo francés”, organizada por la Facultad de Economía,  el sistema danés tan elogiado mundialmente funciona porque lo llevan a cabo daneses.

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Emiliano Grossmann

Es justamente nuestra idiosincrasia la que hace más difícil la implementación de un sistema que no sea eminentemente presidencial, pues para los chilenos es muy importante que el Primer Mandatario sea electo nacionalmente por votación popular.

Cada país tiene que buscar su propia forma de gobierno, como decía Aristóteles, pues la mejor forma de gobierno es la que se aviene mejor con las características y la estructura e idiosincrasia de cada Estado”, señala la profesora Ana María García.

“En el caso de Chile hay que pensar muy bien la propuesta de un sistema de gobierno semipresidencial porque es un sistema multipartidista, muy polarizado y cuesta mucho llegar a los acuerdos. Es un asunto interesante porque el jefe de Estado sigue siendo elegido por votación popular, pero el asunto se complica cuando debe tener la confianza de la Cámara ahí el conflicto se produce por la fragmentación partidaria”, agrega la académica.

Por ello, ambos constitucionalistas son proclives a la idea de limitar el actual presidencialismo o hiperpresidencialismo que nos gobierna y morigerar las facultades del Presidente, especialmente en materia de legislación y nombramiento de autoridades.

Para el profesor Navarro esto debe estar recogido en una nueva Constitución, particularmente en lo que refiere a materias legislativas en asuntos presupuestarios.

“La Moneda y Teatinos 120 tienen una política de Estado preocupada por los equilibrios económicos, como ocurre en todos los países. Normalmente se piensa que los parlamentarios, al ser representantes de una determinada zona, podrían ser más irresponsables del manejo de los gastos. Esto lo planteaba ya Arturo Alessandri y Juan Antonio Ríos, que eran muy críticos del manejo financiero de los parlamentarios. Me parece muy adecuado el planteamiento de un semipresidencialismo, pero eso  debe ir aparejado con un cambio de mentalidad que no es fácil de asimilar porque en la tradición chilena somos muy dependientes de los presidentes de turno y ello no debiera ser, porque debería haber mayores políticas de Estado particularmente en educación, salud y previsión que no dependan del programa que lleve cada gobierno”.

Valparaiso, 30 Septiembre 2020 El Ministro de Hacienda, Ignacio Briones hace entrega del presupuesto 2021. Foto: René Lescornez

Foto: René Lescornez

La profesora Ana María García explica la importancia de avanzar en las limitaciones a las facultades del Primer Mandatario respecto del nombramiento de autoridades con una incidencia importante en la vida de la ciudadanía.

“Personalmente soy partidaria de un gobierno presidencial atenuado porque actualmente en la Constitución del 80 existe un hiperpresidencialismo, a pesar de que algunos expertos dicen que no es tanto, porque nombra a una cantidad muy grande de autoridades, algunas incluso sin contrapeso. Este gobierno sigue el modelo de Estados Unidos pero mucho más rígido y con una separación de poderes mucho más tajante  que ese modelo, pues en el país norteamericano los ministros de Estado requieren el acuerdo del Senado”.

“Es clave el sistema electoral y hay que estudiar qué modificaciones se le podría introducir al sistema electoral o bien plantearse la idea de tener algunas autoridades electas con sistema proporcional y otras con sistema mayoritario, como se usa en otros lugares. La técnica para determinar el sistema electoral será muy importante y aunque no hay ninguno que sea perfecto, si pensamos en la forma de gobierno que se elija, hay que ver el sistema electoral más adecuado, pero mantener el mismo que tenemos ahora y con un sistema en que el Ejecutivo necesite para funcionar el acuerdo de la cámara, es un riesgo enorme de desgobierno”, concluye la experta en derecho constitucional.

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