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Alejandro Guillier: “Este año la política se hizo a espaldas de la gente y se transformó en una discusión sin contenidos”

En entrevista con nuestro medio, el senador y ex candidato presidencial hizo un negativo balance de lo que fue este 2020 para el mundo político, criticando a los partidos por no haber sabido responder a las demandas de la ciudadanía y haciendo un llamado a los sectores progresistas a aunarse en un proyecto que impulse cambios reales.

Tomás González F.

  Miércoles 30 de diciembre 2020 19:48 hrs. 
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Termina el año 2020 y desde el mundo político son diversas las visiones, balances y lecciones que se han aprendido, en un año marcado por la pandemia del coronavirus y también por un histórico plebiscito que nos tiene adportas de iniciar un inédito proceso para redactar una nueva Constitución. Para todos éste fue un año de triunfos y derrotas, pero para algunos el balance es derechamente negativo.

Es el caso del senador independiente y excandidato presidencial, Alejandro Guillier, quien en conversación con nuestro medio compartió sus apreciaciones sobre un año que sin duda marcó a la gran mayoría de los chilenos. Sobre el rol del Gobierno en el manejo de la pandemia, y la labor de la oposición en ese sentido, Guillier lamentó que el sector opositor no haya logrado configurar un discurso coherente, que pudiese enfrentar el que calificó como “un mal manejo sanitario” del Ejecutivo.

“Cualquier análisis de lo que ha pasado este año pasa por la pandemia, porque puso a prueba al Gobierno, que le fue mal, pero también puso a prueba a la oposición. Por lo tanto, lo que uno hubiese esperado era que como oposición hubiésemos podido articular un discurso alternativo al del Gobierno. Si el Gobierno no ha hecho bien las cosas porque ha sido cupular, centralista, más mediático que preocupado realmente de la gente, y más preocupado de salvar a los grandes grupos económicos creyendo que ellos arrastran positivamente al resto de la economía chilena; nosotros deberíamos haber tenido un discurso alternativo que no tenemos”, reflexionó.

En ese sentido, ¿con qué sensación se queda de este 2020?

“La política de este año se dio muy a espaldas de la crisis que está viviendo la gente, doble crisis, y se transformado en una discusión sin contenidos. Es una discusión de cupos de poder, todas las instancias y todas las elecciones se ven cómo espacios para conquistar cuotas de poder, y no para promover un plan de desarrollo para enfrentar una crisis de corto plazo y enfrentar la crisis general que está viviendo el país producto de problemas que veíamos incluso antes de la protesta social: que el modelo económico chileno tocó techo y empieza a desinflarse.

Tenemos un sabor amargo, pero al mismo tiempo esperanzador de que el proceso constituyente pueda obligar a agruparse en torno a respuestas concretas para lo que está viviendo la gente y lo que necesita pensar el país con una proyección de largo plazo. Pero la verdad hay mucha incertidumbre, no se ven los actores sociales empoderados, los partidos están muy débiles, la ciudadanía está muy consciente de lo que está pasando y está decepcionada de sus liderazgos, de un lado y de otro, porque es evidente que no hemos dado el tono, el ancho y la profundidad que lo que está pasando requiere”.

¿Se pudo responder al llamado que hizo la ciudadanía a la clase política en octubre de 2019?

“Primero yo diría, ¿qué reforma importante que reclamó la ciudadanía se ha concretado? Ninguna. Y cuál ha levantado la oposición, que es más dramático porque uno no saca nada con criticar al gobierno de turno si no tienes un proyecto mejor, y tampoco. Entonces, más bien al revés, uno ve pasos en falso.

Piñera declara la guerra y dice que las personas que protestan son terroristas, que están conectados con fuerzas externas al país que nos quieren destruir, y mandó una batería de proyectos de ley al Congreso Nacional para reprimir la movilización social. ¿Qué hizo la oposición? Se los aprobó todos. En el Senado, todos. Y en la Cámara solo se congeló aquel que sacaba a las Fuerzas Armadas sin que haya Estado de Excepción, lo cual ya sería claramente antidemocrático”.

¿La oposición tampoco respondió a las demandas?

“No, estaba asustada, los partidos políticos están asustados. El principal problema es que los actores políticos tradicionales, los actores que constituyen instancias de representación, donde los partidos son claves en este juego democrático, se han asustado frente a lo que pasa. Entonces los mueve más el temor a que una ciudadanía autónoma empiece a trabajar, a operar y movilizarse, y que los desplace.

Por eso el rechazo a los independientes en el proceso constituyente. Pasó un año y ahora, encima, todavía no están totalmente claras las reglas del juego y en unos días más hay que inscribir los candidatos. Se hizo todo lo posible para demorar y ponerle trancas a la puerta para que no entren más actores. Ese es un profundo error, porque, sobre todo para la izquierda, habría significado una oxigenación, un ponerse al día. Pero no pasó.

Segundo, han aprobado leyes represivas, lo que significa que tienen miedo a la movilización social. Ahora, es evidente que nosotros hemos tenido un problema, que cuando hay movilización social pacífica nadie escucha. Si es violenta, se asustan, pero reprimen, y no se hacen cargo de que las demandas de la ciudadanía son legítimas”.

Para Alejandro Guillier, la pandemia del COVID-19 ha golpeado fuerte la economía chilena, pero también ha evidenciado enormes falencias de un modelo económico que, para él, "tocó techo".. Foto: Archivo.

Para el senador Alejandro Guillier, la pandemia del COVID-19 ha golpeado fuerte la economía chilena, pero también ha evidenciado enormes falencias de un modelo económico que, para él, “tocó techo”. Foto: Archivo.

Respecto del fracaso de la unidad opositora de cara a los procesos eleccionarios que se vienen. ¿Cuál es la lectura que hace usted de que no se haya logrado aunar a la oposición en torno a una postura única?

“Primero, porque no hay una propuesta compartida al país. ¿Por qué quieren más poder? ¿Por qué los partidos se afanan en tener más diputados, más senadores, más alcaldes y más convencionales? Porque me imagino yo que querrán impulsar un proyecto. Bueno, ¿cuál es ese proyecto histórico para la emergencia que está viviendo el país, en el corto plazo, y esa crisis que ya se viene acentuando con el paso de los años de un modelo que se agotó? ¿Cuáles son las propuestas? No hay.

Entonces, se habla de progresismo, ¿de qué? Se habla de las oposiciones, ¿pero en torno a qué se articulan esas oposiciones? En torno a expectativas de control de cuotas de poder, pero no en torno a un proyecto para Chile. Aquí no hay una confrontación de ideas, lo que hay es una confrontación de intereses y, a mi juicio, esa es la grave debilidad que tiene la oposición. Por eso es que no hay unidad, porque no hay unidad de propósito, solo hay afán de conquistar cuotas de poder y no da no más. Son muchos partidos, entonces es mucha la repartición, muchas las expectativas, y no les da no más, y hay que hacer dos, tres o cuatro listas para que todos tengan su espacio y queden contentos”.

Se quiera o no, la carrera presidencial ya se ha iniciado. ¿Cómo ve usted lo que se vendrá el próximo año en esta materia?

“Bueno, son alineamientos internos en los partidos y fuerzas políticas tratando de buscar figuras que representen, o crean representar, cierto sector de la sociedad chilena. Pero tú ves que son discusiones sin contenido. O sea, ¿Cuál es la diferencia entre un candidato, o de los nombres diversos que se proponen dentro de los mismos partidos? ¿Qué representa uno y qué representa el otro? Nadie tiene idea, ni dentro de los partidos. Solamente son alineamientos en torno a formar grupos de poder. Si el candidato es Fulana, Sultana o Mengano, ¿qué va a representar para mi vida frente a la crisis, la pandemia o el desempleo?”

¿Cree que se ha aprendido algo desde la derrota de la centro-izquierda en las elecciones de 2017, cuando Sebastián Piñera le ganó aquella elección presidencial?

“Está igual, siguen creyendo que nombres van a salvar una situación, si el candidato es Fulano o Sultano. En la campaña nuestra teníamos un programa, lo recogimos con la ciudadanía, y yo te puedo asegurar que los dirigentes políticos ni lo leyeron. Porque no les interesa el tema de los contenidos, yo no veía una voluntad real de cambios, veía más bien miedo a mover mucho el pandero.

Cuando uno hablaba con franqueza que en Chile se requiere una reforma tributaria, se corrían y era algo ‘imprudente’. Cuando hablábamos de que había que cambiar el sistema previsional, no había acuerdo, porque cada uno tenía su fórmula distinta y dentro de cada partido hay distintas fórmulas. No se ha hecho un trabajo programático, hace cuánto tiempo que no hay un congreso ideológico programático de los partidos, y menos en conjunto. Nunca se hizo una sesión para leer por qué perdimos, y por paliza, para ver qué falló, además del candidato, en términos de propuestas. Y hoy llegamos a lo mismo y más débiles. Yo te puedo asegurar que los partidos están hoy más débiles que hace cuatro años atrás”.

¿Cómo ve el apoyo de Michelle Bachelet a la candidatura de Paula Narváez? ¿Qué le parece ella como opción presidencial?

“Lo que pasa es que sigue siendo un problema de nombres. Yo la conozco y fue una gran ministra, yo no tengo ninguna objeción con ninguno de los nombres que se plantean. Si algún carrete tienen, alguna experiencia, si no han sido ministros han sido parlamentarios o destacados dirigentes en su sector. El tema es que es una crisis más sistémicas, no una crisis de personas. Por lo tanto, no la va a salvar una persona u otra, lo que aquí necesitamos es convencernos de que tenemos que trabajar una propuesta programática del progresismo para Chile, y ahí ordenarse. Pero si estamos pensando en que un bloque quiere derrotar a otro dentro del propio sector, llamado oposiciones o izquierda o progresismo, estamos mal. Autodestruyéndonos no llegamos a ninguna parte, así no va a ganar nadie y le dejan el espacio abierto a la derecha para que levanten sus propuestas.

El 14 de noviembre de 2019, a poco menos de un mes del estallido social del 18 de octubre, los partidos políticos se reunieron y lograron establecer un acuerdo para dar inicio al proceso consituyente impulsado por la ciudadanía movilizada. Foto: Agencia UNO.

El 14 de noviembre de 2019, a poco menos de un mes del estallido social del 18 de octubre, los partidos políticos se reunieron y lograron establecer un acuerdo que dio inicio al proceso consituyente impulsado por la ciudadanía movilizada. Foto: Agencia UNO.

Entonces, mi problema no es con las personas, yo no tengo nada ni contra Jadue, ni contra la Bea, ni Narváez ni Heraldo; mi problema es que no hay una propuesta común de la oposición, no hay un sentido colectivo de la política”.

¿Pero se inclina por alguna de las candidaturas que se han propuesto hasta ahora?

“Yo voy a apoyar a cualquiera que represente una propuesta programática para enfrentar la pandemia de una manera distinta y más efectiva de cómo lo ha hecho este gobierno, y un plan de rescate de la economía chilena porque ya tocamos fondo, el modelo económico ya no da más, tuvo sus virtudes y sus defectos pero ya no da más.

Necesitamos replantear un reimpulso, nuevos motores a la economía, todas esas cosas que nosotros tratamos de decir hace cuatro años atrás y que están absolutamente vigentes”.

Usted dice que la oposición en general ha apoyado las propuestas del Gobierno en ese sentido, ¿ve que algunos de los candidatos pueda representar mejor una alternativa diferente como la que plantea?

“Hay que esperar que hagan propuestas, porque hasta ahora no han hecho, hay que esperar que pongan sobre la mesa la discusión de las ideas y el plan para el rescate de Chile. Piñera va a dejar al país hecho un desastre. La derecha, y está probado, nunca ha sido buen gobierno para Chile porque gobierna para la elite. Los gobiernos progresistas gobiernan para las clases medias, y las clases medias sí tiran un poco más hacia el mundo popular. Pero no la derecha, ellos solo quieren concentrar la riqueza. Al final de esta crisis vamos a encontrar a un país más pobre, una clase media arruinada, las pymes en el suelo. Y los más ricos, más ricos todavía, y con la riqueza más concentrada, porque en las crisis siempre hay quienes ganan”.

Entonces, ¿apoyaría a cualquiera de estos candidatos mientras presente una opción distinta? ¿Daniel Jadue o Pamela Jiles, por ejemplo?

“Yo voy a apoyar al que represente la unidad de una propuesta progresista para enfrentar la pandemia, porque la pandemia va a seguir y va a tener consecuencias tremendas, y vamos a tener que hacer un tremendo esfuerzo. Quien esté dispuesto a encabezar ese esfuerzo y concite una credibilidad en la ciudadanía, vamos a tener que apoyarlo entre todos. ¿Quién se va a oponer? Pero tiene que haber propuestas, tenemos que salir de la idea de que este es un problema de egos personales, de figuras o de nombres. Esta es una tarea colectiva, esto convoca a todo el país y no a una sola persona; acá no va a haber un héroe o una heroína”.

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