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La revolución de febrero-marzo de 1917 en Rusia

Columna de opinión por Fernando Curiqueo
Jueves 11 de marzo 2021 13:41 hrs.


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Hace 104 años triunfó en Rusia la revolución que derrocó al zar Nicolás II. Se trata de la revolución de febrero de 1917 (según el calendario juliano) o revolución de marzo (de acuerdo con el calendario gregoriano)Esta revolución “sándwich” tuvo lugar sólo algunos años después de la revolución de 1905 y algunos meses antes de la revolución de Octubre de 1917 (nuevamentesegún el calendario juliano) o revolución de noviembre (según el calendario gregoriano).

La concatenación entre estos tres acontecimientos es evidente. Y la quiero abordar a partir de algunos escritos de V.I. Lenin. La razón es simple: sin Lenin, en su calidad de “cerebro” y conductor, no habría sido posible el triunfo de la revolución bolchevique de Octubre. Tal fue su centralidad.

El lenguaje empleado por Lenin en sus escritos es -como podrá apreciarse en este artículo-, directoclaro, sin eufemismos y exento de altisonancia. Lo que puede entenderse (hipótesis mía) por su personalidad porque las condiciones políticas en que actuó lo exigíanTéngase en cuenta las limitaciones de los medios de comunicación de la época y las condiciones en que funcionabandebido a la censura.

Un hito del proceso revolucionario en Rusia es el denominado Domingo Sangriento, del 22 de enero de 1905, en Petrogrado (entonces capital del imperio ruso).  Se trató de una manifestaciónencabezada por Georgui Apolóovich Gapónun sacerdote ortodoxo, la que fue reprimida por las tropas del zar y que dejó un saldo de miles de manifestantes muertos y heridosEncontrándose en Suiza, en vísperas de su retorno a Rusia, Lenin pronuncia un discurso ante un grupo de jóvenes, en conmemoración de aquel acontecimientoComienza expresando: “Hoy se cumple el duodécimo aniversario del “Domingo Sangriento”, considerado con plena razón como el comienzo de la revolución rusa”. Ese día, “los incultos obreros rusos de la Rusia prerrevolucionaria demostraron con hechos que eran hombres sinceros en los que por primera vez despertaba la consciencia política. Y precisamente en ese despertar de la consciencia política en inmensas masas popularesque se lanzan a la lucha revolucionariaestriba la significación histórica del 22 de enero de 1905”.

Los soviets surgen por primera vez durante la revolución de 1905. Lenin señala al respecto: “En el fragor de la lucha se formó una organización de masas originallos célebres Soviets de diputados obreros o asambleas de delegados de todas las fábricasEstos Soviets ddiputados obreros comenzaron a desempeñarcada vez más, en algunas ciudades de Rusia el papel de gobierno provisional revolucionario. Ciertas ciudades de Rusia vivieron en aquellos días un período de pequeñas “repúblicas” localesdonde las autoridades habían sido destituidas y el Soviet desempeño realmente la función de nuevo poder público. Esos períodos fueron, por desgracia, demasiado breves, las “victorias” fueron demasiado débiles, demasiado aisladas”.  

Estando aún en Suiza, y producido el estallido de la revolución de Febrero y el consiguiente  derrocamiento de la monarquía, Lenin escribe sus cinco Cartas desde Lejos, en las que fija su posición sobre la situación política en Rusia y especialmente sobre los soviets.

En su Primera carta, del 7 (20) de marzo de 1917, señala: “¿Cómo pudo ocurrir el “milagro” de que sólo en ocho días… se desmoronara una monarquía que se había mantenido durante siglos?” Ello se debió, señala, a “la conjugación de varias condiciones de importancia histórica universal”; a saber, a las luchas de clase desarrolladas entre 1905 y 1907, a la contrarrevolución de 1907-1914, y a la Primera Guerra Mundial que fue un “vigoroso acelerador”. La revolución de febrero-marzo de 1917, y el derrocamiento de la monarquíafue el resultado del “golpe conjunto infringido al zarismo por dos fuerzas: toda la Rusia burguesa y terrateniente con todos sus acólitos inconscientes y con todos sus dirigentes consistenteslos embajadores y capitalistas franceses e ingleses, por una parte, y por otra, el Soviet de diputados obreros”.

Lenin destaca en su misiva que, luego de la revolución de febrero- marzo, hay en la liza tres fuerzas políticas fundamentales”: 1) la monarquía zarista (la que, en palabras suyas, “ha sido derrocadapero todavía no ha sido rematada”), cabeza de los terratenientes feudales, de la vieja burocracia y de la casta militar; 2) la Rusia burguesa y terrateniente capitalista que arrastra a la pequeña burguesía; 3) el Soviet de diputados obrerosPor lo tanto, “el conflicto destas tres fuerzas determina la situación que ha surgido ahorauna situación de transición entre la primera etapa de la revolución y la segunda”. Y aclara: “El antagonismo entre la primera fuerza y la segunda no es profundo, es momentáneofruto solamente de la coyuntura actual del brusco viraje  de los acontecimientos en la guerra imperialistaTodo el nuevo gobierno es monárquico”. Y agrega que al lado de este gobierno, “ha surgido el esencial, no oficialaún no desarrollado relativamente débil gobierno obreroque expresa los intereses del proletariado y de todo el sector pobre de la población urbana y rural. Este gobierno es el Soviet de diputados obreros de Petrogrado”. Por lo que, en virtud de esta dualidadal final de su carta, Lenin llama a “hacer prodigios de organización del proletariado y de todo el pueblo para preparar el camino de la victoria en la segunda etapa de la revolución”. De este modo, Lenin ha planteado, clara e inequívocamente, la lucha por el poder.

En su Segunda carta, del 9 (22) de marzo de 1917, se refiere a la situación al interior del Soviet de obreros de Petrogrado, caracterizada por la lucha política e ideológica entre las distintas tendencias políticas (mencheviquessocialistas revolucionarios y bolcheviquesfundamentalmente) y, como corolario de ello, la actitud  del organismo frente al Gobierno ProvisionalEl Soviet de Petrogrado (o Petersburgohabía llamado a apoyar al Gobierno Provisional y decidido la constitución, detalla Lenin,  de un “comité especial -formado por miembros del Soviet de diputados y por “militares”- , encargado de vigilar la actividad del Gobierno Provisional”. Lenin deja  establecida su posición frente a ambas cuestiones: “El proletariado no puede y no debe apoyar al gobierno de la guerraal gobierno de la restauración, sino organizar, ampliar y robustecer la milicia proletaria, armar al pueblo bajo la dirección de los obreros. Sin esta medida principalbásicaradicalni hablar se puede de ofrecer una resistencia seria a la restauración de la monarquía y a las tentativas de escamotear o de castrar las libertades prometidas nitampocomarchar firmemente por el camino que lleva a la conquista del pan, de la paz, de la libertad”. 

En su Tercera carta, del 11 (24) de marzo de 1917, Lenin reitera que “ahora nos encontramos en un período de transición de esta primera etapa de la revolución a la segunda”, por lo que “la consigna del momento, en vísperas de la nueva revolución, durante ella o inmediatamente después de ella debe ser organización proletaria ”. Y “la principal tarea, la más importante, y que no puede ser postergada es crear organizaciones de ese tipo [Soviets] en todos los lugares de Rusia sin excepciónpara todos los gremios y todas las capas de la población proletaria y semiproletarias sin excepciones, es decir, para todos los trabajadores todos los explotadospara emplear un término menos exacto desde el punto de vista de la economía, pero más popular”. Pasa luego a delinear cuáles deben ser las funciones de estas organizaciones. Se trata de organizarse para hacerse cargo, para asumir las funciones propias del Estado. El 3 (16) de abril Lenin llega Petrogrado y al día siguiente en sendas intervenciones ante órganos partidarios expone sus puntos de vista sobre el momento político por el que atraviesa  Rusia, las tareas de organización que deberían acometerse al interior del partido bolchevique y  la labor de éste en el seno de los  Soviets. Todo ello para llevar a cabo la segunda etapa de la revolución. Estas opiniones se conocen como sus Tesis de Abril. En el punto o tesis cuatro se lee: “Reconocer que en la mayoría de los Soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría y, por el momento, en una minoría reducida”. Por lo que: “Mientras estemos en minoría, desarrollaremos una labor de crítica y esclarecimiento de los errores, propugnando al mismo tiempo la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los Soviets de diputados obreros”. El partido bolchevique logra poco tiempo después transformarse en mayoría. El punto o tesis dos reitera una vez más: “La peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de consciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner en manos del proletariado y de las capas pobres del campesinado”. El desenlace de esta segunda etapa se produce el 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.