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Participación femenina en ciencia y tecnología, una asignatura pendiente

Columna de opinión por Verónica Rojas
Martes 30 de marzo 2021 16:33 hrs.


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En 1942, en medio de la II Guerra Mundial, la actriz Hedy Lamarr patentó bajo el nombre de “Sistema de comunicación secreto” el invento que daría origen a la wifi que hoy todos utilizamos. En 1945, Joan Elisabeth Lowther trabajó con el equipo matemático de Alain Turing y contribuyó a descifrar el Código Enigma. En 1965, la religiosa Mary Kenneth Keller fue la primera persona en doctorarse en Informática en Estados Unidos. Fue codesarrolladora del lenguaje de programación Basic y una precursora asociación ASCUE, para promover el uso de computadores en el aula escolar.

Según la Unesco, el 30% de los profesionales que hoy trabajan en tecnología son mujeres. ¿Si siendo una minoría,  Laman, Mowther y Keller, por nombrar algunas, pudieron inventar el Wi fi, descifrar códigos que hicieron ganar una guerra o crear el lenguaje de programación, se imaginan qué pasaría si fuéramos más?”

Si existe un ámbito en el que los estereotipos de género han afectado negativamente la participación de la mujer es en la ciencia y tecnología. Según datos de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información, la participación femenina en TI es de un 5%, mientras que, en en Estados Unidos, donde aún la participación femenina es baja, las mujeres representan cerca del 20%.

Aunque la discusión se ha centrado en los espacios universitarios y laborales para el desarrollo de la mujer en esta ciencia, el punto de inflexión se produce en los primeros años de vida. Durante la primera etapa escolar niños y niñas declaran que sus ramos favoritos son educación física y matemáticas, sin embargo, el interés de las niñas por la matemática decrece a medida que avanzan en el trayecto escolar, tanto así que según datos del DEMRE  solo una de cada cinco jóvenes que postulan a la educación superior en nuestro país, eligen carreras ligadas a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Sí bien hoy no se nos excluye tan dramáticamente del mundo de la ciencia y la tecnología, sólo un 30% de los puestos de trabajo de la industria es ocupado por mujeres.  Es en este escenario en el cual yo y miles de profesionales del mundo nos desenvolvemos cada día y hemos sido testigo de los esfuerzos y contratiempos que han marcado la ruta hacia un ideal de igualdad. No se trata solamente de una reivindicación, se trata de un tema urgente frente al momento que estamos viviendo, en el cual el avance de la tecnología requiere de la mirada mixta.

La industria de la ciencia y tecnología debe transformarse sobre bases de equidad de manera urgente.  Ser una minoría en sí mismo no es el problema, el problema ocurre cuando ser minoría significa que una mujer al hacer el mismo trabajo que un hombre recibe menor remuneración, cuestionamientos por su maternidad, desvalorización de su opinión profesional e incluso acoso laboral.

A lo anterior se suman cifras poco alentadoras. De acuerdo con la más reciente edición del Total Remuneration Survey 2020 de la consultora Mercer, la participación de hombres en cargos de primer nivel es del 93% frente un 7% de mujeres. Yo soy Directora de Capital Humano de la empresa de tecnología Axity, un privilegio frente a estas cifras: soy parte de ese 7% y tengo la obligación de aportar para acortar las brechas, porque la mayor incorporación de las mujeres a esta industria no es solo un tema de equidad, también es lograr captar a los mejores talentos, donde cerca de la mitad, debiéramos ser mujeres.

En tiempos de contingencia se hace imprescindible que la visión de futuro y la creación de innovación tenga una mirada mixta. La activista feminista Kelley Temple lo dice así: “Los hombres que quieren ser feministas no necesitan tener espacio en el feminismo. Necesitan tomar el espacio que ya tienen y hacerlo feminista”. En Axity no fue fácil, al comienzo como en muchas organizaciones abrazamos la equidad de género porque no podías estar debajo de este movimiento, porque era políticamente correcto, pero ahora puedo decir con orgullo que lo hacemos por convicción y eso se ha visto reflejado en la organización.

Si queremos más mujeres involucradas en este campo de constante crecimiento, tenemos que reforzar de la educación temprana el interés en estas materias. Empezar por enseñarles desde niñas, que la ciencia y tecnología es algo interesante y divertido. El llamado es a todas y todos a tomar nuestro espacio y convertirlos en espacios de equidad.

 

La autora es Directora de Capital Humano, Axity.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.