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Carolina Marzán: “Es el Ministerio de las Culturas el que no ha sabido velar por un sector que hoy está sufriendo”

La presidenta de la Comisión de Cultura, Artes y Comunicaciones de la Cámara de Diputados se refirió a la crisis que hoy vive el sector de las artes en el marco de la pandemia. Al mismo tiempo, analizó el debate sobre el proyecto de ley de Patrimonio y el trabajo realizado en torno a la agenda de género que deberá implementar la cartera liderada por la ministra Consuelo Valdés.

Abril Becerra

  Jueves 15 de abril 2021 20:41 hrs. 
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La crisis socioeconómica ha alcanzado un nivel sin precedentes en el sector de las artes. Eso bien lo sabe la diputada Carolina Marzán (PPD) quien, desde la presidencia de la Comisión de Cultura, Artes y Comunicaciones, de la Cámara de Diputados, se ha transformado en testigo de las múltiples demandas de la industria en el marco de la crisis sanitaria.  

Según comenta, a más de un año de la pandemia, la situación es lamentable, sobre todo porque las y los trabajadores de la cultura se han quedado solos, batallando con una situación que está lejos de tener una salida. 

“Cuando empezamos con la pandemia y tuvimos la primera reunión con una organización, sentí que las solicitudes de ayuda se iban a eternizar y no me equivoqué”, cuenta la parlamentaria. 

“Pero, este no es un tema de este Gobierno. Desgraciadamente, hay un abandono histórico del Estado hacia un sector que siempre se ha mirado de manera bastante banalizada”, afirma la actriz. 

¿Qué evaluación tiene respecto de cómo se ha abordado la crisis en el sector de las artes? 

Ha sido súper complejo cómo el Gobierno, en general, ha ido abordando este tema, porque todos los conflictos que existen con el sector no son de ahora: se arrastran desde antes de esto, desde antes del estallido social. Finalmente, lo que hace la crisis sanitaria es sacudir la alfombra y poner en el tapete o poner a la luz una situación crítica que se arrastra desde hace muchos años. Producto de la pandemia, hubo una reasignación de fondos que se quiso dar a entender como que el presupuesto aumentaba en circunstancias que bajaba los recursos. Entonces, es importante que, en el corto plazo, se repiense un sistema de financiamiento, porque durante estas tres décadas el modelo se ha basado en la concursabilidad. Hoy eso se hace insostenible. No es una manera óptima de distribuir los recursos. Hay que pensar en eso: cómo se pueden redistribuir los recursos y pensar en una reactivación urgente del sector. 

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¿Cómo desde la Comisión de Cultura han canalizado las demandas que han nacido desde las organizaciones? 

Ha habido una cantidad muy grande de organizaciones que han podido manifestar sus demandas, sus inquietudes. Ha sido bastante importante la instancia de diálogo que se ha creado, especialmente, frente a esta crisis sanitaria. Tratando de ver el vaso medio lleno, nos hemos reunido con muchos artistas y cultores de distintas regiones.

Uno podría pensar que la Comisión está mucho más conectada con las organizaciones sociales y se lo menciono, porque en algún momento se dijo que gran parte de las discusiones que ahí se daban estaban vinculadas con las declaraciones de los días “D”. ¿Esa relación ha cambiado? 

Desconozco cómo era el funcionamiento antes. Sé que en 2018 fuimos fuertemente criticados de manera bastante injusta e innecesaria por parte de un medio de prensa que decía justamente eso en circunstancias que estuvimos trabajando varios proyectos de ley. Ahora, esta es la comisión donde desembarcan los días “D”, porque es así. Ahí hay un tema muy importante: mientras exista una demanda comunitaria, regional, nacional, de consagrar un día “D”, eso debe ser escuchado, porque obedece a una necesidad. No podemos tener el capricho de negarnos. Hace poco consagramos el día de la memoria respecto de la cantidad inmensa que hay  de muertes producto del COVID-19. Es necesario tener en la memoria el recuerdo de quienes no han podido ser despedidos por sus familias como corresponde. Eso produce un impacto social muy grande que hay que respetar y atender. 

Respecto de la entrega de los recursos en el sector, ¿existe algún catastro de cómo las y los trabajadores de la cultura se han visto beneficiados?

Hace un tiempo ingresé un proyecto de resolución, solicitando un catastro nacional de todos los trabajadores de la cultura y las artes, incluido los artistas callejeros, porque en nuestro país no hay un catastro. La idea era que fuera individualizado, es decir, que se supieran quienes eran, cuántos eran, cuál era la naturaleza de su trabajo, cuáles eran las enfermedades asociadas a sus trabajos y el alcance de los bonos, particularmente, del Gobierno. Muchos trabajadores del arte quedan fuera, porque son trabajos que no son permanentes. Eso ha hecho muy engorroso que puedan recibir aportes del Gobierno. Lo cuestionable siempre va a hacer cuál es la amplitud y cual es el alcance de estas ayudas. Los beneficios que entrega el Gobierno han sido escasos por no decir nulos. 

Al principio mencionó la idea de finalizar con la entrega de fondos, ¿existen posibilidades reales de efectuar esa transición?

No digo que se eliminen. La concursabilidad puede existir, pero que no sea el único mecanismo para que las y los artistas puedan acceder a estos fondos. Ese es el problema. El mismo sector ha cuestionado esto. Hoy están muy atrasadas las entregas y todo se hace de forma manual. Todo confabula para que esto se vuelva mucho más complejo. Hay mucha demanda de proyectos, muchas postulaciones, pero pocos trabajadores y trabajadoras. Ellos están con un nivel de estrés importante al interior del Ministerio. 

ministerio de las culturas

¿Cómo enfrenta este tema, pensando que usted viene del mundo de las artes? 

Hay mucha angustia. Mucha desesperación. Mucha impotencia. Rabia. Soledad. Hay un grupo importante detrás de cada muestra de música, museo, arte, que no se percibe. Por eso me duele, porque lo entiendo. No tengo que empatizar. A otras personas les pides, por favor, sean empáticos, entiendan. Duele mucho porque es un sector que siempre se las ha arreglado sola y parece que a eso recurrió al Gobierno: sintió que una vez más los trabajadores de la cultura, las artes y el patrimonio se las tenían que arreglar solos. 

Este problema no es de ahora, lo vimos durante todo el año pasado. Pero bien puede surgir este otro argumento de que la institución es muy joven. ¿Se trata de eso o es falta de voluntad para dar soluciones?

Es totalmente falta de voluntad. Los trabajadores y trabajadoras de la cultura, las artes y el patrimonio están muy preparados a nivel de estudios, de formación y han dado alternativas a nivel sanitario, a nivel de protocolo, a nivel de posibilidades de cómo paliar esta crisis con argumentos y no son escuchados. Y se arman mesas, como la última mesa que se armó el año pasado y que contó con más de 50 organizaciones, pero que, finalmente, se desarmó porque era una mesa donde se escuchaba pero no se resolvía. Eso es muy de este Gobierno. Convocan y dicen que han tenido mesas de trabajo y, al final, como me dijo un colega, son cafés a los que te invitan y eso lo consideran una reunión.

Respecto del proyecto de ley de Patrimonio, ¿debe aprobarse tal como está o no?

El tema no va porque se tenga que aprobar o no. Primero, hay que conocer el fondo del contenido. Lo que propuse fue hacer dos sesiones legislativas extensas que vamos a hacer el jueves 29 y el viernes 30. Se ha hablado mucho de que hay que superar la burocratización excesiva, las dificultades en los temas de declaratoria. Hay unos temas relativos a los municipios en que se les faculta para establecer mecanismos de participación ciudadana, pero hay un tema de presupuesto. Entonces, la primera pregunta que me asalta: ¿qué pasa con los municipios que no tienen recursos para efectuar estos procedimientos? Hay que recordar que en este país hay muchísimos municipios que administran pobreza. 

La idea entonces es dar curso al debate legislativo luego de las exposiciones… 

La idea es sistematizar esto y entregárselo al Ejecutivo y decir qué están dispuestos a cambiar- En base a eso, cada uno de los diputados y diputadas verá la respuesta del Ejecutivo y dirá si hay que legislar o no. Si el Gobierno no está dispuesto a cambiar nada, eso quizás se puede rechazar. Pero va a quedar a criterio de cada integrante de la Comisión.

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¿Cuánto se ha avanzado en la agenda de género que tiene que implementar el Ministerio de las Culturas?

En la segunda semana de marzo expusieron varias organizaciones feministas y nuevamente quedó al descubierto que ser mujer y dedicarse al arte, la cultura y el patrimonio, es profundamente complejo, porque no existen las condiciones de base que lo permitan. Cuando le pregunte a las chicas cuál era la situación de vulneración laboral más frecuente para desarrollar este protocolo, me dijeron que era la violación. Lo encontré macabro. En marzo mandé un oficio al Ministerio manifestando que era urgente contar con una agenda de género pública y que esta agenda debía nacer desde las organizaciones que viven el día a día todos estos conflictos.

¿Existe algún plazo para determinar esta agenda de género?

Las chicas están listas. Tienen el trabajo organizando y armado. Acá el que tiene que subirse al carro, de manera urgente, es el Ministerio que se está quedando atrás. Por mucho que sea una institución nueva, es el Ministerio de las Culturas el que no ha sabido velar por un sector que hoy está sufriendo.

En su opinión, ¿cuál es el principal desafío del sector de las culturas para este año?

La necesidad de que el presupuesto para el sector aumente. Con la pandemia queda develado que si hay disciplinas que han ayudado a levantar y a soportar la salud mental, es justamente el mundo del arte y la cultura. Espero que esta pandemia nos deje una tremenda lección, porque ha develado todo lo que está acumulado debajo de la alfombra. ¿Cuáles son los desafíos? Aumentar el presupuesto para el sector y que se deje de trabajar en la lógica de la concursabilidad.

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