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Guetos en Chile: radiografía ingenieril y análisis político

Columna de opinión por Jorge Egger Roa
Jueves 29 de abril 2021 12:50 hrs.


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Hace unos meses atrás en Diario UChile, el presidente de la Fundación Defendamos la Ciudad, Patricio Herman, publicaba un detallado relato sobre las construcciones ilegales de torres habitacionales en Estación Central, sumándose la misma semana por el mismo medio Sergio Jara Díaz, académico del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Chile, sobre la misma situación en Ñuñoa con los Directores de Obras Municipales (DOM). El Colegio de Arquitectos publicó un comunicado en 2020 manifestando un profundo rechazo a un megaproyecto en Concepción que carecía de todos los cánones arquitectónicos y urbanos que han buscado promover en la ciudad.

No hace mucho también hizo noticia un edificio de la inmobiliaria aThink llamado Edificio Plaza de los Sacramentos, ubicado en Santa Isabel con Serrano en Santiago Centro, debido a la estrechez de uno de los costados de su fachada, donde aclaran en su página web que, a partir de 2130 UF ($62,7 millones, aproximadamente), los departamentos más pequeños tienen una superficie total de 25 m² y los más amplios de 46 m². El diputado Gabriel Boric (CS) en 2019 comentaba en Twitter otro caso: “Esta empresa (Inmobiliaria Armas) se pasó. 60 millones de pesos por un departamento de 18 m² en Parque Almagro. Y así va creciendo la burbuja inmobiliaria al amparo de la voracidad de empresas como esta”. Otro ejemplo reciente es el de La Florida, una comuna que en estos momentos ha dado mucho de qué hablar sobre esta situación. El actual Plan Regulador Comunal disponible en la página oficial de la municipalidad, define todo el centro comunal aledaño a Vicuña Mackenna y a los Malls como Zona de Edificación Aislada Alta, siendo una zona que por años los vecinos han exigido un aumento de las áreas verdes y de espacios comunes. El concejal Nicanor Herrera (PS) comentaba que “La relación con el alcalde Rodolfo Carter (ex UDI) en los Concejos Municipales es insostenible si se trata de espacios que deberían estar protegidos como El Panul” refiriéndose a la batalla de este bosque cordillerano contra la inmobiliaria Gesterra. La concejala Marcela Abedrapo (PC) comentó que “La OMS recomienda 9 m² de áreas verdes por persona. La Florida hace 10 años tenía 3,5 m² y hoy solo tiene 2,5 m²“. Esto da consenso a que es urgente presentar un nuevo Plan Regulador Comunal en La Florida, y que por supuesto, de paso al desarrollo de estudios que puedan limitar la altura de las edificaciones.

Al parecer, existe una opinión concisa en cierto sector desde el punto de vista político en que el mercado claramente no se regula solo, y que a algunas inmobiliarias no les importa si el departamento es inhumano para vivir, si a fin de cuentas, siempre habrán compradores. Sin embargo, ¿qué pasa desde el punto de vista ingenieril? Santiago es una ciudad que tiene una población que está creciendo constantemente, por lo que es natural que este fenómeno vaya de la mano con el incremento de las viviendas. A pesar de esto, la responsabilidad recae en construir no solo acorde a las utilidades de la empresa, sino también a las utilidades sociales del lugar. Una inmobiliaria vela por optimizar todos los recursos posibles para así disminuir costos en el proceso constructivo. Ejemplos como reducir los m² de un departamento implican que la cantidad de departamentos en venta de un edificio aumentan, o como invertir en arquitectura sencilla y no ostentosa (como comparar la arquitectura de un edificio de barrio alto con uno de un gueto) reduce los costos en los materiales empleados en la fachada.

Todos estos son algunos ejemplos que busca el mercado, pero la responsabilidad recae en reforzar los esfuerzos en obtener utilidades sociales sobre todo desde las personas que trabajamos en el rubro de la ingeniería como desde el ámbito político. Estas utilidades deben ir de la mano con la inversión en construcción sustentable con el medio ambiente. Hacer edificios bajos en sectores poblados (menos departamentos, menos gente) reduce la congestión y la sobrepoblación de sectores colapsados donde podría ser una alternativa amigable con el medio ambiente. Hacer un edificio estrecho no es un problema desde el punto de vista estructural si su vista de elevación lateral más angosta tiene muros de hormigón armado más anchos de lo común (si viene el sismo, este lado continuo y sin ventanas se lleva gran parte de la inercia). El problema simplemente recae en como el edificio afecta a la comunidad, ya sea con precios para personas que no tiene más opciones para elegir donde vivir, o si la congestión de gente afecta un ambiente previamente saturado, e incluso el impacto visual que implica tener una gigantesca torre de hormigón armado junto a un barrio de casas pequeñas.

Las y los ingenieros debemos esforzarnos en diseñar estructuras que puedan sacar la mayor utilidad social y ecológica posible, por el simple hecho que tenemos una responsabilidad que ningún otro profesional tiene. Por otra parte, políticos y dirigentes deben redoblar su trabajo en las fiscalizaciones, en los planes reguladores, en el fortalecimiento de las instituciones, porque son la voz de sus vecinos, los cuales depositaron su confianza al momento de elegirlos. La lucha contra los guetos recae en la sustentabilidad desde la ingeniería, y con la voluntad desde la política.

 

El autor es Ingeniero Civil y Presidente de la Juventud Socialista de La Florida

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.