Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

Raúl Sohr y la posición del gobierno chileno ante la represión en Colombia: “Una mano lava a la otra”

Radio y Diario Universidad de Chile dialogó con el analista internacional Raúl Sohr, quien afirmó que, históricamente, los gobiernos han condenado los errores y “horrores” de adversarios políticos, pero no los de sus aliados, pues la afinidad ideológica se impondría por sobre determinados abusos o violaciones que pudiesen cometer las autoridades.

Camilo Villa J.

  Viernes 7 de mayo 2021 18:57 hrs. 
Raul sohr

Compartir en

Las protestas en Colombia no paran y cada día se conocen más registros de la represión que las fuerzas de seguridad y orden han ejercido sobre la población. Al menos 24 personas han sido asesinadas por uniformados y se reportan cientos de desaparecidos. Tanto la ONU como la Unión Europea han condenado el uso excesivo de la fuerza y las organizaciones internacionales de derechos humanos siguen atentas la situación del país cafetero.

Varios han sido los gobiernos que han alertado y condenado la acción del Ejecutivo colombiano, sin embargo, La Moneda poco y nada se ha pronunciado al respecto. Recién este miércoles, el ministro vocero, Jaime Bellolio, se refirió al tema, afirmando que Chile cree “en el valor universal de los derechos humanos y su protección”.

“Frente a cualquier falta o violación debe ser la justicia la que actúe, y esas acciones deben ser perseguidas sin matices, respetando siempre la institucionalidad y el Estado de Derecho que existe, que es lo que diferencia a las democracias de las dictaduras”, sostuvo la autoridad al ser consultado por periodistas.

Ante la neutralidad del Ejecutivo chileno en torno a las violaciones de derechos humanos en el país sudamericano, varias han sido las críticas que se le han hecho, tanto de parlamentarios y organizaciones sociales. Y es que se recuerda constantemente las reiteradas y tajantes condenas que el mandatario ha hecho a gobiernos como el de Venezuela, Cuba o Nicaragua, a diferencia de lo sucedido en Colombia.

Ante la postura del La Moneda, Radio y Diario Universidad de Chile dialogó con el analista internacional Raúl Sohr, quien afirmó que, históricamente, los gobiernos han condenado los errores y “horrores” de adversarios políticos, pero no los de sus aliados, pues la afinidad ideológica se impondría por sobre determinados abusos o violaciones que pudiesen cometer las autoridades. “Las miradas son siempre selectivas, y eso es así tanto en la derecha como en la izquierda”, afirmó el experto.

En ese sentido, Raúl Sohr sostuvo que no hay imparcialidad a la hora de condenar o no pronunciarse respecto de violaciones a los derechos humanos. Ejemplo de aquello, en el caso del ejecutivo chileno, es la vehemencia con que condena al gobierno de Nicolás Maduro, incluso, alentando un golpe de Estado en su contra justificándolo por la violación a los derechos fundamentales, pero guarda silencio si los abusos los comete su aliado político, Iván Duque.

“El hecho de que el Presidente Piñera haya viajado a Cúcuta, en que esto fue abiertamente promovido desde Estados Unidos, nos habla volúmenes sobre la parcialidad que se tiene en este tipo de cosas y, en esta circunstancia, naturalmente, el gobierno chileno no va a denunciar los abusos que se viven en Colombia que, en última instancia, no son diferentes a los que se han vivido acá”.

Y esto último es un punto importante. Pues el gobierno chileno también está altamente cuestionado por las violaciones a los derechos humanos cometidos por agentes estatales. En el apogeo de la revuelta social, muchos organismos y estados condenaron al Presidente Sebastián Piñera, acción que no hizo, entre otros, el mandatario colombiano, Iván Duque.

Una mano lava a la otra. Quiero decir que, si el gobierno colombiano guardó silencio en aquel entonces, no será el momento de que acá en Chile lo critiquen porque, naturalmente, en estas condiciones, el Presidente Iván Duque le diría a Sebastián Piñera ‘¿con qué autoridad me enrostras tú este tipo de situaciones cuando en tu país pasó exactamente lo mismo?”, sostuvo el analista.

Protestas colombia

Analizando la situación colombiana, Sohr no se mostró sorprendido con el estallido social, pues recordó que éste comenzó en noviembre del 2019 y, debido a la pandemia, las aguas se calmaron. Sin embargo, bastaba solo una medida antipopular por parte del Gobierno para que el caudal popular volviera a activarse.

Para el sociólogo y periodista, quien ha visitado Colombia en varias ocasiones, la reacción de la gente era previsible tomando en cuenta el éxito económico del país cafetero a niveles macro, pero la población no se ha favorecido con aquello, al contrario, sostuvo que la pobreza en aquella nación alcanza niveles de miseria, “peor que en Chile”, acotó.

Además, apuntó que gran parte de los colombianos se encuentran en la cesantía (16 por ciento) y, muchos de los considerados ocupados, en realidad, poseen trabajos informales. ¿Por qué, entonces, la estabilidad política que tenía Colombia en las últimas décadas? Sohr hace un alcance importante: antes del Tratado de Paz con las FARC, las autoridades deslegitimaban la protesta social argumentando que era hacerle el juego a la guerrilla, hoy, tras la disolución de esta, esa justificación quedó obsoleta y el pueblo se quitó esa amarra histórica.

Lo cierto es que el estallido está, y las violaciones a los derechos humanos son reales, motivo por el que Sohr se lamenta, pues, sobre todo en un país como Colombia, donde la élite política y económica es la dueña de todo, tal situación no hace más que debilitar la democracia y la voluntad de los pueblos.

“Inevitablemente, cuando hay conflictos, muchas veces se vulneran los derechos humanos, y quienes los están infringiendo recurren a la justificación política, dicen ‘si los otros estuvieran en nuestro lugar estarían mucho peor’, y ponen una letanía de argumentos para justificar los abusos a los DD.HH. pero, objetivamente, cada vez que se vulneran los DD.HH. se debilita la democracia, se debilita la voluntad de los pueblos de participar en los procesos políticos. Es absolutamente tóxico, en el sentido más pleno de la palabra, el que sean vulnerados los DD.HH.” expresó.

Síguenos en