Durante la semana pasada, se hizo publicó el estudio realizado en conjunto por la ACHS y la Universidad Católica, denominado “Termómetro de la salud mental en Chile”. La encuesta fue realizada vía telefónica a una muestra de 1.400 personas a lo largo de todo Chile, pertenecientes al rango de 21 a 68 años, durante los primeros 10 días de abril.
El estudio arrojó que el 32,8% de los encuestados ha tenido algún problema de salud mental durante los último mes y el 46,7 % presentó algún síntoma de depresión. Además, en el análisis por género, las mujeres siguen siendo el grupo más critico, ya que el 55% señaló tener sintomatología depresiva, 17 puntos más que los hombres que llegaron al 38% . Otro de los datos llamativos es que en las personas que viven en la zona sur tendrían una mejor calidad de salud mental, llegando solo al 28,6% de personas que manifestaron presentar algún tipo de cambio descendente en su estado de ánimo.
Para desmenuzar estas cifras, Radio Universidad de Chile, conversó con el presidente del Colegio de Psicólogos y Psicólogas de Chile, Pedro Acuña, quien entrego una análisis profesional e institucional de la situación actual de la salud mental en nuestro país, comentado sus falencias y hacia donde deben ser dirigidos los esfuerzos estatales.
¿Qué le parecieron las cifras entregadas por el estudio?
Viene a demostrar una tendencia, ya que no sólo este estudio lo confirma, sino que también a nivel de la OMS. La salud mental tiene la condición de agrupar la salud emocional y física y estas se alteran por variables sociales, comunitarias, de seguridad y de empleabilidad. Hay una serie de factores que son externos a la persona que igual van a incidir, por ende, estamos viviendo un momento social complicado, donde tenemos una pandemia que lleva más de un año, y antes de eso un estallido social, que es una manifestación de la sociedad producto de estos indicadores que ya estaban alterados antes de la pandemia.
Entonces, si tienes una mala preparación para un evento, indudablemente, durante el evento se van a presentar mayores sintomatologías, como las que menciona el estudio. La estadística confirma lo que estamos viviendo en la actualidad, es así. Ya veníamos con malas cifras en relación al suicidio en jóvenes y adolescentes, una de las peores de Latinoamérica.
¿Por qué cree que las personas que viven en la zona sur del país tienden a tener más bajo índice de depresión que el resto de Chile?
Yo creo que los factores sociodemográficos pueden ser en estos casos un factor de prevención. En la zona sur de Chile, el clima hace que tú estés más tiempo en la casa, es decir, la vida se hace en un entorno más familiar, en la casa de mis amigos o de la familia. Eso, posiblemente no se ha alterado. En cambio, en Santiago, el contacto social se da en en otras circunstancias como ir al mall, ir al restaurant o las fiestas. Generalmente somos muy aislados en la capital.
Por ejemplo, en mi experiencia, antes de la pandemia no conocía a la gente que vivía al lado mío y esto en el sur no pasa ya que la gente sabe quien vive dentro de su comunidad. Eso ya es un factor de protección. Entonces cuando lo único que conozco es, con suerte, el vecino que vive en mi edificio, tengo que salir a socializar y estamos en pandemia y no se puede ¿Dónde está mi vida social?, en mi casa a través de las plataformas. Por lo tanto, los factores de socialización afectan, inciden en la salud mental que está afectada por este distanciamiento social, y ese concepto está errado por la autoridades, por qué fue lo primero que dijeron, había que decir distanciamiento físico o sanitario, pero dijimos social como país, y eso va afectando inconscientemente mi forma de relacionarme, porque cuando estoy en casa y sentimos que no tenemos en la chance de tener contacto social, eso no es así, si se puede a través de la redes. En el sur, en las zonas rurales, este factor no corre como en las grandes urbes.
¿Respecto al grupo de las mujeres, el estudio señaló que tienen 17 puntos por sobre los hombres en los síntomas de depresión?
Esto es la consecuencia de los modelos que tenemos, un sistema patriarcal donde fuimos criados y nos cuesta mucho salir de ahí. Por ejemplo, acá de los niños se encargan las mujeres, el hombre sale a trabajar. Entonces cuando mezclamos esa situación con el evento pandemia, se produce una carga emocional y psicológica que se va acumulando y a medida que el estudio vaya avanzando seguramente va a haber mayor incidencia en este grupo, en la mujer trabajadora o la que cuida niños o adultos mayores, porque el marido está trabajando. El caso de la mujeres que han logrado tener un trabajo y les han dicho “váyanse a trabajar a la casa”, ahí la situación es complicada, porque mientras labura tiene que ayudar a los niños en las clases, algunas tiene un solo computador, a veces no pueden asistir a sus compromisos laborales porque tienen que ayudar a los hijos con la tareas o salir a comprar alimentos. En resumen, han estado bajo la presión de tener que desempeñarse en varias áreas de manera simultánea, y eso agrava la respuesta emocional de las personas. Pero todo eso lo sabíamos antes, que es lo peor.
Y desde la psicología, ¿Cómo se enfrenta esta situación?
Desde la psicología tratamos de hacer lo que se llama intervención en crisis, que es un modelo de atención que tiene varios niveles. El primer nivel lo hacen los pares, es decir, las personas que se sientan mal pueden conversar con sus familiares o amigos. Hay una serie de actores que participan en nosotros, que es una salud mental apoyada por nuestras redes. Cuando eso no funciona, entramos los psicólogos, en el segundo nivel, donde intervenimos con primeros auxilios psicólogos. Aquí podemos ayudar a contener a las personas, pero si tenemos factores que son de alerta, si las personas presentan síntomas como la psicosis, catatónica, riesgo suicida, ahí nosotros tenemos que derivar un tercer nivel que es el de apoyo médico. Nosotros podemos establecer una estabilidad emocional, ayudar a las personas a establecer sus prioridades dentro de sus problemas, una contención emocional, para fortalecer con los recursos que tiene y provocar el apoyo de sus redes de contacto.
Desde la psicología de crisis no podemos pensar que las personas son “pobrecitos”. No, son personas que están reaccionando de manera normal a eventos anormales, es decir, que es gente que tiene recursos propios para salir adelante pero que se ven abrumados por esta situación. Por lo tanto si podemos intervenir y apoyar, y eso es lo que estamos haciendo todas las psicólogas y psicólogos que trabajamos en tema de crisis.
La psicología de emergencia consta de tres etapas; antes de emergencia o crisis, durante y después. Y la etapa del durante, la psicología a través de los estudios la ha establecido aproximadamente en 72 horas desde el evento crítico – un accidente, un asalto, etc.-, y esa era la orientación, no teníamos en ninguna parte escrito que una situación de crisis duraría un año y medio, a no ser que sea en una guerra.
Y a nivel de políticas públicas ¿Cómo se le hace frente a una deteriorada salud mental?
Cuando llegamos al tercer nivel, nosotros atendemos a personas que requieren apoyo médico de mayor tiempo y vemos que esa atención psicológica debe ser prolongada en el tiempo, incluso con la ayuda de medicamentos, necesitamos derivar. Me gustaría que el ministro de Salud me respondiera ¿A dónde derivamos a esos pacientes? Porque si vamos a hablar de salud primaria en este país, te vas a encontrar con los CESFAM y otros centros de salud donde sólo hay un psicólogo para 3 mil personas. Y ese profesional atiende máximo 30 minutos por persona, es decir, con suerte en un año tendrá cuatro sesiones. Esa es la realidad de la salud primaria hoy día.
Tenemos que invertir recursos en la salud primaria, mejorar la cantidad de horas de los psicólogos disponibles. No puede ser que nosotros estemos pensando que si a mí me duele el brazo la única solución sea tomar un paracetamol. No podemos pensar que si uno anda alicaído, la única solución es darle un medicamento que me suba el ánimo, no puede ser. Significa que estoy atacando solo el síntoma y no la causa. Para atacar la causa necesito recibir a la persona por lo menos 10 sesiones, que sean semanales y por lo mínimo 45 minutos. Hablamos de hospital digital ¿Y alguien ha hecho el análisis de las atenciones digitales, donde tengo colegas que están trabajando en condiciones que no son las óptimas? En un momento los atendían por 15 minutos. Por lo tanto, estamos ofreciendo un remedio para la salud mental muy malo.
En 30 años, no hemos mejorado las políticas públicas. En la actualidad gastamos del producto interno bruto el 20% que se destina a la salud y de esa bolsa el 2% va a salud mental, que se invierten a horas de psiquiatría, hospitalización de personas y medicamentos ¿Y la atención psicológica? Tenemos colegas muy preparados que les pagan 600 mil pesos brutos en la atención pública ¿Eso es lógico? A nosotros como Colegio, nos interesa la dignidad en la atención al paciente, pues la sesión debe durar 45 minutos, y la persona aunque no pague requiere recibir un tratamiento digno y sostenible en el tiempo, y eso ahora no lo podemos dar.
Un profesional que está bajo presión y que lo obligan a atender a dos pacientes por hora y a veces tres, no puede realizar su praxis como éticamente corresponde, y eso tampoco es una situación digna. Además, se suma un mal salario.
Respecto al futuro, ¿cómo cree que irá evolucionando la salud mental en el post pandemia?
Esa es la gran preocupación que tenemos, que va a suceder cuando esto pare. Muchos psicólogos lo estamos pensando y ojalá que las autoridades lo estén pensando también. Aparte de estar trabajando para la necesidad que vivimos hoy día, también se necesita una gran mesa de trabajo técnico para empezar a tirar lineamientos con lo que viene. Creo que con los datos que han arrojado diferentes estudios nos da una base para empezar a trabajar en fortalecer la red de salud primaria, contratando mayor personal y asignando más horas. Como Colegio de Psicólogos hemos pedido más participación al ministerio y no hemos obtenido respuesta. Lo intentamos, pero ellos creen que es mejor invitar a los organismos que están en terreno y no a los que representan a los profesionales, pero igual me da la impresión que las personas que asesoran a esas mesas pierden su tiempo porque las decisiones que se toman pasan por otro lado.
¿Qué le recomendaría a una persona que está sufriendo síntomas de depresión?
Si nosotros perdemos contacto con la luz natural ya que estamos encerrados y con los artefactos de luz azul como los celulares y otros equipos, vamos a dormir mal, seguro, porque la luz natural genera serotonina que hace que uno ande con el ánimo más arriba, y en la noche la serotonina se transforma en melatonina la que nos produce dormir mejor. Una persona que tiene contacto con la luz natural, que hace ejercicio y tiene tiempos de ocio, seguramente va a tener un muy buen día y dormirá muy bien, pero los aparatos de luz azul bloquean el mecanismo de producción de melatonina y eso va a significar problemas en el sueño.
Hay que tratar de programar el día con actividades, eso sirve mucho. Por ejemplo, en la noche tratar de cortar los artefactos a lo máximo a las 10, hidratarse bien con dos litros de agua diario, alimentarse lo más sano posible, pues hay mucha gente que ha subido de peso producto de todo esto. A eso me refiero cuando digo que no nos hemos enfocado en los elementos más prácticos en las campañas de información, mucha gente desconoce la importancia del autocuidado.
FOTO portada: Diario Concepción.