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Tantaku celebra los 120 años de la artista y feminista Laura Rodig con difusión de documentos inéditos

La destacada pintora, escultora, ilustradora y educadora chilena, que nació el 7 de junio de 1901 en Los Andes, fue además una de las líderes del Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH).

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  Martes 8 de junio 2021 10:03 hrs. 
Laura Rodig - Archivo Central Andrés Bello - Universidad de Chile (4)

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Activista feminista, escultura, pedagoga y pintora. Todas estos roles fueron desarrollados por Laura Rodig, artista chilena del siglo XX, cuyo legado es rescatado por críticos e investigadores en los últimos años. Por ello, en Tantaku, plataforma de divulgación del arte y la cultura de la U. de Chile, celebraron los 120 años de su natalicio, poniendo a disposición del público fotos y registros de su obra.

La trayectoria artística de Rodig comienza poco después de la muerte de sus padres. Al ingresar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, fue apadrinada por Pedro Felipe Íñiguez, marido de la escultora Rebeca Matte. Allí fue alumna del escultor Virginio Arias Cruz y condiscípula de artistas como Samuel Román y Tótila Albert. Una vez egresada, Rodig pasó sus primeros años como profesional enseñando arte en Magallanes, época en la que también se involucró en política sindical.

Desde ese momento, a la par de su labor artística, Rodig comenzó a participar en política. En este ámbito, se integró al Partido Comunista y fue una de las líderes del Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH).

Durante la década de 1920, realizó varias pasantías artísticas en Europa. Según Luis Montes, académico de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, la escultora pertenece a una generación de jóvenes artistas que realizaron una transición en su trabajo desde de una formación académica tradicional hacia una visión modernista de la escultura.

“Laura Rodig, junto a su generación, empiezan a producir un lenguaje propio de la escultura, lo que yo llamaría la ‘escultura chilena’. Ellos dan un vuelco a la manera en que se concibe la escultura y el monumento y empiezan a cultivar una distancia respecto a sus maestros. En el caso de Laura Rodig, ella forja un vínculo con la América Precolombina y reivindica un lenguaje escultórico que hace suyo el lenguaje de otros tiempos”.

Asimismo, el académico destacó la formación extrauniversitaria que realiza Laura Rodig como profesora de colegio. “Ella fue de las precursoras en entender el museo como escuela y eso hoy en día cobra importancia. Laura Rodig concibió el Museo como un lugar de educación, lo que la hace muy relevante como artista”, indicó Montes.

Laura Rodig. Crédito: Archivo Central Andrés Bello Universidad de Chile.

Laura Rodig. Crédito: Archivo Central Andrés Bello Universidad de Chile.

Entre las artes y el feminismo

La vida personal y profesional de Laura Rodig se entrelazó con la de Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura, pues al fallecer los padres de Rodig, la poetisa se convirtió en su protectora, además de fuente de inspiración para algunas de sus esculturas. Entre 1922 y 1924 Rodig viajó con Mistral a México, invitadas por el gobierno de ese país. Allí, Laura Rodig tuvo la oportunidad de conocer de cerca el movimiento muralista azteca y a sus cultores Diego Rivera, Orozco y Siqueiros.

“Gabriela Mistral conoce a Laura como su secretaria y viajan juntas a diversas escuelas en Punta Arenas, Temuco y Concepción. Fueron pareja, pero no se sabe exactamente desde qué fecha. Sí hay cartas, especialmente una que le escribe Laura Rodig a Doris Dana cuando muere Gabriela Mistral, donde habla de su amor por ella”, afirmó en una entrevista a Palabra Pública, Gloria Cortés, curadora de la muestra “Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo”, organizada por el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) en torno a la obra de Rodig.

Actualmente, hay una investigación en curso sobre si realmente Rodig nació en 1901. “Pero más allá de su fecha de nacimiento, me parece que es una artista que nos trae a la memoria no solo la acción política de las mujeres de su época, sino esta relación de un arte tremendamente comprometido con su contexto con su entorno social”, sostiene Gloria Cortés.

Para Cortés, uno de los más grandes legados de Rodig fue pensar el arte como un agente de cambio que toma múltiples formas. “Un arte que puede representar malestares sociales, pero también un arte que a través de la educación y el ejercicio de la docencia, en especial en infancias vulneradas, puede ser también un agenciamiento de cambio en las futuras generaciones”.

Según Cortés, la figura de Rodig aparece hoy, para el movimiento feminista, como una madre que antecede las luchas y a genealogías de mujeres que han sido obliteradas por la historia. “Es una mujer que se instala desde la disidencia sexual, que rompe y lucha contra los estereotipos, no solo por ser lesbiana sino también por el instalarse desde la posición de artista, por ser una maestra que opta por el trabajo rural, por vivir sola por acceder a otros mundos por un compromiso político y social que queda en sus obras”.

Laura Rodig. Crédito Archivo Central Andrés Bello Universidad de Chile.

Laura Rodig. Crédito: Archivo Central Andrés Bello Universidad de Chile.

Cabe destacar que el ícono feminista de la “Pañoleta Verde” está basado en un cartel que Rodig diseñó en el año 1937 para el Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH). “La obra de Laura Rodig puede visibilizar todas esas inquietudes que pueden conformar una persona tremendamente compleja, generosa y comprometida en todos los ámbitos de su vida y que ha sido injustamente escondidas de los propios retos historiográficos. Me gusta pensar que hoy Laura Rodig emerge como esta madre de la matria feminista que permite abrir nuevos caminos”, afirmó Cortés.

Luego de una ardua trayectoria profesional, Rodig muere el 29 de octubre de 1972 en Santiago, Chile. Hasta su muerte, la artista trabajó en el área de Educación en el Museo Nacional de Bellas Artes, institución que conserva obras y pinturas de la artista.

“Las dos esculturas y dos pinturas de Laura Rodig que tenemos en la Colección MAC participaron de la reciente exhibición que se le dedicó a esta importante artista chilena en el MNBA. Para nosotros fue un honor poder contribuir a esta relectura tan merecida sobre su obra, pues Laura Rodig fue más bien reconocida por su activismo feminista y a su aporte a la pedagogía desde el arte.

En esta línea, el Archivo MAC conserva dos ejemplares de los catálogos que se produjeron por las exposiciones que ella organizó en la Escuela de Bellas Artes, en 1937 y 1938, llamadas “Exposición de niños pintores, que reunía niños y niñas pintores y escultores”, finaliza Pamela Navarro, coordinadora de la Unidad de Conversación y Documentación del MAC.

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