El músico Joe Vasconcellos (62) cuenta que los primeros meses de la pandemia fueron angustiantes para él. Apenas podía tomar la guitarra y sumergirse en una canción. Había incertidumbre y frustración de por medio. No podía entender cómo, repentinamente, las familias eran apartadas, cómo la actividad cultural se suspendía o cómo la tecnología se transformaba en una herramienta clave para mantener los lazos.
“La pandemia fue un balde de agua fría, algo brutal”, cuenta el músico. “Nuestro último show fue en Rengo y ya ese show fue con mascarilla. Era tan raro agarrar el micrófono y le echamos unas cuestiones y nosotros con mascarilla dentro de la camioneta. Ya se veía compleja la cosa”.
“A mí me pilló fuera de Santiago en una situación en donde no contaba con nada. Tenía una guitarra y no contaba con ningún elemento tecnológico. Agarraba la guitarra y me ponía a llorar. No podía tocar. Hasta que empezamos a hacer Zoom entre los músicos. Nos empezamos a ver las caras y eso nos fue estimulando de alguna manera”, comenta.
Esas conversaciones telemáticas se prolongaron por varios meses hasta que el músico y su equipo decidieron aventurarse con su primer concierto virtual: “Que no decaiga”, presentación que se realizará virtualmente y de manera on demand el próximo 19 de junio.
El nombre del concierto, que fue grabado en el restaurante “Antiguo Sueño” del Cajón del Maipo y bajo estrictas medidas sanitarias, responde a una canción inédita que será lanzada durante este inusual encuentro.
“Me reencontré con una canción que había hecho hace tiempo: Que no decaiga. Y me hacía sentido que cerramos el show con esa canción, pero la cerré de la manera más vulnerable posible, sólo con mi guitarra, con un micrófono y que ojalá el viento no interfiriera, pero en una tarde otoñal en el Cajón del Maipo, con hojas cayendo, con la naturaleza expresándose de la forma más linda”, comenta el músico, quien durante la presentación también repasará sus canciones más recordadas.
“Grabamos dos shows: uno de día y uno de noche. Participó La Patogallina y si salía bien, bien, y sino sale bien, qué lindo encontrarse y qué rico tocar. Tremendo ensayo que nos mandamos. Al final, salió bien bonito y elegimos el show que hicimos de día, porque físicamente había más honestidad frente a la cámara”, comparte el compositor.
“Se puede percibir que no es un show cualquiera, de cualquier día. Es un show en pandemia. Se nota que estamos entregados y se nota que nuestros miedos, nuestra incertidumbre, están exorcizadas por lo bien que tocó cada uno (…). Ojalá le guste a la gente y ojalá también sea un estímulo para mis colegas, para las bandas que están apareciendo, para las bandas grandes que de repente se sienten derrotadas y decirles que respetando los protocolos, se puede hacer. Aquí tenemos que mostrar, porque estamos defendiendo nuestra cultura que lleva mucho tiempo callada y pisoteada”, dice.
Hay un mensaje esperanzador detrás del concierto…
Dentro de toda esta locura era importante mandar este mensaje y mandarlo desde lo que somos nosotros. Nosotros somos músicos, nosotros no somos psicólogos, no somos médicos, no somos enfermeros. Somos músicos y nuestro deber es, por lo menos, en mi escuela, hacerle nanai al corazón. Hacerle nanai al alma de mi gente, a la gente que piensa como yo, a la gente que siente como yo, que sabe del manjar en Concepción, que sabe del pescado frito con pan en Coquimbo. Es para toda esa gente. Es para nosotros y si eso alcanza para los demás, qué bueno. En el fondo, es como la canción de Fito: “Cuando los satélites no alcancen, yo vengo a ofrecer mi corazón”. Eso es lo que nos mueve.
Cuando tomas la guitarra y te pones a llorar, ¿ese fue el momento más difícil que te tocó enfrentar en pandemia?
Era una sensación de derrota muy grande. Una sensación de cuánto tiempo cantando esto y como que ya no me dan ganas de cantarlo. Era una sensación tan rara, un nivel de emoción en donde te pasas millones de películas y era súper fuerte saber que no puedes tocar. Agarraba la guitarra y hacía pucheros como cabro chico. Entonces, me iba a caminar. Me iba a hacer otras cosas. Claro, me volví mejor cocinero, pero era como que la música estaba en un lugar escondido. Fue súper fuerte.
Ustedes venían de un concierto muy grande, donde se reunieron muchos artistas de distintas generaciones en el Movistar Arena. Fue un cambio muy rotundo…
Fue poderoso, porque ese show fue en pleno estallido. Un show que veníamos preparando un año antes. Hasta el último minuto no sabíamos si lo íbamos a poder hacer. Éramos 150 personas trabajando para ese show y nos preguntamos, entre todos, ¿seguimos o paramos? Y nos dieron el permiso y la gente llegó y llenamos el Movistar Arena. Fue algo muy emocionante, porque estábamos todos asustados. Estábamos sin saber si nos iban a esperar los pacos a la salida y nos iban a sacar la cresta, si nos iban a tirar bombas lacrimógenas dentro del show. Pero no pasó nada. Estuvo espectacular.
¿Qué significó para ti el estallido social?
América Latina está viviendo un momento muy especial y nosotros jugamos un rol muy importante, nosotros que siempre renegamos de ser latinoamericanos. Lo que ha pasado en Chile ha sido también un ají para estimular a otros países hermanos a tomar actitudes frente a algo que ya no da más, porque no está de acuerdo con la realidad planetaria. Pero, fue muy potente, porque había mucha simbología que desconocía. Porque probablemente estoy más grande. Entonces, dentro de todas esas cosas también descuide ciertos símbolos y la lectura simbólica de lo que estaba pasando que era tremendamente épico. Los fuegos artificiales, ver a mi hija, mi mujer, sus amigas, salir juntas con el pañuelo verde. Eso era tan bonito. En ningún momento sentí miedo, nada, sentí qué juego yo aquí, porque dentro de todo eso había mucha gente aprovechándose. Entonces, frente a eso quise ser bastante cauto para observar. Todo eso lo estoy viviendo todos los días, porque todos los días estoy observando, tratando de buscar información y ojalá información fidedigna que, gracias a Dios, tenemos acceso. Sitios alternativos que nos pueden entregar información fidedigna y estamos frente a una nueva Constitución. Eso es que lo encuentro alucinante.
¿Te sientes esperanzado respecto de ese proceso?
Absolutamente, con todas las incógnitas, pero desde un punto de vista de la esperanza, desde un punto de vista de esta fe en nosotros mismos. Creo que no va a ser un camino de un día para otro, porque los temas a tratar son todos, pero en estos momentos los temas a tratar que creo que adquieren tremenda urgencia es el medio ambiente, el cambio climático y la educación, porque si no tenemos educación cómo vamos a tratar ciertos temas frente a estos personajes elocuentes, que te doran la perdiz y que cuidan sus puros intereses. Creo que necesitamos educación y urgencia inmediata frente al cambio climático. Nosotros somos un suspiro dentro de la historia de este planeta maravilloso y somos bien güiñas. Somos bien malosos hemos hecho mucho daño a nuestro entorno sin darnos cuenta de que nos estamos haciendo ese daño a nosotros mismos.
Coordenadas
El concierto “Que no decaiga” estará disponible de manera virtual y on demand desde las 16:30 horas del sábado 19 de junio hasta las 23:59 horas del domingo 20 de junio. Las entradas pueden ser adquiridas por medio del sistema Eventrid y en joevasconcellos.cl. La entrada tiene un valor de $6.000 en preventa hasta el 18 de junio.